jueves, noviembre 7

Educar desde la omisión

Una entrevista al filósofo José Antonio Marina en la Jot Down me ha hecho reflexionar sobre la educación que nuestros hijos reciben en España. Comentaba sobre la necesidad de que la asignatura de Filosofía no se perdiera.

Y efectivamente no sólo hay que enseñar a los chicos y chicas a ser los mejores en Matemáticas y ciencias en general. Esto no es un medidor que asegure que las cosas irán bien para ellos y ellas más adelante. Yo conozco por ejemplo gente que fue muy buena hasta la Universidad y que ahora su principal ocupación es lavar y limpiar en casa; porque fueron brillantes sí, pero les faltaron esas otras inteligencias para encontrar el sitio para sí mismas. Y ¿dónde se aprende eso?

¿Dónde se aprende a romper los roles de feminidad y masculinidad? Si bien es cierto que ahora se están haciendo más esfuerzos, los micromachismos continúan repitiéndose una y otra vez. Y se ven en cosas tan sencillas como cuando una clase decide que confeccionará el disfraz del carnaval. Si asisten padres, entonces no estamos repitiendo los viejos roles.

Así mismo el texto citado reflexionaba sobre la controvertida asignatura Educación para la Ciudadanía, que por cierto se llamaba Educación para la Ciudadanía y educación cívica y de los derechos humanos. Según comentaba, se dijeron muchas falsedades sobre ella. La Conferencia Episcopal por ejemplo, llegó a afirmar que la escuela no era quien para dar educación espiritual, para transmitir valores morales. Y acertadamente Marina expresaba que “todos por acción u omisión damos educación moral”. Educamos desde lo que decimos, pero también desde lo que NO decimos.

El primer taller de microrracismo-micromachismo, lo hice entre otras cosas, pensando en esto. Me daba cuenta de la cantidad de cosas que se omiten en los colegios. Hablar sin pudor del racismo, analizar casos como las «del negro del whatsapp»; de lo que hay detrás del blanqueamiento de piel, de identidad, etc. Cuestiones que se están analizando en Afroféminas ya hace casi 3 años y que aunque muchos de nosotrxs estemos familiarizados con  ellas, para aquellos adolescentes, chicxs de 13 a 15 años,  era toda una novedad. Algunos ni siquiera sabían que podían sentirse de este país. Falta reflexión sincera en los colegios y hay mucho miedo a llamar las cosas por su nombre.

La palabra racismo no se quiere ni mencionar a menos que se hable del evidente y del que todo el mundo conoce y reconoce. En España es una palabra tabú. Se relativiza de inmediato y se busca la forma de comparar con otros problemas tan difíciles como este, pero que en definitiva responden a problemáticas diferentes.

Se habla de ignorancia, de locos cuando en realidad puedes hallar racistas en un bibliotecario, un profesor, un periodista o un obrero.

Por ejemplo el curso pasado me ocurrió lo siguiente: Entraba en un autobús con mi familia. Enseguida una mujer que iba con un niño nos saludó. Yo no le conocía a ella, pero ella a mí sí. Su hijo iba a la misma escuela que mi hija. Y resulta que me cuenta, además en voz alta, que su hijo le temía a los negros. Luego me dijo que a partir de ahora se acercaría más a mí para ver si su hijo lograba darse cuenta que no había nada que temer.

Se la veía preocupada porque no entendía por qué pasaba eso, si ella no se lo había enseñado. Me contaba que su hijo no quería salir al recreo “porque habían muchos negros”.

Yo mientras estaba tremendamente sorprendida. No sé si por la sinceridad  de esta mujer  o  por la espontaneidad de la conversación, ya que  hablaba con completa naturalidad sobre un tema que generalmente no se comenta, mucho menos en público.

Entonces, ¿cómo se podrían evitar casos como estos, si en los colegios se niegan en rotundo a reconocer que esto puede pasar?

Desde mi punto de vista, hay una tendencia clara: no sólo se educa desde la omisión sino que se hace todo lo posible por utilizar eufemismos, en vez de entrar directo a la cuestión. ¿Por qué un niño en una escuela pública en la España del siglo XXI teme a los negros? ¿Por qué estas preguntas no te las puedes hacer en clase?

La educación es un reto. Los profesores lo saben muy bien. Conviene ser más valientes como educadores. El cuestionamiento es una forma de aprender y eso… también es impartir Filosofía.

Autora: Antoinette Torres Soler

Directora de Afroféminas

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4 comentarios

  • Al leer acerca del método Kiva actua contra el bullyng en Finlandia y esta teniendo bastante éxito, en él explica la importancia del espectador, de la omisión en denunciar las injusticias y si esto no lo hacemos estamos reforzando las conductas injustas e inaceptables. Hoy mismo por la calle encontre una chica joven cargada de maletas y un bebé que no paraba de llorar, he deducido que estaba «escapando» y se encontraba en una situación límite. Me ofrecí a ayudarla con las maletas y acompañarla hasta la estación donde se dirigía. Efectivamente era una situación de malos tratos y a la legua se veía que algo andaba muy mal. Mi hijo venía conmigo y ha presenciado la ayuda que le he prestado. Después se lo he explicado, eso es educar, no girar la cabeza hacía las cosas que nos duelen. Intentar combatir las injusticias en lo que podamos. Una niña de 10 años el otro día le decía a una amiga de mi hija: L es negra y la amiga le decía: «pues claro, no lo ves» ¿y que? la niña insistía: Si pero es negra… No sé si la gente vive en su burbuja pero todavía nos queda mucho por hacer.

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