El poemario La barrera más bonita del mundo trata de reflexionar acerca de la realidad subrepticia de Mayotte, una antigua colonia francesa en el Canal de Mozambique. En la actualidad, Mayotte pertenece a Francia y a la Unión Europea. En esta isla se sitúa una de las barreras de coral más hermosas del mundo; el arrecife sirve de metáfora para introducir un tema silenciado en Europa: hay una barrera, un muro invisible que envuelve la isla y que provoca que todo lo que sucede allí no salga de las paredes coralinas que la rodean.
Pero ¿qué puede ocurrir en un lugar paradisíaco donde el mar es color turquesa y siempre calienta la luz dorada del sol? Al inicio de mi experiencia, como cualquier mzungu que ha venido a la isla a vivir y a trabajar, solo puedo ver los reflejos del sol en esas aguas cristalinas, los coloridos peces acariciándome los pies, los lémures que se acercan cada tarde al alféizar de mi ventana. La belleza de Mayotte es imponente, tropical, y esa sensación de naturaleza virgen, indómita, me llena el alma.
Al poco tiempo, me doy cuenta de que (parafraseando a la poeta Ángela Figuera Aymerich) la belleza del lugar resulta cruel, pues los privilegios de los mzungu (la herencia del colonialismo), el racismo, la injusticia y la desigualdad social se palpan en el día a día. Las revueltas, la violencia forman parte del día a día. Los niños de seis años piden comida a la salida de los restaurantes y supermercados. Los adolescentes se matan entre sí. Los migrantes mueren intentando alcanzar las costas de Mayotte. La sangre enturbia el agua cristalina del arrecife y ya es imposible ignorar todo eso.
Entonces me pregunto: ¿Cómo es posible todo esto?, ¡si estamos en Francia, si estamos en Europa! Parece que toda esa desigualdad social, todas las muertes, toda la violencia de Mayotte de la que tan bien habla la escritora Nathacha Appanah en su novela Trópico de la violencia sea un misterio extraño, inexplicable. Solo algunas personas se atreven a decirme la verdad: antes no había tanta desigualdad, ni tanta violencia, antes de la entrada de Mayotte en Europa. Antes no había cientos de miles de migrantes de las Islas Comores y Madagascar jugándose la vida para llegar a allí.
No es necesario pasar mucho tiempo en la isla para darse cuenta de que ser mzungu en Mayotte es ostentar un privilegio enorme. Empiezo a entender algunas cosas, como que la policía nunca me va a hacer nada (por primera vez en mi vida no tengo miedo de la policía). No, la policía tiene otros intereses, como perseguir a los migrantes clandestinos (los vemos entrando en los furgones blindados uno a uno). Una vez se llevaron a un alumno del instituto donde yo trabajaba, no le dejaron ni terminar su último año de estudios.
Algunos adolescentes de los centros educativos públicos franceses son personas vulnerables, migrantes que perdieron a sus padres en la travesía de kwassa-kwassa. Sin embargo, están completamente desprotegidos por el estado. Algunos mzungu (mayoritariamente hombres de más de cincuenta años) se aprovechan de esa vulnerabilidad. Durante años y años de escolarización, los alumnos y alumnas de los centros públicos franceses de Mayotte se exponen a depredadores sexuales: sus profesores blancos.
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No dejan de ser más que rumores, anécdotas entre los pasillos de los colegios e institutos; la gente rumorea, pero nadie actúa, el rectorado a cargo de la Educación Nacional cierra los ojos, los directores de los centros cierran los ojos. Un día me pregunto: ¿Serán verdad esos rumores? Hasta que lo tengo en frente, tengo en frente de mí a ese profesor que sabemos que ha cometido una violación contra una persona que no puede denunciar. Ahora veo a ese profesor todos los días cuando voy al trabajo.
Deseo que los rumores sean falsos, casos aislados, pero un día viajo a Madagascar y me encuentro a varios profesores acompañados por crías de dieciséis años. Cuando se jubilen, estos señores volverán a Francia metropolitana con unos cuantos miles de euros más en sus bolsillos (la Educación Nacional francesa paga a los funcionarios un dinero extra por vivir en Mayotte). El gobierno francés permite que haya en sus centros públicos pedófilos y violadores que para colmo se enriquecen viviendo en una isla sin leyes ni reglas para los mzungu. Otros cuerpos del funcionariado, los gendarmes y militares, también participan de este abuso a menores y a personas vulnerables.
He escrito La barrera más bonita del mundo desde la rabia y la impotencia como mujer y feminista, pero también desde la conciencia del privilegio blanco (privilegio de mzunzu) y desde la conciencia de otredad. En ningún caso he procurado robarle la voz u otrorizar a nadie; no he tenido la intención de presentar a la gente mahoresa, comorense y malgache homogéneamente como víctimas y darles voz porque no me corresponde hablar en su nombre sin su consentimiento (y menos como mzungu, europea). He procurado, con todo, denunciar algo que sucede en el seno de la enseñanza pública francesa y que sucede en Mayotte, así como expresar mi contradicción interna de vivir y trabajar en un lugar en el que la llegada masiva de migrantes (algunos moribundos, como indica Nathacha Appanah), la explotación sexual de los y las adolescentes y la falsa adaptación de esta colonia a Francia y a Europa, imposibilitan cualquier amago de vivir tranquila e indiferente a la cruda realidad que se esconde tras el paraíso natural.
Blanca Berjano (filóloga, profesora de castellano y autora de los poemarios La barrera más bonita del mundo (Ed. Luces de Gálibo, 2021 – I Premio de Poesía Joven Fundación Caja Navarra), y Ratas en el alféizar (Ed. Ménades, 2019).
Instagram: blanca_berrod Twitter: blanca_berjano
Un poema de La barrera más bonita del mundo (editorial Luces de Gálibo ~ I Premio de Poesía Joven de la Fundación Caja Navarra)
son heces subacuáticas?
a cualquiera que procure alterarlas
le tiraré las redes
de los marineros
es oprobio
es verano
continuamente aquí en la isla;
los señores muestran sus panzas,
expolian a las mujeres de esta tierra yerma
al atardecer siempre llueve y se entremezclan
los tonos violáceos de las nubes con las gotas que caen del cielo
seduzcan ustedes con sus telas
de flores con sus salouvas
de flores germinadas solo en otoño como
las bellotas o las espinacas
que acaban ahogadas siempre
en un charquito de barro
tras el paso de la lluvia – agua – ciclón
es mi saliva la que moja la tierra y
se verdea por una vez
los almuédanos entonan cantos a las seis
y en las mezquitas un gemido
hermano del lamento de Camarón de la Isla
pura y gélida desciende el agua sobre esta fértil tierra
exenta de mujeres blancas, expoliadas Rosas-Marías
amén, para los señores de la educación nacional francesa
amen, pasen, vean: es el mercado de la carne
de sus alumnas púberes
un caprichito para este verano eterno
este verano aciago
lo hago porque puedo
la vulnerabilidad o las coces?
no ha de amedrentar a estos señores blancos
no merman en agosto los campos
se inundan se inundan se inundan!
de inmundicia y de descuido
nos desquitamos despacito de las marañas
de los algarrobos,
pululan fervientemente un año más
por esta tierra los señores ceñudos,
la liberté
porta también la insignia de funcionarios pedófilos;
el falso encerado se mezcló con el aroma del azufre
y no ahuyentó no amedrentó
a estos hombres grises
sientes el arrobo de la confraternidad?
pese a los aromas pese a los solsticios
se escuchan historias
por aquí
por la isla yerma
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