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domingo, mayo 19

Skin bleaching. Privilegio blanco camuflado en rutina de belleza

Blac Chyna anunciando un blanqueador de piel

Se conoce como skin bleaching o  skin lightening a la práctica con la que, mediante el uso de químicos, se aclara el tono de la piel. La mayoría de los productos se comercializan para camuflar cicatrices, disimular marcas de nacimiento o tratar fenómenos como la hiperpigmentación. No obstante, comúnmente se han utilizado desde hace décadas en comunidades negras para aclarar la piel de forma general. 

Existe un mercado global de productos para el aclarado de la piel. Grandes marcas como Shiseido, L’Oréal, Ducray o Lancôme comercializan este tipo de productos enfocados a tratar manchas en la piel e hiperpigmentación. A pesar de ello, el empleo de estos productos suele ser por mujeres negras o de tez oscura con el objetivo de conseguir una tez más blanca. Además, los productos de skin bleaching suelen contener ingredientes perjudiciales para la salud de los cuales el público no suele ser consciente, o lo son y asumen los riesgos del ‘tratamiento’. 

Para entender hasta qué punto estos tratamientos pueden ser considerados perjudiciales debemos saber cómo funcionan. Los productos blanqueantes funcionan reduciendo la concentración y la producción de melanina de la piel, es decir, el pigmento que proporciona el color. Existen varios tipos de blanqueantes. Los más comunes son las cremas y jabones, aunque también existen inyecciones. En el caso de las cremas y jabones, los componentes principales suelen ser la hidroquinona y los corticosteroides. 

Según una noticia de la BBC, en el Reino Unido un dermatólogo no puede recetar un producto que contenga niveles de hidroquinona superiores al 4%, que es lo que se considera bastante agresivo, y en Estados Unidos solo se pueden conseguir cremas sin receta que no superen el 2%. Del mismo modo, en España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) realizó una retirada de determinados productos que incluyesen hidroquinona en su composición en más de un 2%. 

Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud ya señaló la existencia de cremas blanqueantes que contenían diferentes compuestos de Mercurio. A pesar de la retirada del mercado y el trabajo de algunos gobiernos, como el de Ghana, en advertir a la población de los peligros de estos productos, siguen siendo de fácil acceso vía internet, a través de plataformas como Amazon, y, en algunos casos, el mercado negro. 



Por lo general, las cremas y jabones despigmentantes y aclarantes con estos componentes son recetados y se utilizan para tratar afecciones como eccemas, hiperpigmentación o manchas en la piel; sin embargo, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, un 40% de mujeres en el continente africano confiesa usar productos de skin bleaching para cambiar su tez. Además, la práctica está ampliamente extendida en países del sudeste asiático y América Latina, donde una gran parte de la población admite emplear productos blanqueantes con regularidad sin tener en cuenta los riesgos para la salud que esto supone. 

Blanquearse la piel no es un fenómeno nuevo. De hecho, desde la era victoriana las personas procuraban lucir más pálidos que su tono de piel natural. Esto se debía al nivel de estatus social que aportaba el color blanco en la piel, que se asociaba con la pureza, durante la época colonial. Igualmente, tener la piel pálida simbolizaba que la persona no trabajaba en el exterior o pertenecía a una clase social más alta. 

Este look lo conseguían mediante el uso de polvos, predecesores de las bases de maquillaje actuales, e incluso recurriendo al arsénico. Si a esto se le añade la increíble influencia de las potencias europeas sobre sus colonias, la esclavitud y la imposición de sus estándares de belleza que defendían que la piel negra y oscura era símbolo de inferioridad, obtenemos un daño sistemático cuyas consecuencias se siguen observando a día de hoy en lo que se conoce como ‘colorismo’, es decir, el rechazo a tonos de piel más oscuros en las personas negras.

La industria cosmética, desde sus orígenes, se aprovecha de las inseguridades, sobre todo de las mujeres, para vender sus productos y el skin lightening no se trata de ninguna excepción, en este caso para aprovecharse de la situación de doble opresión que viven las mujeres negras. 

En el año 2017 tuvieron lugar dos escándalos mediáticos que involucraban a las marcas Dove y Nivea por anunciar productos de limpieza corporal utilizando el cuerpo de una persona negra como el ‘antes’ y una persona blanca como el ‘después’. Esto causó un revuelo importante en redes sociales y ambas empresas se disculparon a través de un tweet que no convenció a la comunidad de internet. Tampoco es extraño encontrar celebridades patrocinando o poniendo su imagen a productos de skin bleaching. Un caso reciente es el de la modelo Blac Chyna y su colaboración con la marca Whitenicious y su nuevo producto blanqueante de piel. La modelo americana tuvo que responder a numerosas críticas en redes por su decisión de ser partícipe de esta campaña. Por su parte, la influencer y youtuber nigeriana, Jackie Aina, expresó su descontento con la firma de Denecia y denuncia que este producto se aprovecha de la presencia de colorismo en estos países y comunidades para asegurar su rentabilidad. 

Lo cierto es que los productos para blanquear o aclarar la piel pertenecen a una industria multimillonaria que no dejará de venderlos, puesto que existe una amplia demanda. El skin lightening forma parte de la rutina de cuidado de la piel de muchas personas al rededor del mundo y solo se considera perjudicial su uso desmedido. Con la cultura de internet actual es muy fácil juzgar a las mujeres negras por favorecer a los estándares de belleza y querer cambiar su apariencia. No obstante, debemos tener en cuenta que esto únicamente se produce porque sistemáticamente y desde hace siglos, se ha favorecido más a las personas blancas (lo que se conoce como white passing), alimentando y haciendo que se mantenga su privilegio. De esta forma, se ha conseguido incrustar se incruste en el modo de pensar de las mujeres negras que deben blanquear su aspecto para ser aceptadas por la sociedad e incluso aceptarse a sí mismas. 

Fuentes:


Yadi González 

Casi periodista y músico tinerfeña. Me gustan los libros, el cine y hacer playlists. 


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