Ver a Astrid Jones en el escenario provoca sentimientos contradictorios: como cantante acaricia igual que si se tratara de un guante de terciopelo, pero como actriz duele porque abofetea el letargo del espectador y le obliga a pensar y a tomar partido. La indiferencia es imposible cuando todo lo que se oye y lo que se ve es belleza, aunque escueza.
Astrid es un universo en el que cabe todo lo anterior y más. Es valiente por atreverse a dejar su carrera laboral y dedicarse a cantar en un lugar como España, en el que la cultura no está ni apoyada ni valorada. Es consciente porque nunca ha dejado de interesarse por el mundo que le rodea y jamás ha olvidado quién es (una mujernegra madrileña)ni de dónde viene (hunde sus raíces dispersas entre el litoral ecuatoguineano, la hermosa isla de Corisco, la feraz Bioko y…quién sabe si Sierra Leona, Liberia o/y algún lugar de EEUU). Es constante porque ha trabajado duro para conseguir cumplir sus sueños y es feliz por haberlo logrado.
Leed y escuchad a la que para mí es una de las mejores voces de España, os encantará.
La primera vez que cantaste fue…
Siempre he cantado en mi casa desde niña. A mi hermano le gustaba mucho inventarse canciones que me gustaba cantar con él. Lo de el gusto por la música me viene de él.
¿En algún momento pensaste que lo harías de manera profesional?
La verdad es que no. Pero la vida te va llevando por caminos curiosos y uno mismo también se sitúa donde quiere estar cuando finalmente sabe cúal es ese lugar. Hubo un momento en mi vida en el que me puse seria y dije “Allá vamos”
¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces?
Desde que empecé a cantar en serio, más de diez años, y a dedicarme exclusivamente a la música, hace cinco.
¿Y cuántas cosas han pasado desde entonces?
Llevo diez años cantando en Gospel Factory, he formado parte de varias bandas como Mama Boogie, colaborado con gente maravillosa como Carlo Coupé y su proyecto Wondertronix, que para mi supuso grabar mi primer disco como solista y he puesto en marcha proyectos más personales. Mientras tanto me sigo formando, porque creo que el aprendizaje es imprescindible para poder afianzarte en lo que decides hacer, ya no sólo a nivel académico, sino también, desde la práctica, la experiencia de compartir con otros que aman lo que hacen y para saber cuáles son tus puntos fuertes y los que necesitas trabajar más. Todo eso me ha permitido tener una visión de lo que quería hacer, aprender de gente con mucho talento y coger la fuerza para levantar junto a mis compañeros y amigos Astrid Jones & The Blue Flaps, que es lo que estamos presentando esta temporada, mi proyecto más personal hasta ahora.
Comenzaste con Gospel Factory, ¿sigues vinculada a esa agrupación? ¿Qué ha supuesto para ti pasar por esa escuela?
Gospel Factory lo considero como mi familia musical, es donde he crecido como cantante y Dani Reus, su director, es uno de los responsables de que hoy me dedique a la música. Formar parte de este coro, me ha permitido desarrollar mi carrera desde allí y darle valor fuera, ya que es un entorno maravilloso que genera todo lo necesario para que un cantante pueda aprender, conocer a más gente con las mismas inquietudes, trabajar y experimentar con lo que a uno le gusta hacer. Gracias a ello, me he podido adentrar profesionalmente en el mundo de la música trabajando para artistas como Pitingo, Marta Sánchez, Raphael etc., y con mis compañeros, que encabezan algunas de las nuevas propuestas más destacables del panorma musical actual como Aurora & The Betrayers, Cosmosoul, Ele, Power to the People etc. Que en mi camino exista toda esta gente es un regalo.
Y… Por fin, ¡sacaste tu disco! ¿Cómo lo describirías? ¿A qué le cantas?
