«Black-fishing» es un término que se usa para clasificar a las personas no negras que usan maquillaje, bronceador, peinados, acento, cirugía y más para parecer negras o mestizas. Este fenómeno se está extendiendo demasiado en la industria de la música y el entretenimiento, pero también en el mundo académico.
Jessica Krug, profesora de la Universidad George Washington, admitió recientemente haber practicado Black-fishing durante años.
Como profesora, enseñaba en el Departamento de África, América Latina e Historia Afroamericana y publicó varios ensayos e incluso un libro titulado «Modernidades fugitivas: Kisama y las políticas de la libertad» que se ha utilizado como herramienta de enseñanza.
Krug ha vivido toda su vida adulta como una mujer negra, apropiándose de la negritud del norte de África, la negritud de los EE. UU. Se hacia pasar por una mujer negra caribeña, cuando en realidad es una mujer judía blanca de Kansas City.
Krug dijo que: “pensé en acabar con estas mentiras muchas veces durante muchos años, pero mi cobardía siempre fue más poderosa que mi ética. Sé que hice mal «. Esa es la parte más odiosa. Incluso la propia conciencia de Kurg no fue suficiente para evitar que dejara de apropiarse de la identidad negra.
Krug menciona en su publicación que los problemas de salud mental y un trauma de su pasado podrían ser la razón por la que de hizo pasar por negra, pero dice que ningún problema de salud mental es una excusa para lo que hizo.
La naturaleza de esta historia es muy inquietante: una mujer completamente blanca se hace pasar por afrolatina, actuando como si entendiera lo que es estar oprimida y no solo elige serlo, sino que ocupa un espacio en su campo académico (la historia negra), que debería haber sido para una persona cuyas experiencias fueran auténticas.
También es importante tener en cuenta que la identidad secreta de Krug no era exactamente un secreto para todos.
Algunos estudiantes notaron que Krug en realidad no era negra, pero al parecer no dijeron nada porque les preocupaba que nadie les creyera. Finalmente informaron a algunos profesores de otras universidades y se corrió la voz en la comunidad docente.
Yomaira C. Figueroa-Vásquez, profesora asociada de estudios de la afrodiáspora en la Universidad Estatal de Michigan, investigó, y finalmente encontró la verdad sobre la identidad de Krug en los obituarios de sus padres. Cuando se vio acorralada Krug publicó en Medium una confesión a modo de disculpa.
Krug no es la primera docente de la Universidad George Washington en mentir sobre su origen étnico. A principios de este año, el profesor y novelista HG Carrillo también mintió sobre ser latino. Tener profesores blancos que se hacen pasar por minorías raciales solo limita aún más el espacio de los racializados en las universidades y en la academia.
Y ahí está la clave de la cuestión. Cuando, con mala idea, se compara el Black-fishing con la transexualidad, haciendo pensar que estos casos son similares a los problemas de identidad de género, se oculta lo que hay detrás de todas estas falsificaciones de identidad. Normalmente estas personas buscan un interés, muchas veces de posición profesional o como en este caso académico. Ocupan puestos de privilegio dentro de la comunidad negra. Nadie se hace pasar por un barrendero de Compton o una niña de los suburbios de El Cabo.
Nada excusa estos comportamientos, que nada tiene que ver con una presunta transracialidad. La experiencia de vida de personas como Jessica Krug, Rachel Dolezal y otras, demuestra que buscaban un beneficio propio. Se trata de vulgares estafadores.
Elvira Swartch Lorenzo
Colaboradora habitual en Afroféminas. He trabajado de todo. Hija de migrantes afrocolombianos.
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