Hace relativamente poco que has descubierto quién eres y que querías en la vida. Entiéndeme, siempre has tenido una personalidad muy marcada y un carácter complicado, pero digamos que estabas perdida entre tantos prejuicios y comentarios negativos. Así que, dejaste que te comieran.
No es que de repente te levantes y dejes de ser tú, sino que te descubres con los años y mejoras. A veces, te envidio por el desarrollo que has conseguido en tan poco tiempo y en lo qué te estás convirtiendo.
Eres el esfuerzo de tu madre y tu padre por criar a un ser completo en todos los sentidos, sobre todo, en el intelectual. Ellos te han enseñado qué cosas tendrás que afrontar a lo largo de tu vida.
Tu madre, cuando venías llorando, era de las que te decía: ¡Hija, si no les gusta tu pelo, no puedes cambiar quien eres por agradar a los demás, eso es un error!
No entendías a lo que tu madre se refería. Así que seguías llorando.
Años después sigues usando productos que alisan tu afro, porque más que un regalo, lo ves como algo malo. ¡Ay, niña no sabes lo que te pierdes!
Ves la televisión y no te sientes identificada ¡En la tele no haya nadie que se parezca a ti!
Tu siempre estuviste orgullosa de lo que eres por tener a esos padres a los que tanto admiras y veneras. Tus padres son tus mayores referentes, pero hasta que creciste no vistes aquello que tenías enfrente. Pero hay momentos de duda en todas las historias.
Dudas, porque sabes y por qué puede dudar. Dudas porque sientes, sientes por quieres y deseas aprender. Tras las dudas de una misma intentando encajar en el mundo, llega la aceptación.
Primero te niegas, aceptas que te niegas, pero no sabes porque te niegas y de tanto negarte acabas aceptándote.
A partir de esa aceptación, dejas tu afro al vuelo. Te enorgulleces de quién eres y decides trasmitirle una historia a aquellas que están pasando ese trance, para que no se sientan solas. También para aquellas que ya lo pasaron y ven esos días de manera lejana y con una sonrisa.
Las lágrimas que derramaste por aquellos que te hicieron sufrir, utilízalas para ser mejor.
No dejes que te coman sus palabras, sé fuerte, lee, estudia, viaja, conoce, vive y, principalmente, no te pongas límites ni dejes que otros te limiten.
Esa es tu esencia, ser tú. Libre y feliz, documentándote para poder rebatir argumentos de aquellos que te atacan; estudiando para poder alimentar tu mente; leer para alimentar tu imaginación y vivir para no arrepentirte de aquello que no hiciste, porque te daba tanto miedo.
Jamás olvides quererte.
Tanielle Megogo Bokamba
Estudiante de Periodismo y Relaciones internacionales.
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He adorado este mensaje.
Gracias!