El disco es la materialización de mucho trabajo, ilusión, sueños, ideas que cobran vida de una forma mágica… Nuestro disco se llama “Stand Up” y para mí, es un homenaje a la lucha diaria, al convencimiento de que podemos ser quienes queremos ser y que luchar por que las cosas sean mejores y más justas tiene sentido, el sentido de estar en armonía con la vida que venimos a recorrer, la vida de la que somos protagonistas, y creo que eso es un gran regalo. Evidentemente, ese camino en muchas ocasiones es duro, hay gente que lo pasa muy mal, pero hay cosas por las que merece la pena luchar y que llevan consigo todo ese sentido, es como una luz que nos da calor, hacia la que queremos ir, porque nos hace estar bien, felices y que nos gustaría compartirla con nuestra gente. Si no se muestra, no hay camino que recorrer, y nosotros queremos mostrar nuestro rayito de luz para ello con este disco. Lo expresamos en forma de soul, jazz, reggae, afrobeat, con las músicas que nos han definido como personas, como músicos, como artistas, con groove y una elegancia personal.
¿Qué implica para ti poder dedicarte a tu pasión?
Poder expresarme como soy, compartirlo y conectar con gente que se identifica con mi misma forma de ver y sentir las cosas o que simplemente se deja llevar por ello desde su otra forma de sentir y vivir. Considero que cada cosa que hacemos es una prolongación de uno mismo, habla de lo que somos, de cómo somos. Así que, dedicarme a lo que me gusta supone estar en paz conmigo misma, porque estoy siendo fiel a mi naturaleza y le estoy dando el espacio que necesita para ser.
Si yo digo música ¿tú qué piensas? ¿ y qué sientes?
Pienso en amor, recuerdos de mis etapas vitales, silencio, retos, emociones al aire… La música es el lenguaje de lo profundo, de la forma que te llega y en donde te toca, si consigue hacer una conexión en ti, hay pocas cosas que lo consigan con esa verdad y precisión. Es capaz de cambiar tu estado de ánimo, de darte energía, de hacerte viajar a recuerdos de infancia o hacerte soñar con un futuro deseado… Es una expresión de lo maravillosos que somos jajaja
Sin embargo, no todo en tu vida es música … Hace un tiempo te introdujiste en el mundo de la interpretación, ¡háblanos de esta faceta tuya y del proyecto en el que has participado!
Hace tres años comencé a trabajar en una obra de teatro maravillosa llamada “Un trozo invisible de este mundo” escrita y protagonizada por Juan Diego Botto y dirigida por Sergio Peris Mencheta. Antes de embarcarme en este experiencia, había participado en algunos pequeños montajes como actriz, pero nunca de esta forma tan contundente, jajajaja. Así que ha supuesto para mí un gran aprendizaje de la mano de grandes profesionales como son Juan y Sergio, además de todas las personas que han hecho posible que esta obra salga a la luz.
“Un trozo invisible de este mundo” habla de exilio e inmigración a través de cinco monólogos. Yo interpreto uno de ellos, y el resto son interpretados por Juan Diego. Mi papel es el de una mujer africana que acaba de llegar a Europa y le cuenta en una carta a su hijo todo lo que tuvo que pasar en busca de una vida mejor para él. En este monólogo, se hace un homenaje a Samba Martine, una mujer congoleña que estuvo recluida en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche, aquejada de fuertes dolores, que no fueron debidamente tratados en ese centro y que finalmente falleció en el Doce de Octubre, una muerte que de haberse atendido correctamente a esta mujer, se podrá haber evitado. Samba tenía SIDA, y la autopsia final reveló que murió por un hongo que le perforó el cerebro. Es una obra en la que se abordan estos temas desde una perspectiva poco habitual, en la que se trata de acercar estas historias al espectador desde los matices, los detalles invisibles para muchos y la reflexión profunda y sin heroicismos ni paternalismos del que abandona su tierra, desde lo que somos en esencia como personas que vamos en busca de nuestro bienestar y el de la gente que queremos. Creo que ese enfoque, muy bien abordado por Juan Diego, a la hora de escribirlo y de Sergio en la dirección, han sido la clave para que el público navegase por esas historias desde la empatía, no la distancia que nos imponen los medios de comunicación o las políticas de inmigración que más bien parece que criminalizan a los inmigrantes por una falta administrativa, como es no tener los papeles en regla.
