A veces es difícil ser una misma sin afectar a otros o mejor: sin llegar a grandes contradicciones con las personas que quieres.
Tengo muchas amigas. Chicas que conozco hace años, muchísimos. Restablecer la comunicación en este contexto podría ser ilusionante. En mi caso así lo ha sido. Me reencontrado con viejas amigas, gente con las que podría estar conversando horas. Sin embargo he notado que he cambiado, han cambiado mis ideas y mi forma de percibir la realidad. ¡Natural! Hay cosas con las que a día de hoy soy muy crítica y ahí es cuando no sé si actuar como lo que era antes o como lo que soy. Me decanto más por la última opción.
Recientemente tuve una conversación en el grupo. Una de ellas alababa el pelo de otra. Esta seguidamente explicó cuánto tenía que hacer para mantenerlo así: desriz y un largo etcétera que si se es negra se conoce muy bien.
Al leerlo expresé que podía dejar su pelo natural, que de cualquiera de las maneras estaría igual de preciosa.
Mi amiga me dice que así se siente bien, no se peina durante varios días y le resulta cómodo. Hasta ahí de acuerdo y lo hubiese aceptado si inmediatamente no hubiese leído: la palabra “pasa” para referirse a su cabello. Todas las negras y las no negras que nacimos en Cuba sabemos perfectamente que “pasa” significa pelo malo, duro, indomable, que necesita alisado sí o sí para embellecerlo.
Intenté reflexionar, creo que es la mejor forma de hacerme entender. Dije que nos han enseñado a utilizar frases como: pelo malo, mulata blanconaza, negro atrasado, mulato atrasado, mulata adelantada y un sinfín de términos que dicen claramente que mientras más nos alejemos de la negritud a través de la mezcla o de la apariencia, mejor se está.
Mi sorpresa ha sido ver cuánto mi amiga se ha escandalizado por esto, lo cual incluyó además que yo llevaba muy mal el hecho de ser negra. Es decir lo de siempre: si hablas tienes complejos.
Y continué explicándome: Cuando fui a Cuba para que mi familia conociera a mi hija, no faltaron las frases que yo debía entender como elogios: “¡Que adelantada ha salido Antoi, que bonita!” “¡Uy que bueno que saliste casi blanca como tu papá jajajaja!” “¡Parece que va a salir con el pelo bueno!”…
No sabía que pensar francamente. La suerte fue que mi hija apenas tenía 6 meses y no entendía nada de lo que se estaba diciendo, lo cual me ayudó a soportar semejante tontería.
¿O ….es que quizá debía aceptar con jocosidad las frases que me relegaban a mí y a mi negritud al plano de lastre del cual había que alejarse?
Decía Du Bois: “El negro es una especie de séptimo hijo, nacido con un velo, y dotado de una segunda visión en este mundo, que no le proporciona conciencia personal verdadera, sino que sólo le permite verse a sí mismo a través de lo que le revela el otro mundo. Es una sensación peculiar de mirarse siempre a través de los ojos de los otros. De mensurar el alma con la mirada de un mundo que le mira con desdén jocoso y pena”
Y efectivamente en esto si estoy de acuerdo con Du Bois. No quiero que me digan guapa porque me parezco a una mujer blanca, no deseo seguir mirándome a través de los ojos de otros. Os remito al testimonio de la chica de 18 años que precisamente comenta sobre esto.
Una vez más me encuentro con la misma escena: la persona que decide hablar sobre negros y negras es inmediatamente culpabilizada, tachada de acomplejada y sufrida. Probablemente para muchos es mejor vivir de espaldas a la realidad, tener escaso sentido crítico y continuar pensando que hablar sobre cosas de negros es malo, reflexionar sobre ello peor y motivo para dejar boquiabiertos a las personas. Vamos, algo comparable como salir del armario en los años 70 en España. ¡Por favor!
Como dato puedo decir que Afroféminas se lee en más de 40 países, encabezados por España naturalmente porque estamos aquí. En el primer año tuvo unas 74 mil visitas, empezábamos y muy bien. A día de hoy ya vamos en este 2015 con más de 300 mil visitas anuales. Quizá interese más de lo que creemos, abordar estos temas que, sorprendentemente, aún constituyen un tabú para muchos.
Regresando a mi amiga, supongo que estas cosas suelen ocurrir. Espero que olvidemos pronto este desencuentro porque hablo de una persona a quién quiero mucho. Éramos niñas cuando empezábamos a ser amigas, aunque ahora seamos adultas con ideas muy diferentes y ¡NO PASA NADA!
Mi pelo malo. Testimonio de una joven de 18 años.
Autora: Antoinette Torres Soler
Directora de Afroféminas
foto portada:https://www.pinterest.com/pin/313703930271245421/
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Cuanto daño han hecho las colonizaciones imponiendo la blancura y rompiendo la autoestima de la gente autóctona. La primera vez que oí a una mujer de Republica Dominicana decir lo de pelo malo me di cuenta que hay mucho que desaprender, mucho que aceptar ,sobretodo empoderarse y no dejarse anular por lo que el sistema nos quiere imponer. Debería ser imprescindible que todas las personas viesemos el documental de Chris Rock Good Hair. Vive y deja vivir. Sobre todo a las mujeres ya nos machacan para que estemos «perfectas» pero a la mujer negra todavía se la machaca más. Es hora de no consentirlo. Y creo que no nos
debemos callar, con diplomacia y educación para no perder amistades, pero expresar libremente nuestro punto de vista.