Antes
No me acordaba propiamente de él. Sí que era grueso, y que le pedí a mi abuela que me cortara el flequillo a los 7 años así que mi prima llego a casa luciendo estupenda con el suyo recién cortado. Para bajar mi flequillo, mi abuela sabidamente usó aceite de oliva, pero no fue suficiente para evitar el pollo de mi madre cuando llegó a casa. “¿Pelo rizado con flequillo? ¡Mira la que pinta tiene ahora la niña!, ¡Por Dios mamá!”. Así, mi madre se vio obligada a alisarme el osado flequillo. Fue el comienzo de la historia para que a los 20 años, no me acordase más de mi pelo, ni de su color, ya que los alisados químicos lo clareaban, ni de su textura, ya que lo veía siempre débil y necesitado de cuidados. Como tantas otras hermanas que conocen esta vida, mantenía una rutina estricta basada en los cuidados de mi pelo, muchos productos, muchas hidrataciones y un día planeado de acuerdo con el tiempo que necesitaría para alegrarlo antes de salir de casa.
Como muchas otras niñas, me ataba una camiseta en la cabeza para simular que tenía un pelo largo, pesado e increíble, que podía jugar con él de un lado para el otro. Él mío llegaba hasta la cintura, entretanto, siempre estaba cuidadosamente recogido. También, como tantas hermanas, no recuerdo ninguno alago hecho a mi pelo jamás mientras lo tenía natural. Los comentarios hacia él siempre aconsejaban técnicas para “facilitar” mi vida y la de mi madre. En la escuela, luego aprendí a mojarlo de tiempo en tiempo para bajar su volumen. Como vivía recogido, se partía, tenía mucho frizz.
Transitando
Hacía un año que estaba yo en un affaire con la idea de la transición cuando decidí embarcar en esa empresa. Admito, la cal del agua de Barcelona fue un gran empujón, ya que solo mis amigas que poseían alisados químicos se quejaban del poder destructivo del agua de aquí. Mi pelo en esa época se rompía en trozos, y seguir con los alisados y con la plancha lo dañaba cada vez más. En septiembre de 2015 hice mi último alisado químico y empecé a buscar sobre afro texturas en internet. Aprender a cuidar de mi pelo sin la plancha fue un paso muy importante, pues mientras crecía, ganaba salud. En enero de 2016 hice el famoso BC, donde se corta toda la parte alisada.
Lo hice en casa, sola, después del baño, con el corazón saltándome por la boca. La sensación de libertad de este momento me hizo emocionarme. Corté más de 20 cm de pelo alisado y fue como literalmente sacar un peso de mis hombros. Pero cuando se secó, el pelo se encogió muchísimo, me vi la cara de mi abuela. “Y ahora, ¿salgo a la calle así?” Miraba al espejo sin saber la respuesta.
Conociendo el pelo nube
La verdad es que las primeras semanas fueron muy duras. Miraba hacia el espejo y no era yo. Nunca me había gustado el pelo corto. Me veía fea y sosa. Lo alisé con el secador algunas veces para ganar algunos centímetros de pelo y un look familiar de nuevo, entretanto, en mi cabello natural, el alisado no duraba nada. Fue el momento de aprender a manejar mi pelo natural por primera vez en la vida (a los 30 años) y también de tener paciencia conmigo, ya que no siempre, mi auto-estima era suficiente para verme bien con mis rizos.
Entretanto, lo que si me tiene enamorada at the first time es su textura leve y tierna como una nube. Cogí la costumbre de tocarlo delicadamente por abajo, haciéndome cariños en la cabeza. Además de la textura nube, tengo ahora el doble de pelo, ya que no se cae ni se rompe tras del Big Chop. El crecimiento también me impresionó. Nunca tuve un pelo débil, lo que lo hacía débil eran los alisamientos.
Buscando inspiraciones en un día de bajón, encontré a una chica de pelo súper largo cuyo rizo se parecía mucho al mío. Desde entonces, siempre que me desanimo con mi pelo miro estas fotos, pues sé que en un par de años estaré con este pelo de leona que me encanta.
Un pelo político
A mis amigos cercanos les encanta tocar mi pelo nube y, de mi parte, permitirlo hace parte de mi militancia, ya que muchos de mis amigos europeos nunca habían tocado un pelo afro antes y se quedan boquiabiertos con su textura.
Deconstruir es una tarea ardua, aún más en un mundo donde los patrones de belleza no nos representan. Además, la connotación estereotipada de todo lo que representa el negro en nuestra sociedad puede ser muy hiriente. “Ahora tienes que estar siempre muy bien arreglada” frase de mi madre.
Me hablan más en ingles por la calle, supongo que parezco más a una guiri. Los “piropos” callejeros también aumentaron… ¿Será que es porque parezco estar de vacaciones? ¿O porque no luzco tan formal? ¿O porque se me ve más en el rol de mulata? Sacar vuestras propias conclusiones.
Autora: Mariana Olisa
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Muy interesantes tus articulos! Pero se «escapan» un sentimiento ambiguo. Defender la equidad entre las etnias,genial! Pero irse al otro extremo…parece esconder,a pesar de la «fortaleza intelectual» un auto «racismo»… Me entiendes? Yo veo esas exuaberamtes cabelleras, y pienso «que lindo sdria tener tanto pelo y tan fuerte»,el mio es finito, poco, rubio y lacio de nacimiento. Y con la edad y dolencias, se cae mucho! Jamas me pase una «planchita»ni me alise! Cuando quiero tenerlo bien liso (sin fritz)me hago el antiguo «torniquete».’ pero te confieso, me gustaria mucho tocar, sentir la textura del pelo negro, y ver y aprender.como se lo cuidan, se lo peinan, el corte que le hacen. Tambien me encanta ver las trencitas! Y pienso, que obra de arte,cuanta paciencia.! Y te aclaro los dos mejorer amigos que tuve, en mi adolescencia y juventud, y ahora de vieja, ambos NEGROS!! Y soy blanca,rubia,ojos claros, y mi vida fue y es un calvario de soledad! Me encantaria ser (aprender) pelupuera que pueda trabajar ere pelo fantastico de las negras! En los cursos de pelupueria y maquillaje NO se ensena! Somos una sola raza, la Humana! Por eso me disgusta el termino RACISMO! Y pienso…como seria mi vida, y la de muchas blancas, viviendo en la Africa negra?