Y en junio de este año se estrenó en cines la película “Hablar” dirigida por Joaquín Oristrell, que ha abierto el festival de Málaga el pasado mes de Abril.
Tengo el privilegio de formar parte del reparto junto a grandes actores como Marta Etura, Raul Arévalo, María Botto, Antonio de la Torre, Estefanía de los Santos, Miguel Angel Muñoz y también Juan Diego Botto y Sergio Peris Mencheta entre otros
La obra “un trozo invisible de este mundo” no sólo ha ganado premios también ha estremecido a buena parte del público que la vio. ¿Cómo te sentiste tú al leer el guión?
La historia que yo cuento me conmovió muchísimo, y más aun el saber que estaba basada en hechos reales, como es la historia de Samba Martine, y muchas de las anécdotas que se cuentan, sucedidas a mujeres inmigrantes en los países donde trabajan. Sentí que quería contar muy alto todo lo que hablaba el texto, y que sería una forma de hacer algún tipo de justicia. Juan Diego hizo una labor de investigación de la realidad de estas mujeres muy importante y pude hablar sobre este tema también con Pablo “Pampa”, miembro de la asociación Ferrocarril Clandestino, que trabaja a favor de la desaparición de los CIES (Centros de Internamiento de Extranjeros) y asiste a las personas que son encerradas allí. Ellos han estado pendientes del caso de Samba en todo momento. Para mí, realizar este papel, supuso también ahondar en mis raíces, en la historia de mis padres, cómo llegaron a España, sus vidas aquí, lo que yo misma he vivido y todos esos sentimientos me ayudaron a dar vida al monólogo. De hecho hay partes en las que hablo en kombe, el idioma de mis padres, que yo no hablo.
Con tu interpretación estás dando vida a una mujer que falleció en un Centro de Internamiento de Extranjeros, se trata pues, de una obra de carácter social con un claro trasfondo político…
Así es. El momento que vivimos requiere que también el arte se manifieste comprometido con la realidad que atravesamos, como una ventana a través de la cual mostrar desde diferentes puntos de vista, lo que nos rodea, expuesto a la crítica, la profundización, el análisis… El arte es una forma de comunicar y conectar con el otro, y el teatro es una herramienta muy potente de difusión en el que poner en tela de juicio lo mejor y lo peor de la sociedad en la que vivimos. Luego que cada uno saque sus propias conclusiones…
Pero tu conciencia política es muy anterior a tu papel en la obra de Juan Diego Botto. Sabemos que has asistido y participado en varios de los actos, conferencias y festivales ligados al continente africano (o a la afrodescendencia) que han tenido lugar en España en los últimos años ¿Arte e ideas pueden o deben ir de la mano?
Arte e ideas van de la mano, el arte se genera desde la idea de lo que somos y como nos mostramos y convivimos en sociedad, así que su expresión va en mayor o menor medida envuelta en una forma de pensar. Hacerlo más o menos evidente, es decisión de quien lo lleva a cabo. Incluso cuando el arte no va de la mano de una ideología y se utiliza como mero entretenimiento, también nos habla del momento que vivimos. Vive inmerso en la idea y se genera desde allí irremediablemente.
¿En qué punto dirías que estamos en España en cuanto a desarrollo del movimiento afrodescendiente se refiere? ¿Crees que siguen faltando referentes o se trata, más bien, de una cuestión de falta de visibilidad?
