Sucios, con moscas, con la ropa rota, víctima de ébola, o algún conflicto bélico, jugando, mamando del pecho de su madre, alucinando con una tablet o con una hortaliza tan grande como él/ella… Son muchas las imágenes que pueden venirnos a la cabeza cuando pensamos en la infancia no occidental y, salvo viaje a esas zonas, casi siempre son producto del imaginario común generado por el bombardeo mediático y por la irresponsabilidad de quienes suben fotos a las redes sociales sin consentimiento paterno o materno. Esto ha provocado que desde diversos foros se haya cuestionado y se cuestione la representación de los niños y las niñas que son, viven o proceden de ahí, entre otras cosas, por la asimetría con respecto a lxs menores del “norte”. Pues bien, Javier Hirschfeld Moreno, artista y comisario español, ha querido llevar su reflexión más allá, plasmarla fotográficamente pero sin mostrar ni un rostro. ¿Cómo? En su exposición Píxel está la respuesta.
¿Cómo describirías tu obra?
Es difícil describir mi obra, entre otras cosas por que mis intereses y claves estéticas están en continuo cambio y desarrollo. Pero podría describir mi obra como una investigación sobre temas que me interesan (identidad, género, migraciones, sociedad global) a través de las historias del arte, de la persecución de la belleza y la capacidad catártica de los iconos clásicos de los grandes maestros africanos y europeos.
Mi obra habla sobre mi propio oficio, el de fotógrafo y artista, y el de comisario e historiador del arte. Sobre cómo el artista contemporáneo mira a la historia del arte y, en mi caso, con un interés por las otras historias del arte. Es un desafío y a la vez un homenaje al concepto de historia del arte que estudié en Londres, el que se estudió en “occidente”. Mis referentes son los grandes maestros europeos, Caravaggio o Zurbarán, y los grandes maestros de la fotografía de estudio africana, desde Seydou Keïta, Mama Casset, Oumar Ly, Malick Sidibé hasta Samuel Fosso u Omar Victor Diop.
África y su diáspora tienen mucho peso en tu obra, ¿a raíz de qué?
El interés empezó en Londres, con amigos de la diáspora africana, con las personas que retrataba mientras estudiaba esa historia del arte. Y ese interés se consagró en Dakar donde expuse y comisarié una exposición de artistas españoles y senegaleses en 2013. Entonces conocí más a fondo esa tradición de fotografía de estudio, trabajé con Omar Victor Diop y desarrollé algunos proyectos propios.
¿Tu experiencia en África te ha hecho revisar tu mirada hacia el continente y hacia tu obra allí?
Tengo la sensación de que aún estoy en el comienzo de ese aprendizaje. Muchas preconcepciones sobre “el arte”, las migraciones, los nacionalismos (de eso habla “Más Morena”) o el concepto de lo exótico han cambiado radicalmente en los últimos años.
¿Cuál ha sido tu mayor aprendizaje ahí?, ¿y sobre ti mismo?
El más obvio es el descubrir otras historias, otros modos de ver, otras concepciones en torno al arte, y la cultura en general, que me eran desconocidos. Y de manera más personal, me ha enseñado a no dar nada por sentado y a ser más consciente, más reflexivo a la hora de abordar el trabajo. Y la vida.
¿Has conocido a otros fotógrafos allí? ¿Qué nombre destacarías?
Si tengo que destacar a uno, sin duda sería Omar Victor Diop. Su obra me atrapó desde el primer momento. Además de la maestría en el retrato, la composición, su obra es un balance perfecto entre tradición y modernidad, entre lo local y lo global. Creo que eso es lo que le hace el gran artista contemporáneo que, sin duda, es. Por él conocí a otros grandes como son Mama Casset u Oumar Ly. Aunque para mí el gran referente es Seydou Keïta, sus composiciones, los juegos de manos, el uso de fondos y, por supuesto, el valor de su obra en su contexto histórico.
En breve inaugurarás una exposición, háblanos de ella.
