Sobre la llamada «profesión más antigua del Mundo’’ hay un debate muy interesante en la actualidad. Hay varias posturas al respecto: regulacionistas (aquellas que defienden la prostitución como un trabajo más y que, por lo tanto, debe estar regulado en nuestro ordenamiento jurídico), abolicionistas (aquellas que, apoyándose en la defensa de los derechos de la mujer, quieren abolir la prostitución) y, después, la postura hipócrita prohibicionista (aquella que considera que, sea como sea, la prostitución debe desaparecer de nuestra vista, en el sentido más estricto de la palabra).
Este debate entre diversos sectores de la sociedad es sumamente actual. En ella, las mujeres negras y el movimiento feminista antirracista, tiene un papel muy importante. Según un estudio del Instituto Andaluz de la Mujer del 2011, el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución son extranjeras. Y, aunque en este artículo no se pretende entrar a cuestionar sobre cual es la postura correcta, sí que se quiere hacer hincapié en el hecho que la mujer negra forma parte de la racialidad característica del mercado de la prostitución.
En cuanto a la tendencia abolicionista, la mujer racializada tiene dos componentes importantes: el precio del mercado y la situación socioeconómica de la mujer migrada. Amelia Tiganus, una conocida experta abolicionista, afirma que los precios del servicio de una prostituta los pone el mercado, por lo que no es inusual ver que el precio de un servicio de una mujer racializada sea inferior al de una mujer caucásica.
Es evidente, que, en esta cuestión de cifras, se tiene que tener en cuenta que cada prostituta que forma parte de este sistema y, más allá de las tendencias de pensamiento, son personas. Por lo que, en este artículo, no se quiere frivolizar con las cifras. En el momento que el mercado de la prostitución, cuya oferta está constituida por muchas mujeres negras y migrantes, está devaluando una persona por su condición racial, este mercado es racista.
Supongamos, por tanto, que se regulariza la prostitución. Las características de la oferta y la demanda de las trabajadoras sexuales serán idénticas, puesto que en la economía capitalista no se tiene concebida la intervención del Estado. A pesar que las mujeres tengan reconocidos unos derechos, un sueldo, una legislación sobre prevención de riesgos laborales, coticen, etc., el mercado de la prostitución seguirá teniendo las mismas características que las abolicionistas objetan: las mujeres negras valen menos.
Siguiendo esta línea de pensamiento, la condición de migrada pone en cuestión la libertad que tiene una mujer al ejercer la prostitución. Las regulacionistas defienden la libertad de ejercer su profesión porque así lo han decidido libremente puesto que diferencian muy bien la trata de personas y el trabajo sexual en sí. Por un lado, hay que recordar que, según el Protocolo de Palermo, la trata de seres humanos puede darse incluso si estos han dado su consentimiento. Al final, la trata es un mercado en el que muchas personas, en especial, trabajadoras sexuales, se sumergen con tal de conseguir unas condiciones mejores. Pero incluso en el supuesto que la mujer migrada no ejerza la prostitución mediante la trata, las abolicionistas objetan que una persona bajo el poder de coacción que supone una situación límite, no es libre de escoger su profesión. Bien se sabe que las personas migradas, en muchos casos, al llegar a España, están en una precariedad socioeconómica extrema y esta, para muchas mujeres racializadas, es el impulso y la obligación de ejercer la prostitución. ¿Es realmente libre una mujer migrada cuando el trabajo sexual es un acto de supervivencia?
Las que defienden una regularización de las prostitutas, ¿qué comentan de la mujer migrada? El fanzine Trabajo sexual y artivismo, un trabajo excelente realizado por Aliadas Transfeministas con la colaboración de diversos colectivos, ilustra muy bien sus reivindicaciones. Sostienen que muchas mujeres migrantes se ven forzadas a ejercer la prostitución para subsistir, pero la regularización de la prostitución supondría para ellas la posibilidad de salir de lo que ellas llaman ‘’círculo de clandestinidad’’. ¿Por qué? Si la prostitución gozase de regularización en el ordenamiento jurídico español, estas mujeres podrían acceder a una regularización de su situación como inmigrantes (tendrían un contrato, etc.) y cuando deseasen, acceder a otros trabajos. Si estas mujeres, empujadas por las circunstancias, tuviesen un trabajo reconocido legalmente, no se verían sometidas al círculo vicioso del sistema prostitucional que las explota porque podrían tener amparo legal ante los abusos (tanto sexuales como laborales) y podrían, a través de su situación regular, realizar otros planes de vida.
Otra reivindicación de la tendencia regulacionista y que afecta a la mujer migrante es la modificación de la actual Ley de Extranjería. Una ley que el mencionado fanzine califica como ‘’restrictiva’’ y que provoca que la trabajadora sexual tenga que estar sometida a redes de tráfico de personas, trata y demás negocios que van en contra de los Derechos Humanos, mientras a lo largo de mucho tiempo se pueda regularizar su situación en el país. Estos sistemas sumergidos, al final, tienen ‘’éxito’’ en su negocio porque se aprovechan de la dificultad legal que supone regularizar la documentación pertinente a la gente migrada. Si hubiera una ley menos restrictiva o una España que vendiese menos armas a países en guerras que obliga a la gente en masa a desplazarse forzosamente; muchas trabajadoras sexuales migradas no tendrían que huir de su país y vivir bajo una red explotadora.
¿Por qué se expone los argumentos de las posturas sobre la prostitución? Porque es una evidencia que la mujer negra y migrada tiene un papel muy importante en esta profesión. La precariedad de nuestras compañeras que ejercen la prostitución es una obviedad. A lo largo de este artículo, a pesar del inciso sobre el trabajo sexual en cuanto a la mujer negra, no se ha querido dar nombres de países concretos que forman parte, también, del sistema prostitucional. Pero es sabido por todas que la situación de países subdesarrollados viene dada, en gran parte, de la herencia colonialista. Hay que recordar, por tanto, el papel que juegan los países excolonizadores en cuanto la situación que dejaron en estas naciones, a las imposiciones morales que estos países todavía arrastran de aquella época y la hipocresía los países desarrollados en referencia a los intereses que tienen en los conflictos de África y Latinoamérica.
La reflexión final de este artículo no es que os posicionéis a favor o en contra de la regularización de la prostitución en España, sino que penséis y meditéis sobre esta cuestión. Muchas compañeras ejercen esta profesión y nunca se les debe marginar dentro del movimiento feminista antirracista. El feminismo negro debe apoyar a las trabajadoras sexuales, más allá de las tendencias de pensamiento, y recordar siempre que cuando se debate sobre la prostitución, tendemos a frivolizar. Las prostitutas racializadas, nuestras compañeras negras, son personas.
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA
- Alianza Transfeminista (2019) Trabajo sexual y artivismo (1ª ed.) Barcelona
- España gana 20 euros por segundo por la venta de armas para la guerra en Yemen (25/03/2019) [Noticia] Consultado el 26 de octubre de 2019 desde https://www.publico.es/sociedad/venta-armas-espana-gana-20-euros-segundo-venta-armas-guerra-yemen.html
- Prostitutas, inmigrantes y forzadas (18/08/2019) [Noticia] Consultado el 26 de octubre de 2019 desde https://elpais.com/sociedad/2011/08/18/actualidad/1313618406_850215.html
Victoria Muñoz Moya
Afrocatalana. Estudiante de Derecho y Ciencias Políticas y Gestión Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona
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