domingo, diciembre 22

Máxima tensión en los días previos a las elecciones de Madrid

El próximo 4 de mayo se celebran las elecciones a la presidencia de la Comunidad de Madrid y durante la campaña electoral se han sucedido momentos de alta tensión, como los diferentes enfrentamientos entre los candidatos de los principales partidos de la esfera política madrileña, pero, sin duda, las amenazas recibidas por Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos y la ministra Reyes Maroto, entre otros dirigentes, no han hecho sino disparar la presión a pocos días de conocer el futuro de la comunidad.

La todavía presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, convocaba elecciones el pasado 10 de marzo, después de conocer la moción de censura presentada en la Región de Murcia por PSOE y Ciudadanos y con la esperanza de evitar que ocurriera esto mismo en la comunidad madrileña, donde Más Madrid y PSOE preparaban sendas propuestas. Desde entonces no ha parado la polémica sobre un llamamiento a las urnas el próximo 4 de mayo que será decisivo para el futuro de la comunidad y de los madrileños, pero también determinará el futuro del resto del país.

Cinco días después de la convocatoria, el entonces vicepresidente segundo y ministro de Asuntos Sociales, Pablo Iglesias, presentaba su candidatura por Unidas Podemos a la presidencia de la comunidad, lo que ha provocado una polarización entre unos partidos y otros que buscan ganar el favor de los votantes. 

Pero es que, además, los discursos de odio han invadido la campaña, criminalizándose a colectivos vulnerables como los menas, tal como denunciamos en un artículo previo. Y al discurso de odio lo sigue siempre un delito de odio, como indicaba Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE y portavoz en el Congreso, como forma de vaticinar lo que estaba por ocurrir. “Vox no respeta la democracia. Las ideas de Vox son contrarias a la democracia y los ciudadanos deben aislar esas posiciones. Entre racismo y fascismo no hay neutralidad. Son tránsfobos, homófobos y sienten fobia a todo lo que es distinto. No saben convivir en una sociedad plural y diversa”, indicaba al respecto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Es por eso que el culmen de tensión de la campaña se ha vivido a partir de la recepción de amenazas por parte de algunos candidatos. Así ocurría el pasado 22 de abril, cuando Pablo Iglesias denunciaba en su perfil de Twitter haber recibido una carta con amenazas y cuatro proyectiles de Cetme, un fúsil de asalto que solían emplear las Fuerzas Armadas. El Cetme es un arma de guerra fabricada en España después de la Guerra Civil, cuyas balas no se venden en ferreterías ni armerías, por lo que Interior se encuentra actualmente analizando su procedencia para identificar al emisor de esta amenaza.

Carta

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Tuit de Pablo Iglesias en que cuenta la amenaza que ha recibido

Ese mismo día recibieron similares advertencias el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. “Esto es otra consecuencia más de la normalización y el blanqueamiento del discurso de odio de la ultraderecha. Esto es consecuencia de la normalización mediática de bulos y mentiras contra nosotros. Y también es la consecuencia de la impunidad”, ha manifestado en su red social Pablo Iglesias, quien critica que no haya habido “ni un solo detenido” por el ataque a la sede de Unidas Podemos en Cartagena con un cóctel molotov el pasado 2 de abril.

Ante estos hechos insólitos y de tanta gravedad, Díaz Ayuso restaba inicialmente importancia y llamaba a no crear “una alarma innecesaria”. Más tarde sí que condena estas amenazas de forma “rotunda, firme y absoluta”, al mismo tiempo que tilda a Iglesias de hipócrita, porque ir dando lecciones de democracia. “El modelo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el comunismo, está acabado. Su hipocresía es su peor enemigo: viven de una manera y predican otra. Se adueñan del sentimiento del más débil y de la vida de los ciudadanos que quieren paz y Libertad”, escribía en su Twitter el 25 de abril.

La izquierda, sin embargo, relacionaba los ataques con los discursos de odio que lanza la extrema derecha. Es por eso que el candidato de Unidas Podemos ha declarado verdadera preocupación por todo lo que está ocurriendo. “No puedo salir con mis hijos a dar un paseo por el parque porque tengo que ir rodeado de policías y cada semana me dicen que van a reforzar el dispositivo porque detectan amenazas reales”, lamentaba en unas declaraciones posteriores a la recepción de la amenaza.

