Entender, desde un contexto de derechos, el proceso de lucha de las mujeres a lo largo de la historia implica hacer un examen de interiorización. Las incógnitas radican en comprender algunas de las situaciones en lo cotidiano. Múltiples preguntas se pueden hacer partiendo desde el sentido común: ¿están las mujeres afro en las mismas condiciones que las mujeres blancas?
La brecha es muy amplia. Entender implica realizar acercamientos, aunque no exclusivamente desde el sentimentalismo por el simple hecho de pertenecer a un grupo étnico. No se trata de generar tensión entre las hermanas blancas, que al igual que todas nosotras tienen sus propias luchas válidas, pero sí es preciso el cuestionamiento de un marco de procesos y privilegios blancos al que en pleno siglo XXI muchas mujeres negras no tienen acceso.
Para entrar en detalle invito a hacer una reflexión simple y práctica: ¿cuántas mujeres y hombres negros van a las universidades? Me centraré en las mujeres negras. En los años de mi carrera tuve el privilegio de poder acceder a la educación de tercer nivel (entienden la connotación de la palabra “privilegio” cuando esto simplemente debería suceder de forma natural, ¡pero no!). Después de varios momentos de introspección entendí que los Estados tienen deudas enormes con nosotras, las mujeres racializadas, en ámbitos como la educación, el mercado laboral, los espacios culturales e incluso de cómo estamos siendo retratadas desde la misma academia.
Sin embargo, el sistema es esquivo cuando se desea acceder a este “privilegio”, se restringen las posibilidades porque son las mujeres negras quienes, dentro de sus espacios, contribuyen a las economías de sus hogares. El bloqueo se genera desde el mismo sistema escolar donde les ideologizan: no debes pensar siquiera en la posibilidad de pisar la academia; peor aún formular textos que critiquen este aislamiento forzado al cual nos han sometido durante años.
Entender que en el contexto de las luchas como mujeres no solo existen aquellas por el derecho al aborto o la violencia de género (que son válidas), sino que hay otras causas por las que las mujeres negras luchan, ya que la denominada ”igualdad e inclusión” no solo debe exisitir en el papel. Son necesarios programas donde se exija la asistencia de más mujeres, liberándose con ellos de un sistema que pretende mantenerlas en la historia errada de la presencia negra en cada una de nuestras naciones.
Tengo la firme convicción de que nosotras mujeres negras, empoderadas con una historia que es motivo de orgullo, debemos reinventarnos y someter a los Estados a que las realidades empiecen a transformase en procesos de resignificación y reexistencia.
Alexandra León Bernardo
Afroecuatoriana, Comunicadora Social con mención en Desarrollo, bailarina, escritora y activista por los derechos del pueblo negro.
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