Es una serie que nace de esas reflexiones de las que hablaba antes. Es una serie que habla sobre mi oficio de fotógrafo, sobre mi experiencia retratando en África, y sobre los distintos estándares de protección de la imagen del menor en mi entorno europeo (España y Reino Unido).
La premisa era sencilla, si “aquí” es necesario proteger la identidad los menores, por qué no “allí”. A partir de retratos de niños, de pose más o menos clásica, jugué con el pixel como elemento mínimo de significado en la imagen, y cubrí (/protegí) sus caras.
De esta manera he querido invitar a la reflexión sobre esa diferencia en el tratamiento de la imagen del menor. El encuentro del cazador de imágenes en los viajes suele hacerse sin mucho cuestionamiento (hablo en primera persona). Tampoco parece que haya mucha reflexión antes de subir a Facebook la imagen del niño africano, sucio o limpio, triste o sonriente. Algo similar ocurre en otros destinos del viajero, aunque mi reflexión surgió en África.
No pretendo dar una respuesta, simplemente invitar a reflexionar antes de disparar. La serie habla tanto de la falta de protección de la imagen del menor en África, como de la sobreprotección del menor en Europa.
También sé que es un cuestionamiento a mí mismo como artista, como fotógrafo que retrata “allí” y que se cuestiona cómo hacerlo, e incluso si debe hacerlo. En última instancia el pixel está tapando mi obra, es una especie de proceso iconoclasta con mi propio trabajo.
¿Has hablado con tu entorno acerca de tu muestra? ¿Qué les parece?
Algunas personas de mi entorno ya eran conscientes de esta diferencia, y había sido motivo de reflexión. Para otras ha sido algo en lo que no habían reparado, y hemos reflexionado juntos. Esto último es lo que le da sentido al trabajo.
¿Qué hizo que reflexionaras sobre la representación de la infancia africana en los medios?
Fueron varios factores. Tengo una gran cantidad de fotos de niños en mi ordenador. Hace años las hubiera subido, sin reflexionar. Ahora tengo cuidado con las fotos de alumnos de mis talleres, incluso con sobrinos. La reflexión es simple: ¿por qué no con esas otras fotos? Este cambio de sensibilidad viene dado por mi propia madurez, por conversaciones con africanos aquí y allí, con compañeros artistas, y por mi propia reacción al ver subidas libremente fotos de menores en Facebook o instagram sin reflexión alguna.
¿Cómo se percibe en África a nivel institucional y personal ese uso de la imagen de sus menores?
Bueno, yo puedo hablar amigos y artistas africanos con los que he charlado y algunas personas con las que hablé. Algunos no han reparado tampoco, pero para muchos es indignante esta falta de igualdad en la protección de la imagen del menor.
¿Cuál es tu opinión al respecto?
Prefiero no dar una respuesta. Mi intención es abrir debate. Lo que sí que creo que es llamativo es la desigualdad en el trato.
¿Hasta cuándo estará y dónde podemos verla?
La serie formará parte del Festival internacional de fotografía urbana UPHO que se desarrollará del 14 al 29 de mayo en el popular (y muy interesante) barrio de Lagunillas, Málaga. El tema es identidad y migraciones y participarán otros artistas como Adrian Paci o Angélica Dass.
Teniendo en cuenta que también eres comisario, ¿alguna exposición que recomiendes?
Recomendaría Making África en el CCCB de Barcelona. La de Pascale Marthine Tayou. Y por supuesto la de Seydou Keïta en Grand Palais de París.
Y barriendo para casa… recomiendo [re-]Mixing Hollywood, exposición de Omar Victor Diop y Antoine Tempé que he comisariado para la Alianza Francesa. Ahora está en Málaga, pero viajará a otras ciudades españolas.
¿Planes de futuro?
Seguir investigando sobre fotografía de estudio africana, sobre tejidos africanos. Algunas exposiciones y presentaciones (final de Mayo en Art Photo BCN)… y volver a hacer fotos, que llevo meses sin hacerlo.
Entrevista realizada por Lucía Asué Mbomío Rubio
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