jueves, noviembre 21

Algo vistoso, exótico

Hablemos de como la exotizacón  se materializa  dentro de uno de los ámbitos sociales y culturales más potentes de nuestra sociedad: los medios de comunicación. Para esta reflexión vamos  a centrar-nos en el medio de comunicación por excelencia que hasta  hace pocos años e incluso  en nuestros días, es capaz de  unir a un país entero  a la espera de un evento: la televisión. En este caso  ilustraré mi idea fijándome en una de las dinámicas que sigue un   reality español  que ahora mismo se encuentra en la boca de todos. Hablamos  de la “Isla de las Tentaciones”. 

Aun así, en esta reflexión no es mi intención hacer una crítica exhaustiva al programa, ni tampoco reseñar todos sus aspectos negativos, que los tiene. No, lo que  voy a tratar aquí  se puede trasladar a muchos tipos de contenido diferente, sea considerado tele basura o no. Sin embargo, en este caso se trata de un contenido de no ficción con dinámicas nocivas en muchos aspectos, por lo tanto, independientemente de que te guste o no te guste, te entretenga o no, es importante ser crítico con su contenido y ser capaz de ver todos sus aspectos negativos.

En fin, vamos a la cuestión. “La Isla de las Tentaciones” es un reality que juega con lo  estético, lo parte más superficial de nosotras y nosotros para que de entrada, nos quedemos cautivados por lo que vemos. Los cánones de belleza  se encuentran muy pautados y se requieren ciertos requisitos físicos para pertenecer al “club” de la isla. Estos requisitos se encuentren tanto en las mujeres como en los hombres que participan  y tienen como objetivo  maravillar a un público, en su mayoría, gente joven. En esta línea, podemos observar que tanto en una edición, como en otra, se ha seguido una  dinámica en cuanto a la selección de chicos y chicas que aparecen en el programa. Vemos que la gran mayoría  de personas seleccionadas, tanto hombres como mujeres, ya sean los denominados “tentadores” y “tentadoras” o bien  las parejas protagonistas, son blancos. Pese a esto, observamos un fenómeno que ha ocurrido en  cada una de las dos ediciones. Siempre  se ha procurado incluir una persona racializada (o dos),  tanto en el bando de las mujeres como en el bando de los hombres, en un papel de tentadoras o tentadores. En este punto, vemos que el problema no solo es que la representación de una diversidad presente en la sociedad sea casi nula y caigamos en el ya  conocido tokenismo, sino que el conflicto también se encuentra en cómo nos presentan a estas personas y cómo se presentan ellas mismas ante la audiencia.  

En la primera edición apareció una chica latina, la cual era definida como una diosa de sangre caliente y sensual, debido su procedencia. Ese fue su principal rasgo a destacar. Es una chica  latina y por lo tanto, ofrece un plus,  ofrece  un exotismo al cual es difícil  resistirse y  de hecho, ella misma se definía así. Si nos fijamos en la edición de este año, una vez más vemos que  la mayoría de chicas seleccionadas como “tentadoras” son blancas, pero como no, es necesario añadir excepciones, ya no tanto para mostrar una supuesta “diversidad”, sino para ofrecer este punto diferente, un punto de vistosidad que pueda llegar a llamar la atención de los hombres que deben ser tentados.  Así pues, vemos que una de las chicas dispuestas a seducir, es asiática y  de hecho ella misma se presenta ante los participantes como una promesa para descubrir los exóticos encantos asiáticos. 

Es así como observamos  que hay un problema de representación de las personas racializadas y también de cómo estas se ven a sí mismas  ante las otras personas. Una podría decir que este es  el contexto del programa, que a lo que se viene es a seducir y que todos y todas  se prestan a ser sexualizados porque  “van a lo que van” dado que lo que se busca es crear una atmósfera de seducción. Además, se trata de tele basura, qué se puede esperar. Pero no, el mayor  problema  reside en que este tipo de representaciones no dejan de ser un reflejo de nuestra sociedad, esta idea no se aleja tanto a lo que piensan muchas personas a primera vista cuando ven  una mujer (negra, latina o asiática por la calle. Esta exotización basada en prejuicios y estereotipos se encuentra bien presente y se materializa en la televisión y todo tipo de contenidos. Y por supuesto, también puede y ocurre con los hombres, aunque debemos tener en cuenta la hipersexualización que de por sí sufre la mujer, por el hecho de ser mujer. 

También vemos que a veces son las mismas personas racializadas quienes se autodefinen en función de estos estereotipos, muchas veces con tal de encajar en un lugar donde las personas así las ven, esperando sacar alguna ventaja de este “plus”. Como ya hemos dicho, en el caso de este  programa, parece que el hecho que una chica sea asiática, es lo único que puede hacerla interesante, el hecho de ser diferente y de tener unos supuestos “encantos orientales”. De hecho,  ella misma  se retrata en eso, como si ese fuera su papel  y su valor.

Entonces, vemos que hay un problema palpable  en esta representación y en la  aceptación de roles. No estoy hablando de la aceptación e identificación de tu ser con relación a tu origen como algo negativo,  si no a la aceptación de una misma de los roles y estereotipos entorno a este. Esto perjudica la imagen que se proyecta de nosotras y la imagen que nosotras mismas  tenemos de nosotras.


Mònica Quilez

Estudiante de periodismo y de todo un poco, de origen mozambiqueño. La cultura es la luz o la oscuridad en una sociedad, cultivémosla y  cuestionémosla.

 



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