El 21 de abril se celebraba un debate a seis bandas, retrasmitido por Telemadrid y RTVE para toda España en la que unos candidatos y otros se lanzaban ataques relacionados, principalmente, con la gestión de la pandemia en la Comunidad de Madrid, la que más fallecidos ha registrado hasta la fecha, la educación, el sistema sanitario o los impuestos, que Díaz Ayuso promete insistentemente en bajar. Dos días después, el 23 de abril, se celebraba un debate similar en la Cadena Ser, con la ausencia de la actual presidenta, donde volvía a florecer la tensión. En él, Pablo Iglesias afirmó que dejaría el debate si Rocío Monasterio no condenaba las amenazas que habían recibido él y otros altos cargos, ante la puesta en duda por parte de la candidata de Vox. No solo no fue así, sino que esta le espetaba un “pues váyase, que es lo que deseamos muchos españoles” y un “tengo todo el derecho a decir que nadie se cree al Gobierno”, ante lo cual Iglesias no tuvo otra que abandonar el plató radiofónico. El resto de los candidatos apoyaron la decisión de Iglesias y han rebatido a Monasterio. “¿Tan mal le van las encuestas? Ustedes cristalizan el odio”, señalaba al respecto Mónica García, candidata de Más Madrid.

Un grupo de hombres con traje y corbata

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Aunque a la presidencia de Madrid se han presentado una veintena de partidos, parece claro que son seis los candidatos que se batirán en las urnas este 4 de mayo. Fuente: La Sexta

Después de él, los candidatos de Más Madrid, Unidas Podemos y PSOE deciden no volver a presentarse en un debate donde se incluya a la extrema derecha, representada en este caso por Monasterio. De hecho, esto ocasiona que se suspenda los debates previstos para el 26 y 29 de abril, al no poder garantizar la pluralidad. Pero a la derecha no parecía importarle, sino que planteaban ejecutarlo sin la posición de la izquierda, así lo exponía Edmundo Bal, candidato de Ciudadanos. Su disposición a debatir con Vox parece producto de querer rascar algunos votos, pues, según su propio candidato, aunque las encuestas le auguran a la formación naranja menos de un 5% de los votos, el posible gobierno de Díaz Ayuso “quedará condicionado por las políticas de Ciudadanos o por las políticas de Vox”.

El mismo día del enfrentamiento entre Monasterio e Iglesias, Reyes Maroto, ministra de Comercio, Industria y Turismo, difunde que ha recibido una navaja ensangrentada, un hecho sobre el que algunos medios restaban interés al identificarse su emisor, pues consideraban que era amenazas producidas por un “loco”, por tratarse de una persona que padece esquizofrenia, por lo cual numerosas asociaciones de salud mental han pedido a quienes se hacen eco de la información que no vinculen una enfermedad como la esquizofrenia con dichas amenazas. “Este tipo de informaciones, que se basan en prejuicios y estereotipos, fomentan la discriminación y el odio hacia colectivos maltratados y vulnerables ya de por sí”, afirmaba al respecto el presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel González Zapico. “La gente con problemas de salud mental no es más violenta, pero el ambiente del odio nos cala a todos”, manifestaba Mónica García sobre estos hechos.

Una persona con una señal de alto

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Reyes Maroto, ministra de Comercio, Industria y Turismo, también ha sido víctima de las amenazas recibiendo una navaja llena de sangre. Fuente: La Vanguardia

Y es que la izquierda pide a todos los partidos condenar de manera contundente las amenazas recibidas, al mismo tiempo que Ángel Gabilondo, candidato por el PSOE, requiere que se haga un cordón sanitario a la extrema derecha por parte de todas las formaciones, algo que no ha tenido buena acogida ni por el PP ni por Ciudadanos. De hecho, el Partido Popular ha declarado por boca de José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, que por qué el PSOE cree que no se debe pactar con Vox, pero sí con Bildu, dejando, por tanto, una puerta abierta a un posible gobierno junto al partido de Abascal, a quien apoyó por los disturbios ocurridos en un mitin en Vallecas el pasado 7 de abril. “Vox me parece muchísimo mejor que Bildu. Soy alcalde con un programa de Gobierno con Vox, y no ha pasado nada; los madrileños no están asustados. Esto no es fascismo o democracia, sino sanchismo o libertad, esto es lo que nos jugamos», llegaba a manifestar Almeida. Díaz Ayuso, sin embargo, guarda silencio, pero condena las amenazas a la ministra, pues “no tienen sentido en un país en libertad”.

El ministro del Interior, que también ha sido víctima de las amenazas, sí que respaldaba la creación de ese cordón sanitario, pues para él estas elecciones se plantean entre elegir “fascismo o democracia”, no “libertad o comunismo”, como anunciaba Díaz Ayuso al inicio de su campaña. 

Precisamente, Interior está revisando sus protocolos de seguridad con el fin de concluir “si se pueden reforzar mecanismos para que en un futuro no lleguen este tipo de amenazas a sus destinatarios”, exponía María Jesús Montero, portavoz del Gobierno. Al respecto, Díaz Ayuso manifestaba que “se están mezclando muchas cuestiones”, pues la mayoría de representantes políticos “vivimos escoltados y en algún momento recibimos amenazas”. La candidata del PP, además, acusaba a Unidas Podemos de ser quienes iniciaran el discurso de odio, especialmente Iglesias, sobre quien declaraba en Espejo Público que había nacido del mal para hacer el mal el pasado 30 de abril. El exvicepresidente del Gobierno, por su parte, manifiesta que la violencia ha llegado a un punto que no se puede tolerar y considera que “la democracia española se tiene que defender del fascismo” y de sus métodos, esto es, “la amenaza, la mentira, el bulo y la agresividad sin precedentes”.

