
Mientras el mundo celebra cada nuevo lanzamiento tecnológico con entusiasmo, en el corazón del África central se libra una de las guerras más crueles y silenciadas del planeta. El este de la República Democrática del Congo sigue siendo escenario de atrocidades que financian nuestra era digital. Lo que se vende como innovación, en realidad, descansa sobre una cadena de explotación que convierte los minerales del Congo en los nuevos diamantes de sangre del siglo XXI.
¿Qué está pasando ahora?
El este de la República Democrática del Congo (RDC) vive una guerra sostenida desde los años 90 que se ha intensificado en los últimos años. Grupos armados —entre ellos el M23, con vínculos denunciados con Ruanda— y fuerzas estatales se enfrentan por el control del territorio y, sobre todo, por el control de las minas y rutas de extracción de minerales estratégicos. Las consecuencias son matanzas, violaciones masivas, pueblos arrasados y millones de desplazados.
¿Por qué hay un conflicto tan persistente?
Minerales estratégicos: la región tiene coltan, cobalto, estaño, tungsteno y oro —materias primas esenciales para móviles, baterías y tecnología—. El control de minas y rutas de comercio permite financiar milicias y obtener enormes beneficios. Esa presión económica es uno de los ejes que alimenta la guerra.

¿Qué tiene que ver Apple (y otras grandes marcas) con esto?
Las industrias tecnológicas necesitan minerales como estaño, tungsteno, tantalio (coltan) y cobalto. Esa demanda crea mercado para proveedores que operan con cadenas de suministro muy opacas.
Minerales saqueados en zonas de conflicto terminan en cadenas de suministro internacionales, incluyendo proveedores que abastecen a las tecnológicas.
Apple y la industria tecnológica no dispara balas, pero son cómplices y responsables de este conflicto. La demanda global de minerales sin trazabilidad y la tolerancia de cadenas de suministro opacas hacen rentable la extracción por actores armados.
Escala del desastre (datos clave)
Desde mediados/finales de los 90 hasta hoy se calculan alrededor de 6 millones de muertes vinculadas a la violencia, el saqueo de minerales y las consecuencias sanitarias del conflicto. Es una cifra que refleja generaciones enteras afectadas.
Millones de desplazados internos: en 2025 las estimaciones de agencias humanitarias hablan de más de 5–7 millones de personas desplazadas dentro del país y cientos de miles refugiadas en países vecinos.
En 2025 ha habido decenas de ataques con centenares de civiles asesinados.
En el Congo están asesinando a personas a costa de mantener nuestras comodidades en Occidente. Grupos de activistas han realizado numerosas acciones frente a las sedes de Apple. Los nuevos iPhone son los nuevos diamantes de sangre. Detrás de tanto desarrollo tecnológico hay vidas humanas marcadas por explotación, desplazamiento y violencia. La diferencia es que ahora no se trata de joyas de lujo, sino de aparatos cotidianos que usamos a diario y que sostienen la economía global. Lo cual lo hace más grave aún.
Redacción Afroféminas

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