fbpx
viernes, julio 26

Reproduciendo estereotipos en el activismo

El activismo debería ser un espacio de libertad, en todo sentido, y que no deberíamos terminar reproduciendo las actitudes que tanto ansiamos eliminar. Fotografía by  Corey Deshon

En los últimos años, la mujer afrodescendiente en Ecuador, y en la mayoría de países de América Latina, es líder en los procesos organizativos su pueblo. Me atrevo a decir, que es una consecuencia del afrofeminismo, que en la actualidad ha permitido visibilizar a las mujeres dentro de los procesos políticos.

En discurso, suena hermoso saber que las mujeres, quienes siempre hemos sido marginadas dentro del sistema, actualmente somos visibilizadas como líderes, en nuestras comunidades. Pero en la práctica, resulta complicado ser una activista afrodescendiente, porque como todo en este mundo funciona a partir de estereotipos, el activismo no se salva, y para ser considerada una “verdadera activista” debes cumplir algunas características que pertencen a un perfil estereotipado de nosotras, hemos empezado a ser reproductoras.


Premium + 10

10 euros. Un mes de contenido

prioridad atención + aclaración de dudas + acceso

Pago con tarjeta



Existen muchas formas de representar (o pensar) a una mujer negra activista, alrededor del mundo, pero en Ecuador, los estándares y estereotipos han invadido el sistema. Debes usar el cabello de esta forma, deberías vestirte de esta otra, no debes relacionarte con esas personas, deberías casarte con este tipo de chico, y un sin número de cosas que distan mucho de la idea de activismo, que para mi significa una manera de contribuir en un proceso, alineado a las ideas del mismo, no necesariamente alineado a la forma física de sus colaboradores.

Pero, ¿qué pasa si no te ajustas a este perfil establecido? Simple, te callas. O mejor dicho, te callan.

A mis 18 años, cuando decidí ingresar al proceso de activismo afrodescendiente (de forma activa) no usaba mi cabello natural, ni vestía trajes ancestrales en las ceremonias “formales”, como la mayoría de activistas en Ecuador. Simplemente era una muchachita entusiasta, que junto a su mejor amiga proponían un sin número de iniciativas, para aumentar el índice de mujeres y hombres afrodescendientes con un título de tercer nivel, en este país. En ese momento no comprendía por qué mi voz en muchas ocasiones era silenciada, durante las reuniones del colectivo afroecuatoriano. Nuestras ideas eran buenas, estábamos en la “mejor universidad del país”, y además venía de una familia de mujeres afrodescendientes líderes y precursoras del proceso organizativo. Entonces, ¿por qué mi voz era silenciada? ¿por qué me alejaban del proceso? En ese entonces siempre creí que la respuesta a estas preguntas era que soy demasiado joven e inexperta en estos temas, pero hoy a mis 23 años, después de 4 años de usar el cabello natural y tener en mi armario trajes ancestrales, me doy cuenta que estaba equivocada. No me ajustaba al perfil de activista establecido y esa es la razón por la cual mi voz no era lo suficientemente fuerte a los oídos de mi comunidad.



Simplemente, no tenía derecho a expresarme como quería, porque no asumí el aspecto físico que debía tener.

Actualmente, cumplo algunas características del estereotipo, pero aún disto bastante de él. Sigo considerando, que la forma en la que te ves, no define tus ideas, o la calidad de tu compromiso en el proceso organizativo. Sigo pensando que no debe silenciarse a las mujeres que inician, y que no lucen como “deberían”. Creo que deberíamos iniciar el compromiso ignorando muchos aspectos, incluso el físico, para luego ir construyendo, contruyéndonos. Creo que el activismo debería ser un espacio de libertad, en todo sentido, y que no deberíamos terminar reproduciendo las actitudes que tanto ansiamos eliminar.

Aunque ahora entiendo el mensaje de resistencia que se intenta transmitir al hacer que las líderes afroecuatorianas luzcan de una manera específica, no comparto la idea de callar voces, porque el activismo es libertad, y la libertad siempre será una voz vibrando.


Naomi Chalá

Ecuatoriana de 23 años. Afrofeminista, activista por los derechos humanos con enfoque en los afrodescendientes. Licendiada en Comunicación Organizacional y Relaciones Públicas.


Descubre más desde Afroféminas

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario

Descubre más desde Afroféminas

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo