¿Reivindicación o moda?

 Angela Davis

Finales de los sesenta, principios de los setenta. América. Es el cuándo y el dónde del nacimiento y auge del movimiento negro respaldado bajo el eslogan político Freedom now (Libertad ahora), popularmente conocido como Black Power (poder negro).

Buscando una representación real política; (entiéndase esto como una persona negra que además de su condición racial, estuviese implicada con el cambio de la situación social de los negros) la población afroamericana salió a las calles cargada de valentía, orgullo, amor propio y, como consecuencia de lo mencionado, su pelo natural. Compartiendo la ilusión de tener los mismos derechos civiles que el hombre blanco, los cabellos afro fueron las coronas de todos esos héroes que lucharon por hacer realidad el sueño de Luther King, el sueño de muchos. El sueño de todos diría yo. Los rizos fueron testigos de cada discurso, cada reunión, cada pancarta. La lucha no acababa cuando finalizaba la manifestación pública, la lucha continuaba en la casa de todos aquellos que lucían una corona afro. Porque esa corona era símbolo de aceptación de raíces, de orgullo.

 Dos mil quince, España. Es el cuándo y el dónde de la acogida del pelo afro como moda. Asistí el pasado fin de semana a la VOGUE Fashion Night Out. Yo, que no estoy muy metida en el mundo de la moda, estaba en ese limbo entre fascinación y nihilismo. Mis ojos acunaron una tormenta de estilos que ya había divisado, más en otros contextos: camisas con mil estampados, pantalones acampanados, sombreros gigantes, prendas de ganchillo…Y entre todo ese mundo de tendencias, esa azafata. Digo “esa” y no “una” porque tenía algo diferente a las demás. Esa azafata consiguió sin lugar a dudas llamar mi atención. Iba vestida con ropa oscura y ceñida y unos tacones de no más de seis centímetros. Sujetaba elegantemente una bandeja donde se posaba algo que no me dio tiempo a divisar pero estoy segura de que era promoción. Era una azafata común en una evento madrileño, pero ella estaba más a la moda que las demás, ella lucía el pelo afro. Y digo afro y no natural porque era una peluca. Llevaba una peluca afro en la noche en la que la capital se arregla con las últimas tendencias para impresionar. Y me impresionó.

Artículo Allure Magazine

Recordé entonces el episodio que se dio el pasado mes de Agosto en una revista americana llamada Allure Magazine, the beauty expert (Revista Allure, experta en belleza). Esta revista presentó no hace mucho un artículo en el que mostraba el pelo afro como un peinado y no como una de las maneras que tiene el cabello de crecer. Además, enseñó a sus lectores como conseguir hacer “el peinado afro” utilizando para ello a una modelo blanca y sin mencionar en ningún momento los orígenes de este estilo. * Yo entiendo que no todas las personas con cabello afro lleven su pelo natural con el fin de reivindicar su valía y orgullo. Entiendo -no comparto- por tanto que haya personas negras y mestizas que lleven el pelo natural exclusivamente por razones estéticas, porque está de moda. Pero, siendo la definición de moda una costumbre pasajera, ¿me quedaré anticuada cuando sea otro peinado el que inunde las portadas de revistas y yo siga creyendo en el eslogan “Freedom now”?

Autora: Winie Idjabe Makuale

Estudiante de lenguas en la Universidad Complutense de Madrid

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