Diversas organizaciones feministas nos reunimos para establecer una reflexión compartida sobre nuestras posiciones frente a la situación iniciada el 18 de octubre de 2019 en Chile. En base a ello, declaramos:
• Que la actual crisis de legitimidad del gobierno del presidente Sebastián Piñera, expresado en la masiva e ininterrumpida protesta social, es fruto de un proceso de largo aliento que se inicia con la implantación de un modelo neoliberal consagrado en la ilegítima Constitución de 1980. Dicho modelo no ha dejado de intensificarse hasta la actualidad, gracias al consenso de las distintas fuerzas políticas en el poder en una alianza con el empresariado transnacional que hoy devasta nuestros territorios y nuestras vidas.
• Que la violencia del estado neoliberal, patriarcal y colonialista constituye la forma contemporánea de una represión que el pueblo mapuche ha sufrido y combatido desde hace ya 500 años. Asimismo, el colonialismo como forma de dominación ha repercutido en nuestros diversos pueblos originarios y en el pueblo tribal afrochilenx, tanto en sus territorios, como autonomías.
• Que la coyuntura actual ha generado un movimiento de códigos relacionales preferentemente horizontales y heterogéneos, sin caudillos, de solidaridad inter y transgeneracional, incluyendo las demandas de estudiantes, mujeres, pobladores, trabajadoras/es, disidencias sexuales, pueblos originarios, migrantes, así como otros grupos desplazados y expulsados por el modelo neoliberal. En distintos territorios han surgido acciones creativas y auto gestionadas para manifestar con fuerza y claridad la vida que queremos, expresada en la consigna “hasta que la dignidad se haga costumbre”. Esas reivindicaciones son una de las bases de nuestro programa y deben seguir siendo parte de un proceso social y político explícitamente no partidista.
• Que una de las grandes tensiones que mueve al movimiento es la crítica radical a este régimen denominado por la élite que la integra como “democracia”, que opera con escasa participación de la ciudadanía y los pueblos, y con su casi nula representación. Desde diversos movimientos sociales hablamos, entonces, de una postdictadura; una continuidad con la dictadura. Sus formas y burocracias funcionan sin vinculación alguna con las demandas y propuestas de una democracia participativa, la cual debiese crear diversas instancias de consultas vinculantes, cuentas públicas efectivas, revocatorias de cargo, iniciativas populares de ley, entre otras, para los futuros que imaginamos.
• Que realizamos una profunda crítica a todas las políticas instaladas durante la postdictadura, basada en una denuncia al patriarcado heterosexual que ha precarizado nuestras vidas. Dicha precarización alude las opresiones en los ámbitos público y privado, llevada a cabo mediante diversas cadenas de violencia en todos los ámbitos de nuestra existencia, y protagonizada por diversos agentes – policiales, militares y civiles – que han actuado desde la total impunidad y complicidad con el Estado.
• Que nos manifestamos en contra de un estado que ha privatizado cada uno de los derechos sociales y cada uno de los bienes comunes. Porque somos en buena parte las mujeres, y más aún las mujeres indígenas, quienes nos hemos movilizado contra un extractivismo que depreda nuestras comunidades y medioambiente, quitándonos la soberanía sobre los recursos que legítimamente nos pertenecen. Fiel a sus intereses, el estado extractivista ha facilitado la apropiación y acumulación del lucro privado en grados de concentración repugnantes, a costa de intensificar la precarización de los pueblos.
• Que como feministas hemos trazado un largo recorrido de lucha por obtener autonomía sobre nuestrxs cuerpxs, exigiendo derechos sexuales y reproductivos, basados en nuestras experiencias, y no en modelos heteropatriarcales y coloniales. Aunque nuestra batalla permitió la aprobación de la ley de aborto en las 3 causales, la política patriarcal acudió a la llamada “objeción de conciencia”, la que nuevamente nos niega la posibilidad de decidir sobre nuestrxs cuerpxs y nuestras vidas.
• Que desde el estallido de la revuelta social hemos visto un retroceso de las luchas feministas, lo cual nos parece urgente interpelar. En términos políticos, afirmamos que si bien hemos sido parte activa de las movilizaciones durante las últimas semanas, al mismo tiempo hemos sido relegadas de los espacios vinculantes, tanto a nivel institucional como dentro de nuestras organizaciones. En términos sociales, vemos que en los mismos escenarios de la protesta se desarrollan situaciones de acoso sexual a compañeras, y que en cabildos y marchas circulan sujetos con acusaciones de violencia hacia mujeres. Como feministas advertimos que este fenómeno responde a la acelerada masculinización de la vida en todos los espacios, cuya dimensión más extrema es la violencia político-sexual que actualmente ejerce el estado.
• Que rechazamos las formas en que fue articulado el “Acuerdo de Paz”, impulsado por el gobierno de Sebastián Piñera, en tanto se organizó y negoció a puertas cerradas por una mayoría de hombres pertenecientes a partidos políticos, excluyendo del debate a los movimientos sociales. Repudiamos un modus operandi que nuevamente actúa bajo lógicas patriarcales y anti-pluralistas, mientras en la calle el gobierno continúa reprimiendo al pueblo organizado en nombre del denominado “enemigo interno”.
• Que es urgente terminar con la violencia de Estado. La violencia patriarcal ha llegado a niveles insospechados, teniendo como ejemplo concreto las masivas mutilaciones oculares. La utilización de balines, escopetas, carros lanza-aguas, bombas lacrimógenas, golpes, así como las violaciones político-sexuales, pretenden diluir el ánimo de movilización y protesta callejera. Las víctimas de la represión, cuyo único pecado ha sido luchar contra la brutal desigualdad que impera en nuestros país, han sido transformadas en personas con discapacidad y traumas físicos y psicológicos. El alto número de víctimas, los informes de agencias internacionales especializadas de por medio, además de los múltiples registros de testigos que circulan profusamente en redes y medio informativos del mundo, nos llevan a exigir justicia y políticas de reparación.
