En las últimas semanas el movimiento Black Lives Matter se ha convertido en un tema de discusión en todo el mundo, desde las instancias estatales y gubernamentales que apenas comienzan a incorporar temas de racismo y discriminación racial en sus agendas de trabajo, como también en lo cotidiano, estas discusiones se empiezan a ser más visibles en nuestros hogares. En Costa Rica, como en la mayoría de países latinoamericanos que sufrieron las consecuencias de colonización y explotación, es una norma que se hable muy poco acerca del racimos y en las ocasiones que se abordar estos temas no falta las expresiones que intentan negar la negritud y la herencia indígena presentes en nuestra historia, consecuencia de racismo estructural.
Esta reflexión la realizo, porque es una conversación reciente con mi familia se cuestionó mi identidad afrodescendiente. La razón es porque mis padres son de Guanacaste, una provincia que queda al noroeste de Costa Rica, es conocida por ser la cuna del folclor, una tierra llena de cultura y tradiciones. Sin embargo, es una provincia que oficialmente niega sus raíces negras, aunque existen registros (1) (escasos) que evidencia la permanencia de negros esclavos durante la colonización y posteriores migraciones diaspóricas que han marcado la provincia en la construcción de la identidad Guanacasteca.
Basta con estar en una tarde en el parque Bernabela Ramos de Santa Cruz, para reconocer que la herencia negra estuvo, está y seguirá estando en Guanacaste. Sin embargo, aún mi madre es muy orgullosa de ser Guanacaste dice no ser negra, apenas que sus pies se mueven apenas escucha el sonar de la marimba un 25 de julio (Día de la Anexión de Guanacaste y casualmente día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora) o en las fiestas del Santo Negro de Esquipulas, el máximo patrón de dicho cantón.
Costa Rica tiene una historia particular en relación a los demás países centroamericanos, la construcción de su identidad se basa en la diferencia étnico-racial de países como Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Panamá. Es una identidad construida desde sectores élites de poder que se consideraron blancas y sin mezcla de sangre construyendo una la nación al margen de los pueblos indígenas y afrodescendiente.
A pesar de que continuamente pretende invisibilizar, minimizar y negar los patrimonios de los pueblos indígenas y negros, contradictoriamente formar parte de la identidad nacional. Debido a que el país hace uso de los patrimonios identitarios a la conveniencia de las élites dominantes para asentar esta imagen de la identidad nacionalista, la cual se encuentra basada por un eslogan de “pura vida” muy blanqueada y eurocéntrica.
Por tanto, en una zona como Guanacaste, se refuerza una identidad blanqueada en vez de reconocer la herencia negra, persistente en los rasgos de su población, la música, el arte prehispánico de las comunidades chorotegas (2), comidas y entre otros.
¿Qué podemos entender cómo afrodescendencia? El concepto de afrodescendencia empieza a ser popularizada a partir de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia en Durban en el 2001. Reconocerse como afrodescendencia parte de un proceso personal y colectivo, en que la persona se autoidentifica no solo con una categoría étnico-racial para datos censales, es también una postura política donde se reconoce la historia de opresión y resistencia que sus ancentros y ancentras tuvieron que realizan para estar presentes en la actualidad.
Cabe señalar, que persiste un señalamiento mayoritariamente de personas blancas y blancas-mestizas en cuestionar quiénes son personas afrodescendientes y quiénes no, lo cual se realiza a partir de una construcción de estereotipos construidos hacia las personas negras. Por tanto, las personas que no encajan con estas preconcepciones racistas del “ser negro” comúnmente se les dice “no eres tan negrx”, “pero tú no eres negrx”, todo desde una mirada privilegiada en categorizar en la pigmentocracia que vivimos quienes son merecedores de derechos. Es porque existe una estructura racial predominante que persistente en minimizar e invibilizar nuestra raíces negras, porque históricamente nos han inculcado que es algo malo.
Soy una mujer negra, pero feministas blancas-mestizas me han dicho que no tengo que ofenderme por el racismo, ya que, “no soy negra” al ser mi familia de Guanacaste. A pesar de que constantemente, sufro racismo por mi piel, mi cabello; aunque constantemente matan y asesinan personas que compartimos rasgos fenotípicos.
Dicen que no tengo que ofender, a pesar que me han llamado negra de manera despectiva, los hombres me hipersexualizan porque quieren saber que se siente estar con una negra. Nos quieren quitar hasta como llamarnos. Que una Guanacaste reconozca sus raíces negras, es recocer su ancestralidad en la diversidad cultural que es la bajura Guanacasteca. Existe un malestar al ennegrecer, porque socialmente lo negro es reconocido como algo malo.
Mando un abrazo a todas las mujeres negras que tienen que luchar con sus familiares por reconocer su afrodescendencia. Nuestros padres aprendieron que lo negro es malo, y los conflictos familiares nos tocan en lo profundo de nuestra raíces y estabilidad emocional, sin embargo, espero que sigamos trenzando fortalezas para ennegrecer cada parte nuestras vidas, y recordarles que no están solas, hay una comunidad, hay miles de mujeres negras que estamos para mejorar esto.
Que nunca nadie te haga dudar de tu afrodescendencia.
1-.“Según el Obispo Thiel, ya por 1611 había en Cartago, entre negros, mulatos y mestizos, 70 personas, en Esparza de la misma condición 30 y en Nicoya 200” (p. 25). Bernardo, Thiel (1902) en Meléndez, Carlos y Duncan, Quince. (1977). El negro en Costa Rica. 4° Edición. Editorial Costa Rica: San José, Costa Rica. “… la tercera era la de las haciendas ganaderas de la parte oriental del Golfo, las que se continuaba en el Corregimiento o Alcaldía Mayor de Nicoya. En estas tres estructuras, el negro desempeñó su papel económico como trabajador rural sobre todo” (p. 34). En Meléndez, Carlos y Duncan, Quince. (1977). El negro en Costa Rica. 4° Edición. Editorial Costa Rica: San José, Costa Rica.
2-. Alfaro, Esteban. (s.f). “Y se lo llevó Candanga!”: Toponimias africanas en Guanacaste. Recuperado de https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=guanacaste+afro# Esquivel, Noelia. (2018, 27 de agosto). La parrandera y la marimba son algunas de las evidencias de nuestro origen africano. La voz de Guanacaste. Recuperado de https://vozdeguanacaste.com/la-parrandera-y-la-marimba-son-algunas-de-las-evidencias-de-nuestro-origen-africano/
Franciny María Molina López
Licenciada en Trabajo Social. Integrante de la colectiva Afrofeminista Akoben (Costa Rica) y Foro Nacional de Mujeres Afrodescendientes (Costa Rica)
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