Llamo así a los guineanos. Parece ser que necesitamos que venga siempre gente de fuera para enseñarnos y protegernos.
No somos humildes ni capaces de reconocer nuestros errores, pedir perdón, y arreglar las cosas entre nosotros. Siempre confiamos más en los que vienen de fuera que en nuestros propios hermanos. De hecho, un extranjero tiene más derechos y cobra mucho más en Guinea que los propios guineanos. No digo que se rechace a los extranjeros, creo que me entendéis. Si uno no es nadie ni tiene derechos en su propio país, ¿dónde los va a tener? Los europeos vinieron en siglos pasados para «civilizarnos»; ahora vienen porque les llamamos. Entonces no nos quejemos del neocolonialismo.
Escrito por: Padre Faus (Faustino-Esono Nguema Ankara)
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Normalmente los expatriados cobran más que los locales porque se les infiere un trastorno derivado de la mudanza, de dejar lejos a la familia, etc… ergo, un mayor sueldo puede entenderse como algo razonable siempre y cuando la diferencia sea eso, razonable.
Por otro lado, a esa diferencia salarial se le suele aducir una formación en centros de mayor prestigio o una experiencia internacional probada.
Lo que llama la atención en Guinea Ecuatorial es que incluso a los guineoecuatorianos que se han formado y trabajado fuera (de modo que tienen una formación equiparable a la de los expatriados) se les pague mucho menos que a los foráneos.
Es curioso y contraproducente para el propio país. ¿Por qué? Porque a una persona de fuera le trae sin cuidado lo que pase ahí, cuando ahorre suficiente se irá, no tiene familiares ni por tanto historias que les aten o les duelan.
Esto ha generado una especie de división de clases en la que el extranjero se forra , el guineano que ha crecido fuera se apaña y el guineano que nunca ha salido, hace lo que puede por llegar a fin de mes. Ahora bien, les da más rabia que cobre bien un guineano que alguien de fuera porque ese complejo post-colonial les lleva a pensar que hay razas que están por encima de otras.
Lo increíble no es sólo que lo permitamos sino que lo alentemos con comentarios como el que escuché acerca de que los pilotos de la línea nacional serían del país tras un programa de formación : «Qué miedo, yo sólo cogeré el avión si lo pilota un blanco»:
Una lástima
Muchas gracias, Victoria. Así es. Tienes toda la razón. Nuestro mayor problema es el complejo de inferioridad que arrastramos desde el tiempo colonial. Nos educaron así para dominarnos y someternos más fácilmente. Para que la colonización funcione, el colonizador tiene que cambiar la mente del colonizado para que se considere inferior. Exteriormente nos rebelamos, criticamos y atacamos a Occidente; pero en lo más profundo de nuestro ser nos sentimos inferiores. Casi todos los que nos gobiernan se educaron en la época colonial. Este complejo se va pasando de generación en generación sin darnos cuenta, de forma inconsciente; y se manifiesta con comentarios como éste de los pilotos nativos y de otras muchas maneras. Pasa lo mismo que la desigualdad entre hombres y mujeres. En el fondo es problema de machismo y esta falsa idea de la superioridad del hombre. Un hombre y una mujer tienen la misma carrera y el hombre cobra más; un africano nativo y un europeo tienen la misma carrera y el europeo cobra más. ¿Por qué? Porque pensamos que son superiores.
Me parece acertado vuestro punto de vista y os doy las gracias por compartirlo. La referencia a las reivindicaciones feministas me parecen muy pertinentes, de ahí pueden salir las soluciones: el auto-empoderamiento, la visión crítica sobre aquellos valores aprendidos que sirven para mantener el estado de las cosas y las propuestas imaginativas para cambiar l situación. Hay que cambiar las gafas con las que miramos la realidad, empezar a apreciar los alimentos locales, la sabiduría que han acumulado nuestros pueblos tras generaciones de vivir ahí y nuestra capacidad para resolver los problemas. Pedir cambios y ser a la vez parte del cambio. Imagino que llevará tiempo, pero tampoco parecía que el imperio romano fuese a caer, que las mujeres pudiesen votar o que el planeta y sus recursos fueran finitos.