Como todos los años, el 31 de octubre se celebra Halloween y a pesar de que, en cada país, cultura, etc., se disfruta de forma diferente, hay algo en común que tiene esta festividad y eso son los disfraces.
Lo más común es que en esta celebración la gente se disfrace de algo terrorífico o que tenga algo misterioso, pero no siempre es así. Y el problema no es ese, lo cuestionable es cuando la gente, tanto adultos como los más jóvenes, se disfrazan o se caracterizan como un movimiento intolerante o en representación de un colectivo, etnia, etc.
Por ejemplo, en los niños pequeños, es más común verlos disfrazados de personajes aleatorios sin la necesidad de que sean terroríficos y aunque mayoritariamente se vistan como quieren, el disfraz termina siendo elegido por los padres o tutores legales. Aquí empieza el problema, pues es común ver a niños disfrazados de indios (con plumas), pintados con la cara negra para representar a una persona africana, de musulmanes, etc. Y esto se incrementa cuando en el disfraz de los niños se exageran rasgos y supuestas características que tienen aquellos colectivos o personas de otras etnias.
No es algo descabellado, si hasta hace nada en plataformas como Amazon podían comprarse este tipo de disfraces sin ningún problema.
Entre otras cosas, si en Internet buscas “disfraces de negro” aparecerán personas con trajes como “El negro del WhatsApp”; que estereotipa la sexualidad de los hombres negros, niños con lanzas falsas, la cara pintada y trajes que representan estereotipos que las personas negras llevan arrastrando desde hace tiempo, como que vivimos en tribus, somos salvajes y estamos menos evolucionados.
En cambio, si en Google buscas “disfraces de blanco”, simplemente aparecerán personas vestidas con trajes blancos, representando diversos personajes, pero sin entrar en los estereotipos que pueden tener las personas blancas.
Aunque no sea algo aceptable y es algo por lo que se lucha desde hace años para que en la actualidad no suceda, estas acciones mencionadas son algo leve, puesto que los adultos al disfrazarse, no solo fomentan los estereotipos de aquellos colectivos a los que se supone que representa, sino que da un ejemplo erróneo, incluyendo a los más pequeños.
No es algo extraño observar a grupos de personas blancas que se han disfrazado del ku klux klan; conocido también como KKK, que se trataba de un grupo de odio supremacista blanco estadounidense, que promovía por medio de actos violentos el racismo, la xenofobia y el antisemitismo, además de la homofobia, el anticatolicismo y el anticomunismo. Estos recurrían al terrorismo, la violencia y actos intimidatorio para imponer su criterio y oprimir a sus víctimas.
Un movimiento que diversos colectivos han tenido que sufrir durante décadas y que para un grupo de adultos es simplemente un acto gracioso, una broma, algo divertido. Porque, ¿qué tiene de malo disfrazarse de un grupo que ha causado tantas muertes y dolor?
En tiendas online, todavía se pueden encontrar disfraces de este grupo, como en la página mercadisfraces.
Diversas noticias surgieron en el 2019 sobre varios grupos de jóvenes adultos que habían salido a la calle disfrazados del ku klux klan, de policías de inmigración, terroristas, musulmanes, entre otros.
La pregunta es: ¿Dónde está la diversión en esos disfraces? Y lo terrorífico no es el disfraz, es ver como para gente que disfruta de privilegios, el sufrimiento de los demás es una diversión, un acto nimio sin importancia. Eso es lo que más aterra de Halloween, que por mucho que pasen los años, la ignorancia e intolerancia de la gente sigue presente cada 31 de octubre.
Yovanna Blasco López
Nacida en La República Dominicana. Escritora, activista y luchadora por los derechos humanos. Estudiante de Traducción y Mediación Interlinguisitica.
Instagram: @_melaninwoman_
Email: yovibl@outlook.es Interesada en la igualdad de los derechos humanos y comprometida con la concienciación sobre las personas negras, el racismo y la cultura afro.
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