jueves, noviembre 7

Etiqueta: relato

Los recuerdos del pueblo con mamá de testigo
Voces Afroféminas

Los recuerdos del pueblo con mamá de testigo

​La lluvia había caído el día anterior a la manera de la naturaleza encolerizada. Recuerdo un ruido fragoso alimentando nuestro tejado cubierto de chapas de cinc y la abuela, con el puño en alto, diciendo, ¡lluvia de piedras, menos mal que tu bisabuelo, nietecita, fue emancipado en la época de los mitangan, los blancos!  Qué sordera, la del pueblo, y de las niñas especialmente. La cuarentena sabe de soledad. Bajamos al campo de fútbol desoyendo el griterío adulto fundamentado en el miedo a la lluvia de piedras. Era la costumbre de honrar al dios de la terquedad. Y es que llegar al estadio aldeano, colindante con el río y de pie, caminando, sin un resbalón de cabeza, descalificaba el honor de cualquier niña. ¡Al suelo! En grupo, primero lanzábamos cuesta abajo los cubos de cargar el agua de...
El corazón de África
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El corazón de África

Foto de Rawpixel Ltd Mi nombre es tierra y he estado aquí durante mucho tiempo y he visto grandes sucesos que han acontecido: Historias de amor, bondad y felicidad, veo cada día el milagro de la vida nacer de mi simiente.  Desde el principio de los tiempos mi creador hizo todo perfecto, vi maravillas emerger de mí, hermosos seres me llenaron con un líder que los señoreaba llamado hombre, el cual se reprodujo en toda mi extensión, siendo todos una sola raza y una sola sangre en hermosos variantes y tonos.  Pude ver como se fueron olvidando de que eran hermanos, de que provenían del mismo Padre y el corazón de algunos se fue llenando de soberbia, trataron a sus hermanos con desprecio llegando a clasificarse a ellos mismos según su entendimiento, según su deseo y según su ...
Vida
Testimonio, Voces Afroféminas

Vida

Foto de Helen King Conocí a Lisha limpiando habitaciones de piso en Barcelona. << ¿Quién me iba a decir que sería una Kelly cuando aterricé?>>, me dijo una vez sonriente y agotada mientras intentábamos alizar las sábanas blancas de algún turista perdido por la ciudad condal. Lisha tenía los ojos más grandes que había visto jamás. Grandes, vivarachos, y tristes. Los ojos más tristes que no he vuelto a ver. Lisha me contó que eligió ese nombre en honor a su madre. <<Mi mamá siempre decía que yo venía a hacer grandes cambios, que debía estar atenta a todo y nunca separarme de ella, era una mujer hermosa, aún conservo en la memoria el olor a tierra mojada y a quraac para desayunar>>. Quien le iba a decir que unos años después sus manos se soltarían para siempre. Con el tiemp...
Pagando la esclavitud de mi género
Testimonio, Voces Afroféminas

Pagando la esclavitud de mi género

Una ilustración de @stephanie.chavess Hola eima Naima, hoy me encuentro como tú, durmiendo en un banco. Me imagino que tus motivos y los míos han sido bastante parecidos. Ambas lo hemos hecho por valor. Por no seguir con una dinámica que nos asfixiaba, que nos coartaba, que nos exigía renunciar a quien realmente éramos. Quizá yo haya llegado al punto de no saber quién soy. Quizá nunca lo haya sabido. Pero ahora siento que nada está bien. He crecido intelectualmente pero no puedo desarrollarme. Alguien me coarta con su carácter, me acalla con su temperamento, me convierte en nadie con sus planes. Siempre tendría que haber sido algo diferente a lo que soy. Y nunca hay tiempo para ser, solo para "deberías ser". Yo no soy nada y no debería ser nada. ¿Por qué me predispongo a...
El tren Fantasma
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El tren Fantasma

Pintura: Francisco Oller Todas las madrugadas escuchaba el tren con la caña , veía las luces , muchas veces sentí que desmontaban la caña. Por las noches lo escuchaba Chu Chu Chu...   Cada vez que venia del colegio con los amiguitos me iba monte adentro por las orillas del río Haina a ver los rieles. Siempre me pareció extraño que se veían viejos, oxidados,  como si hace años no pasaba , con la caña por ese lugar. La "carajitada"  rumbo sur, por el potrero 15, entre mangos;  maleza,bosta de vaca y los hongos alucinógenos que le crecían arriba , con la ilusión de día;   ver el tren moverse por los rieles. Entre los montes inventábamos historias acerca del tren y el hombre que lo manejaba por las noches. Eran tiempos difíciles, c...
Toña Sandoval: la que no miraba
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Toña Sandoval: la que no miraba

Aquella mañana Toña Sandoval salió para la finca a buscar agua, recorría kilómetros entre los montes con un paño y una cubeta; pisando bosta de vaca, chocando con los animales salvajes, cada movimiento en la soledad del lugar le espantaba; Las ramas de los árboles que cuelgan, de repente le parecían ánimas, espíritus salvajes a su acecho. Negra como la noche. Ojos enormes y un gran susto; Toña no miraba. Solo alzaba la cabeza cuando el cubo estaba lleno de agua. Como si quisiera que nadie se percatara de su existencia; Toña Sandoval no mirabaExistir no era su fuerte. Uno de esos días por los montes buscando el agua, se encontró con Príamo; le tenía respeto y confianza aun así no lo miraba. Príamo iba camino a la pluma a buscar agua también. En el camino se encont...
Muriel, el aparatico y la milésima de segundo: Otro testimonio del más acá
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Muriel, el aparatico y la milésima de segundo: Otro testimonio del más acá

Segundos de consulta, Segundos en la camilla de una clínica, Segundos que sumaron a la inquietud. Sacarse el aparatico era la premisa de aquel caluroso día de agosto Liberación de progesterona: cambios de humor, Nerviosismo, ansiedad. Imprescindible para aquella desaliñada chica caribeña, quitarse el instrumento. “Retirarlo porque quiero” “Porque lo siento” “Porque lo decidí” Muriel, se movía nerviosa en la cama de la clínica, mientras la doctora desconocida para ella, le invitaba a tranquilizarse. Había evitado ir a su ginecóloga de cabecera, pues quería extraer el dispositivo de su cuerpo, sin tener que dar muchas explicaciones; un nerviosismo que no era extraño, se apoderaba de una Muriel que ansiaba por sacar ese artefacto de su cuerpo. La doctora tratando de calmarla, le aseguraba que...
Amina, la Nana
Testimonio, Voces Afroféminas

Amina, la Nana

Siempre quise escribir un relato sobre Amina, para nosotros la Nana, cuidadora de varias generaciones de los niños y niñas de una familia extendida y prolífera como la nuestra. Hoy día recién cumplidos sus 102 años de vida, continúa firme como un roble con su más de un metro setenta de estatura y su piel morena, aún haciendo gala de su buena memoria, especialmente recordando nuestras travesuras y las suyas en Barlovento, región donde nació en la zona centro norte costera de Venezuela, para ser precisa, en una hacienda de cacao. Siento que mi afán de escribirlo todo, me viene precisamente de la necesidad de recordar sus innumerables cuentos y vivencias, especialmente de sus antepasadas, porque el género femenino era el centro de sus conversaciones: las madres, las abuelas, las parteras, las...
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