Para mi, el movimiento afrodescendiente todavía en un fenómeno joven en España, aunque sí existen grupos y asociaciones que luchan desde hace años por visibilizarse y por los derechos que nos conciernen. Realmente, no soy muy partidaria de las etiquetas. Las considero herramientas funcionales que ayudan a identificar a grupos, pero en el momento en el que se utilizan como instrumentos para definir a esos grupos, creo que es un error, y creo que ese es el error del que se peca aquí cuando algunos se refieren a la afrodescendencia. Es el grupo quien define a la etiqueta, no la etiqueta quien define al grupo, como si fuera algo hermético que sólo contempla una idea única. Considero que ese termino debe ser flexible para aglutinar todas las realidades diversas de los hijos de africanos que vivimos en España, si es que queremos tener una organización efectiva dirigida a objetivos concretos. Para mi, uno de los principales es el de la visibilización, en especial la positiva, de las diferentes realidades que tenemos en este país, para crear referentes, (que ya los hay y los hubo en el pasado), y empoderarnos de las cosas que hablan de lo que somos y de nuestras particularidades por haber nacido y crecido en España. Debemos hacernos responsables de esa visibilización, que sobre todo, repercutirá en nosotros mismos y socialmente generará una dinamización y fortalecimiento de lo que somos como colectivo social, con la consiguiente repercusión en la sociedad que nos acoge. Se trata de contribuir al enriquecimiento personal y colectivo a distintos niveles, pero desde nuestra perspectiva también, no sólo contando con lo que hemos aprendido en los países donde nos hemos criado. El hecho de habernos criado entre dos culturas, debemos verlo como algo positivo sin vernos obligados a tener que elegir si pertenecemos a una u otra cultura de una forma excluyente, somos lo que somos, una mezcla sabia de experiencias, tradiciones, idiomas, y podemos hacer muy buen uso de ello si sabemos cómo. Creo que todavía no hemos llegado a practicar de forma analítica la escucha de quiénes somos y de dónde venimos, para saber a dónde vamos y de qué manera, sin juzgarnos, sino para el entendimiento de esa parte que habla de nosotros. La unión debería generarse desde los aspectos comunes que compartimos, respetando todo lo que nos hace diferentes dentro de esa etiqueta que identifica el “universo” afrodescendiente.
En ese sentido, ¿crees que, la música negra padece en España de esa falta de exposición? Porque existir, existe y ¡tú eres un buen ejemplo de ello!
La música negra es minoritaria en España pero cada vez va atrayendo a más gente, y va siendo un público más heterogéneo. Ha contribuído todo el tema de las redes sociales, las plataformas digitales y que ahora tenemos más acceso a este tipo de música, por lo que su forma de difusión y su visibilización han ido a mejor con el tiempo. De hecho se nota en el número de bandas de soul, funk, jazz y reggae que salen a la luz en el circuito underground a nivel nacional.
Hablando de ejemplo… ¿Qué te traes entre manos? ¿Cuáles serán tus próximos proyectos?
Con Gospel Factory estrenamos nuevo espectáculo para celebrar nuestros diez años en los escenarios, se llama “From Africa to America” en el que presentamos un repertorio de temas africanos, espirituales negros y gospel moderno, aludiendo a los orígenes del gospel.
Sigo con la presentación de nuestro disco para darlo a conocer a nivel nacional y por el extranjero, trabajando en temas nuevos también, algún posible proyecto de teatro y siempre estoy a la búsqueda de nuevos retos, así que ya se verá que está por venir. Yo no me quedo quieta.
¡¡¡ Los esperamos impacientes!!!
Afroféminas
Twitter:
Foto 1: Cartel de la obra “Un trozo invisible de este mundo”
Foto 2: Gospel Factory
Foto 3: Portada de disco Stand up de Astrid Jobnes & The Blue Flaps
Foto 4: Astrid by Raúl Santano
Foto 5: Cartel “Hablar”
Foto 6: Making “Un trozo invisible de este mundo”
Foto 7: Asdtrid Jones & The Blue Flaps by Antonio Tomás Sepúlveda
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[…] ni me acuerdo, pero en torno a 6 o 7 años y nunca he estado más feliz con él. De hecho, Astrid Jones fue una gran impulsora para que me decidiera a hacerlo. ¡Gracias, amigaaaa! […]