• Que exigimos la inmediata dimisión de la Ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, quien hasta la fecha no se ha pronunciado en torno a los diversos crímenes de violencia político sexual. La Ministra, lejos de velar por nuestra integridad como mujeres, se ha hecho cómplice de un de Estado que nos ha violentado ininterrumpidamente durante todo este proceso.
• Que todos los abominables crímenes relacionados con atentados a los DDHH en estos días de insurrección deben ser investigados por una Comisión de Verdad, Justicia y Reparación. Es imposible nuevamente avalar una cultura de impunidad como la que hemos visto desplegada con impresionante desparpajo por quienes detentan el poder económico-político.
• Que la institución de Carabineros, bajo el alero del gobierno, ha tenido un repudiable protagonismo represivo, el que amerita una profunda y urgente reestructuración. Su continuidad debiera ser profundamente analizada y evaluada en el marco de una nueva institucionalidad.
• Que denunciamos el bloqueo informativo de los oligopolios de medios masivos, en tanto no permiten el ejercicio de la libertad de expresión e información, operando como dispositivos desarticuladores y poniendo de manifiesto la falta de democracia.
• Que no podemos dejar de denunciar la exclusión de vastos territorios en virtud del rígido centralismo que hay a nivel nacional. Existe un abandono histórico por parte del Estado a diversas regiones del país, disminuyendo sus posibilidades educativas, laborales, económicas, culturales, entre otras.
• Que en tanto la Constitución de 1980 es expresión del patriarcado neoliberal, debe ser reemplazada por una carta magna que surja de una asamblea constituyente paritaria y plurinacional, la cual resguarde y garantice el ejercicio de los derechos humanos para todas las personas y comunidades.
• Que debe decretarse hoy la desmilitarización del Wallmapu. El pueblo mapuche y diversas organizaciones exigen el fin de la represión en dicho territorio, lo cual se ha expresado en el derribamiento de monumentos con connotación simbólica colonial.
• Que debemos crear un Estado Plurinacional garante de nuestros derechos colectivos e indígenas y que incluya la restitución de territorios indígenas ancestrales. Exigimos que dicho estado reconozca y otorgue tanto el derecho a la libre determinación de los diversos pueblos originarios, como sus derechos lingüísticos, educativos, culturales y de salud. Exigimos respeto y consagración constitucional de los derechos de nuestra Ñuke Mapu/Pachamama (madre tierra).
• Que es urgente reconocer que los Afrodescendientes habitan en todo el territorio nacional y que son víctimas de políticas racistas y excluyentes al igual que los grupos migrantes que actualmente viven en el país. Por todo lo anterior es necesaria la construcción de un Estado antirracista que penalice los ataques institucionales e individuales.
• Que reconocemos la legitimidad del pleno goce de los derechos de la diversidad y disidencias sexuales, las identidades de género y la autodeterminación sexo-genérica no binaria, como formas de vida subjetivadas históricamente en la discriminación, la precarización, la desposesión y la inequidad estructural.
• Que la constitución por venir debe tener un carácter feminista, orientando sus leyes y principios en las direcciones aportadas por un movimiento que ha reflexionado profundamente sobre cómo crear una sociedad más justa.
• Que con esperanza saludamos la profundidad de las reivindicaciones de este proceso, el cual llevamos adelante junto a otros movimientos sociales por liberarnos del capitalismo en su fase neoliberal.
Finalmente, solicitamos apoyo y difusión internacional urgente para socorrer uno de los temas de mayor urgencia, que es la violencia del estado patriarcal hacia nuestro pueblo. No podemos permitir más mutilaciones oculares, violaciones ni asesinatos en total impunidad y con respaldo del gobierno opresor de Sebastián Piñera, el cual día a día avanza con proyectos de ley que buscan acallar las legitimas demandas de un movimiento que lucha por construir un país mas justo.
Firman:
- Red de Mujeres Mapuche
- Red de Actrices Chilenas
- Asamblea Feministas Providencia
- Asamblea de Mujeres Autoconvocadas de Macul
- Asamblea de Feministas y Disidencias por la asamblea constituyente, Arica
- Feministas Autoconvocadas de Natales
- Asamblea Feminista Autónoma, La Serena
- Comité de Mujeres Renca
- Mujeres en Red Zona Sur
- FEMCHILE
- La Rebelión del cuerpo, Region Metropolitana
- Colectivo Microsesiones Negras
- Coordinadora 8M, El Maule
- Colectiva Acción Feminista, Ovalle
- Casa Margarita Pisano, Santiago
- Red de Historiadoras Feministas
- Red de Gestoras y Trabajadoras Cultura y las Artes, Coquimbo
- Colectiva HARTAS Mujeres
- Concienciafem
- Manola Despatriarcadas
- Colectiva Olla Revuelta, La Serena
- ONG Centro de estudios de la realidad social
- Comité Feminista y de Disidencias Sexuales de la Asamblea Popular de Chile en Nueva York
- Gestoras en Red Internacional de Trabajadoras de las Culturas y las Artes
- Colectiva callejeras
- Colectiva Vaginas Ilustradas
- Letra de Mujeres, Santiago
- Secretaría de Género y Sexualidades SEGEX UC
- Colectivo Cerro Navia Feminista
- Brigada Bravas, La Serena
- Feministas Pudahuel Sur
- Colectiva Patiperras, La Serena
- Bloque Feminista de la Asamblea de El Claustro, Santiago Centro
- Corporación Cultural Chile Arte, Coquimbo
- Red Feminista del Libro, Coquimbo
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