¿Qué es ser invisible? No existir tal como eres para una mayoría social, o incluso ser reconocida, por otros, en espacios que ni siquiera puedes atribuirte, básicamente porque no los conoces.
Según la clasificación, una mujer negra e inmigrante que viva en España es: vulnerable, con poca formación, juntada si es el caso, con un señor por interés y poco más que aportar.
Y es que la invisibilidad en España ya no sólo se trata de que no aparezcas sino en el caso de las mujeres negras, va más en dirección en el cómo aparecen. Cuáles son aquellos roles que se les presupone y que permiten pasar directamente al cómo son pensadas.
Probablemente es por ello que no logramos imaginarnos a una mujer negra vegana o científica. Para mucha gente el primer espacio sólo corresponde a los blancos de clase media (os sorprenderíais la cantidad de cubanos veganos que conozco que nada tienen que ver con esta clasificación) y el segundo rol pertenecería casi exclusivamente al hombre blanco.
Y es lo que pasa cuando participas de una sociedad desarrollada sobre la base de la exclusión. Un grupo constituye la normalidad y los otros la excepción.
Eso si, traducir esto en una lucha entre blancos y negros es volver a caer en lo mismo porque la otredad es bastante más compleja y diversa que estos dos grupos. Me encantaría saber que piensa una mujer china o árabe por ejemplo.
En el caso de los negros españoles también forman parte de ese grupo no reconocido, no existen para la mayoría de los que se sienten auténticamente españoles, catalanes, etc.. pero ojo muchos de esos negros, buscando cómo encajar y evitar las típicas preguntas, también se invisibilizan y adquieren de inmediato la identidad del país de sus padres o abuelos aún cuando muchas veces a ellos no se les perciba como parte en su grupo de «origen «. Es evidente que si eres negro y naces en Galicia, hablarás como gallego, probablemente compartirás costumbres culturales, te identificarás con muchas de ellas muy a pesar de ese estado de deslocalización que permite que no se te vea como gallego y si como foráneo o inmigrante con todo lo que eso implica.
De aquí que un inmigrante encajaría en la norma que dicta un sistema ajeno a él. Una clasificación realizada generalmente a la baja.
Lo siguiente es cómo encajar para ese grupo de invisibles.
La raza es un factor importante para entrar o no en clasificaciones, en mi caso han llegado a negarme mi cubanidad por mi negritud. Me han dicho literalmente que no soy cubana «pura» por ser negra.
La frase es tan disparatada, pero se dice tan libremente gracias a la legitimidad que otorga pensar de esta manera desde Occidente. Esa misma legitimidad que intenta ridiculizar e incluso reprimir al valiente que se quiera autodenominar afroespañol.
Superado el escalón de la raza, lo siguiente es el acento. Muchos afroespañoles han logrado obtener el «passing» por teléfono, cuando no han sido visibles; el inmigrante en su caso borra o mejor disimula su acento para obtener la ansiada aprobación. Lo triste en este caso es que estos últimos ya no bastando con la esperada discriminación en una sociedad de mayoría blanca, también terminan siendo rechazados por algunos negros nativos por un lado y también por otros que tienen un origen directo en África. Para unos venimos del Tercer Mundo, reproduciendo así los errores del sistema hegemónico que tampoco les acepta y en el otro caso, consideran que si no viernes de África, tu negritud no es auténtica y si encima tus orígenes están formados por negros , blancos y asiáticos, como es mi caso por ejemplo y el de muchísimos cubanos negros y negras , la empatía aún disminuye más.
Otra cosa, y esto es algo muy propio de España, y es que se suele adaptar el nombre y apellidos según la lengua que se hable. Esto lo había visto a través de artistas de origen inmigrantes en EEUU y para mi sorpresa en España también ocurre esto con las distintas lenguas que hay en España. La intención suele ser la misma: pasar desapercibidos y evitar el rechazo.
Y de esto trata el juego de la invisibilidad: en lo privado sería dejar de ser y en lo público, encajar.
Autora: Antoinette Torres Soler
Directora de Afroféminas
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Pues si. Por mucho que me duela reconocerlo yo también he caído en esos estereotipos. Un día estaba de fiesta con mis amigas y conocimos un chico guapísimo. Cuando le pregunté como se llamaba y me respondió «Brais» (nombre típico gallego) me quedé en plan «¿cómo?». Una vez asimilado, lo siguiente que pensé fue «ah, debe de ser adoptado». Es increíble la cantidad de ideas preconcebidas que tenemos en nuestra cabeza y de las que no somos conscientes. Gracias por hacer reflexionar sobre ello.