¿Cómo es posible que estas amenazas lleguen a sus receptores sin ningún filtro? Es lo que se plantea la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), que ha catalogado de “insuficientes” lo expuesto por Correos ante los hechos. La empresa señala que esto “depende de la empresa subcontratada”, además, los escáneres no son 100% fiables.

Mientras esto sucede, “el fascismo cada semana da un paso más”, apunta Iglesias, mientras que Errejón se presentaba optimista en sus últimas intervenciones en medio de todo el caos que invade la campaña: “Apuntadnos, os vamos a barrer en las urnas”, decía para quienes quieren generar miedo.

Pero las amenazas se suceden también en las redes, pues, tal como hemos sabido, en las últimas horas el líder de Unidas Podemos ha denunciado en la comisaría de policía del Congreso, amenazas, injurias y calumnias producidas en un chat privado de policías en Facebook, donde hablaban del candidato como “Hijo de la gran puta, escoria, rata basura… No digo lo que haría contigo porque voy abrochado, cerdo”, entre muchas otras barbaridades.

En medio de todo este ambiente, el fin de campaña se celebrará el próximo 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid, dejando paso a la reflexión de los votantes, un final marcado por la vigilancia y puesta de escoltas a prácticamente todos los candidatos, ante esta ola de amenazas sin precedentes. Ese día la actual presidenta encabezará la celebración en la Real Casa de Correos, lo que le garantiza un buen escaparate para el colofón de campaña, a pesar de haber cancelado la retransmisión del acto por Telemadrid. “Es el broche de oro a una campaña de la señora Ayuso marcada por dos cosas: el uso abusivo de las instituciones para hacer propaganda y el desprecio a la televisión pública que viene ya de lejos”, señalaba al respecto Más Madrid. La candidata se ha caracterizado por frases polémicas y extravagantes que se han hecho virales en la redes, en su intento de proclamar Madrid como símbolo de libertad frente a otras comunidades españolas. Y también por fichajes controvertidos, como el del actor Tony Cantó, anterior diputado por Ciudadanos, y el del exalcalde de Toledo Agustín Conde, aunque ambos tuvieron luego que retirarse de la lista por no estar censados en Madrid antes del 1 de enero.

Foto en blanco y negro de un edificio

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“Desde aquí: no vais a pasar, al fascismo, no vais a pasar, se acabó”, ha sentenciado la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, sobre la extrema derecha. Fuente: Mikhail Koltsov

Es más, en su ya caracterizada excentricidad, Díaz Ayuso retaba en una entrevista en RNE el pasado 27 de abril a que el PSOE la apoyara para gobernar, “si de verdad no quieren que entre Vox”. Con lo cual prevemos que si dura ha sido la campaña, lo serán también las semanas posteriores si ningún partido obtiene mayoría absoluta y se ven obligados a pactar entre ellos. 

La polémica ha estado servida en todo momento, incluso con relación a la pandemia, ya que varios partidos han sido sancionados por celebrar actos de campaña en zonas de Madrid confinadas por su alta incidencia, como ocurre con Vox sus mítines celebrados el 19 de abril en Majadahona y el 21 de abril en Paracuellos del Jarama.

Parece que estas elecciones no dejan indiferente a nadie, lo que ya se ha notado con un incremento del 42,8% de las peticiones de voto por correo con respecto a 2019. Se espera que el próximo martes acudan a las urnas alrededor de 4,8 millones de madrileños, con todo tipo de medidas sanitarias frente a la Covid-19 y todos los protocolos necesarios, además de un despliegue policial de hasta 7.700 agentes para garantizar que la jornada transcurra con absoluta normalidad y sin incidentes, para la seguridad de todos los candidatos.

Secundamos las palabras de la ministra Maroto que indicaba que ni la violencia ni las amenazas podrán callar la voz de la democracia y esperamos que el final de la campaña no se vea empañado por este tipo de sucesos y que los madrileños acudan en masa a las urnas, incluso quienes tengan aún dudas sobre su voto, porque si algo está claro es que es la forma más efectiva de vencer el odio que destila la extrema derecha.

Aunque es verdad que hablamos de unas elecciones de una comunidad autónoma, es indudable el peso de Madrid en la esfera política española y cómo los resultados de estas elecciones pueden determinar la política nacional de los próximos años. Por eso no es de extrañar que miembros de Gobierno, como Yolanda Díaz, de Unidas Podemos, o Grande-Marlaska, del PSOE, hayan apoyado públicamente a sus candidatos, incluso políticos de otras regiones, como Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.

Natalia Ruiz-González



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