Ante todo, desde FAKALI (Federación Asociaciones Mujeres Gitanas Universitarias), queremos reiterar nuestra más absoluta condena y repulsión ante el asesinato cometido en Íllora, así como enviar nuestro afecto y solidaridad a la familia de la víctima. Confiamos en que la Justicia actúe de forma contundente.
En los altercados tras la concentración en repulsa al asesinato del joven Juan resuenan ecos de una práctica de extremo anacronismo y violencia que viene sufriendo el Pueblo Gitano por el mero hecho de serlo; los pogromos son una máxima expresión de la violencia antigitana que persiste en la sociedad.
Los domicilios violentados, el fuego provocado y los destrozos de vehículos de quienes han sido considerados familiares del presunto autor, que ya se encuentra a disposición de las Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, siguen un patrón con siglos a sus espaldas; castigar a un grupo por lo que hace uno de sus miembros en un claro intento de creerse por encima de la justicia y la ley cuando el presunto culpable es una persona de etnia gitana, algo que en ningún caso ocurre cuando en casos similares no lo son. Las familias han tenido que huir del pueblo en busca de su derecho a vivir.
Ocurrió el pasado mes en Peal de Becerro, donde no sólo asaltaron casas de los familiares de los homicidas, sino también las de familias gitanas inocentes sin ninguna conexión con la familia del implicado, generalizando así actitudes cometidas por una persona a título individual hacia todo el grupo social al que pertenece por su condición étnica sin ningún tipo de proporcionalidad ni razonabilidad, sobrepasando la necesaria capacidad de respeto y no discriminación. Otro hecho que refuerza el antigitanismo que hay detrás de estos capítulos.
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En ambas ocasiones, desde FAKALI dirigimos denuncias a la Fiscalía de Delitos de Odio de las correspondientes localidades para que se realizasen las investigaciones pertinentes y así depurar responsabilidades de aquellas personas que han decidido tomarse la justicia por su propia mano en lo que consideramos un delito de odio antigitano. En dichas denuncias, recordamos que, con la reciente modificación del Código Penal, se incluye el concepto de antigitanismo como agravante en la comisión de delitos penales y, también, como elemento motivador de los delitos de odio.
Los discursos de odio, especialmente los antigitanos en torno a estos hechos, vienen a reforzar que el móvil de las agresiones en estos casos son la indeseable generalización, la estigmatización y la deshumanización de una etnia, alimentados por una discriminación histórica.
Como bien apunta Noelia Cortés, escritora y activista gitana, “cada pequeño crimen contra el pueblo gitano tiene cientos de hilos de los que ir tirando hasta llegar a historias similares, hasta descubrir el eco, la rueda que no deja de girar.”
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Carmen Carbón
Activista y periodista miembro del equipo de comunicación de FAKALI (Federación Asociaciones Mujeres Gitanas Universitarias).
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