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sábado, julio 27

¿Y si un hombre negro llegase a Presidente de la República Francesa?


“Presidente por accidente” (En Place) es una serie de comedia política qué cuenta, a modo de fábula, que pasaría si una candidatura negra y desde abajo, llegase a presentarse a las elecciones presidenciales de la República Fracesa.

El cargo en juego es nada menos que el de Presidente de la República. La serie empieza con una cuenta regresiva presentada por la periodista Anne-Sophie Lapix, quien se prepara para revelar a su audiencia los contendientes que pasarán a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. En la pantalla, se distinguen dos siluetas, entre las cuales destaca la imponente figura de Stéphane Blé (Jean-Pascal Zadi).

Es Jean-Pascal Zadi quien interpreta al protagonista principal de esta serie, un hombre negro, trabajador social en un centor juvenil de los extrarradios frnaceses, que pueblan personas racializadas, y donde el mismo ha crecido y sigue viviendo. Lo que la serie cuenta en un largo flashback de varios capítulos, es cómo llegó hasta ser candidato en la segunda vuelta de las elecciones francesas.

Zadi, es muy conocido en Francia por su película «Tout Simplement Noir», un falso documental en el que conoció aparecen muchas personalidades negras de Francia, muy exitoso, irreverente, que sento muy mal en la Francia blanca.



Esta vez, Zadi utiliza el formato serie de ficción, aparentemente más clásico y se toma muy en serio la ficción política: Hay suspenses, trmas creíbles, y se muestra muy bien como el «sistema» se rebela y utiliza todos lo métodos a su alcance contra la candidatura de un hombre negro de de los suburbios.

El interés principal para el espectador radica en seguir detenidamente los intrincados pasos de la campaña. Al mismo tiempo, el entorno captura la autenticidad de un barrio obrero, con sus característicos habitantes: jóvenes sin futuro en las calles (todoxs racializadxs), madres preocupadas, la policía y el pequeño traficante de la esquina. La política francesa se critica duramente. La perspectiva adoptada es decididamente divertida, desafiando las convenciones, al igual que el personaje protagonista, que carece de grandilocuencia retórica y su carisma puede ser cuestionable, pero resulta suficiente para agitar el escenario político. En resumen, la narrativa se sumerge en la realidad sin buscar la espectacularidad, destacando la capacidad del personaje para trastocar el juego político, a pesar de no ser para nada perfecto

La pesadilla de la Francia más reaccionaria

La serie encuentra su eficacia en la comedia, una comedia que tiene la habilidad de hablar de la realidad francesa, alejada de esos frescos burgueses que tanto le gustan a la izquierda blanca, de personas con problemas existenciales que viven en enormes casonas del centro de París, o de salvadores blancos que acuden a los suburbios (ya sea a mode de profesor o trabajador social) para «salvar» los ojos a estos jóvenes perdidos.

La serie aborda la realidad francesa, la relaidad que la extrema derecha quiere eliminar, la representación de las identidades: los de los pobres, los negros, los árabes, los homosexuales, las mujeres, las feministas, etc. Tengamos en cuenta la fuerza que el lepenismo tiene en el país y en las zonas rurales.



La serie consigue que nos riamos, mucho. Pero aquí la risa tiene un carácter liberador que implica mucho más que simple entretenimiento: representa una auténtica arma de eficacia política. Aquí es donde “Presidente por accidente” encuentra su espacio, navegando entre la seriedad de la ficción comprometida y la comedia pura. Nunca cae en lo completamente en lo abdurdo; siempre hay un elemento plausible.

Zadi ha tenido el acierto de rodearse de grandes figuras del audiovisual frances, como Benoît Poelvoorde que interpreta al favoritto en las encustas y que, aunque se define de izquierdas, retrata muy bien a esa socialdemocracia o centroizquierda que poco a poco va asumiendo todos los discrusos de la derecha, además de utilizar todoas las corrupetelas posibles para ganar. También podemos ver a Eric Judor, que interpreta a un poco fiable director de campaña, capaz de traicionar a su candidato con cualquiera que le asegure su futuro laboral. Además podemos ver a Marina Foïs (As Bestas) como Corinne Douanier que interpreta a su oponente en la segunda vuelta y que reune en un personaje algunos de los mitos modernos de la izquierda y teatraliza esa pureza de la blanquitud progresista venida de la burguesía, siendo un mujer feminista, ecologista, lesbiana, pacifista y colaboradora de mil ONGs, y que plantea la pregunta de a quién votaría el progresismo blanco: ¿A un hombre negro de clase obrera, o a la mujer blanca burguesa?

La serie tiuenes 6 capítulos de media hora y está disponible en Netflix.



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