No son datos, es racismo: cuando la extrema derecha se disfraza de feminismo
En los últimos años, la extrema derecha ha intentado (y en muchas ocasiones ha conseguido) camuflar su discurso de odio bajo una apariencia de preocupación por los derechos de las mujeres. Esta estrategia, cada vez más habitual en Europa y España, implica usar el feminismo como pretexto para acosar a los migrantes, sobre todo a los hombres racializados. Un ejemplo clarísimo de esta estrategia se encuentra en el artículo de la activista de extrema derecha Elena Ramallo titulado “No es racismo, son datos”, en el que se muestran estadísticas sobre agresiones sexuales en España para justificar un endurecimiento de las políticas migratorias.
Este tipo de retórica, que tiene un sustrato profundamente racista, es, además de manipuladora, tremendamente arriesgada. Se intenta quebrar el femini...