El estado de California ha dado un paso significativo al reconocer formalmente los efectos persistentes de la esclavitud sobre la población afroamericana dentro de su territorio. Una nueva ley, firmada por el gobernador Gavin Newsom, establece que se emitirá una disculpa oficial por el impacto histórico y actual de esta institución. Esta medida es parte de un conjunto de iniciativas legislativas destinadas a reparar décadas de políticas racistas que han perpetuado disparidades en la comunidad afrodescendiente.
Dentro de este paquete de leyes, también se incluye la aprobación de nuevas protecciones contra la discriminación por motivos de cabello, dirigidas particularmente a atletas, así como mayores controles sobre la censura de libros en las prisiones estatales.
“El estado de California asume la responsabilidad por haber facilitado y permitido la institución de la esclavitud, así como por su legado duradero de desigualdades raciales”, afirmó el gobernador Newsom en un comunicado oficial.
Aunque California ingresó en la Unión como un estado libre en 1850, en la práctica continuó sancionando la esclavitud a través de políticas que restringían la propiedad de viviendas y el desarrollo empresarial entre los afroamericanos. Las comunidades negras fueron sistemáticamente acosadas, sometidas a vigilancia excesiva y sus vecindarios, muchas veces, expuestos a la contaminación. Estas conclusiones se recogen en un informe elaborado por un grupo de trabajo estatal pionero, que ha investigado el tema de las reparaciones en California.
En contraste, el Gobierno y la Corona españolas siguen resistiéndose a cualquier acto oficial de disculpa por los crímenes de la esclavitud y la colonización, ambos fenómenos inseparables en la historia del imperio español. A pesar de que España jugó un papel crucial en la trata transatlántica de esclavos y en la colonización de vastos territorios de América Latina y África, las instituciones españolas han evitado reconocer formalmente su responsabilidad en la explotación y brutalización de millones de personas.
Mientras California toma medidas para abordar su responsabilidad histórica, España sigue anclada en una narrativa que rehuye el reconocimiento del sufrimiento de las poblaciones afrodescendientes e indígenas que fueron víctimas directas de su expansión colonial.
Redacción Afroféminas
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