Mireia Mambo canta desde siempre, tanto que su hermano pequeño le mandaba callar. Por suerte, no calló, su voz creció tanto que se le quedaron pequeños su hogar, la escuela de música de Fuenlabrada en la que aprendió a leer sus primeras partituras e incluso España.
Tras su paso por High School Musical donde debutó como actriz y cantante , se marchó a Reino Unido, lugar en el que continuó formándose. Ahora vive, actúa, baila y canta entre los dos países y en ambos la celebran y reclaman. Ha protagonizado “Sister Act”, ha sido la primera hada en “Sueño de una noche de verano”, Camile en “Scaramouche” y, en la actualidad, la tenemos aquí dando vida a Rachel Marron, el papel principal de “El Guardaespaldas”, que interpretó la enorme Whitney Houston.
Enorme también es Mireia que recuerda quién es y de dónde viene y, precisamente por eso, emulando las políticas de acceso a la cultura para comunidades minorizadas y minorías que se llevan a cabo en Inglaterra, ha promovido que las personas africanas y afrodescendientes de entre 14 y 25 años que quieran ir a ver el musical en el que trabaja puedan hacerlo de manera gratuita. Basta con que la contacten a través de su perfil de Instagram.
A lo largo de esta entrevista, Mireia habla del que a día de hoy es el espectáculo de moda, el teatro musical, de sus éxitos, de sus momentos bajos, del síndrome de la impostora que en algún momento de su carrera le ha acompañado y también se moja reconociendo la falta de oportunidades que tienen las personas racializadas. Señala que en el Estado español, a pesar de que hay excepciones como “Tina” en donde ha habido procesos de formación en Madrid previos a la elección de artistas, todavía traen a gente de otros países que ni siquiera son afro para hacer papeles de personajes que sí lo son. Recuerda que lo conveniente, sin duda, sería apostar y dar oportunidades a gente negra que es o está aquí a la que se corta las alas antes de comenzar a volar.
Mireia le suma al talento que tiene la responsabilidad, el sentido de pertenencia y una visión y práctica comunitaria necesarias para que el futuro sea diferente, para que sea mejor.
Llevas muuuuchos años cantando, ¿cuál es tu primer recuerdo ligado al mundo de la música?
Lo único que sé de cierto es que cantaba desde muy pequeñita por toda la casa, porque mi hermano pequeño llegaba al punto en que me mandaba callar – carcajeo internamente de sólo pensarlo -.
¿Cuánta culpa tuvo tu entorno familiar de tu pasión por cantar?
Quizás mis primeras influencias venían de escuchar a mi madre cantar. Pero mi madre cantaba únicamente cuando estaba enfadada. Y lo que yo no sabía entonces es que eso pasaba a menudo cuando yo era pequeña.
Estudiaste en una escuela de música, ¿cómo fue tu paso por ahí ? Hay centros formativos que pueden llegar a ser muy duros y provocar que la gente abandone…
La Escuela Municipal de Música de Fuenlabrada fue una bendición gigantesca para mí, aunque el mayor bajón era no poder costear un teclado o piano para mí misma que pudiera tener en casa y con el que practicar. Pero fue uno de los lugares, junto con la escuela de danza de Charlie Hussey, que me dio el verdadero gusano por el escenario, porque coincidí con el multitalento de Ruth Iniesta, quien después me avisó cuando estaban buscando gente para un proyecto musical amateur y desde allí las sincronicidades continuaron.
Y High School Musical (HSM) fue tu debut, ¿qué edad tenías y cómo lo viviste?
Tenía 18 años, algo de “pavo”, mucha ingenuidad y mucho que aprender de mí misma y de la industria.
Lo viví con todos los altibajos emocionales que conllevan dejar tu casa, salir del caparazón de la mami, romperte el corazón por primera vez…
Recuerdo tener pensamientos confusos y a veces dañinos a nivel identitario, porque mi cover era una chica caucásica, con ojos azules y rizos pelirrojos. Una persona sumamente talentosa y maravillosa, pero nunca sabes hasta qué punto es cierto que no somos mucha gente negra disponible y apta para esta industria o si las oportunidades no están en igualdad de condiciones. Yo misma no tenía ninguna experiencia. Y sin quererlo, posiblemente esos hechos me indujeron un gran síndrome de la impostora y un profundo sentimiento de no pertenecer.
A pesar de todo ello, fue una experiencia más que enriquecedora y muy divertida. Y a día de hoy, tenemos mucho talento de aquella producción haciendo cosas maravillosas en nuestra industria.
Proseguiste tu formación, que iba más allá de la música, en Reino Unido , ¿por qué ahí? ¿Qué enseñanza no olvidarás jamás de esa etapa?
Una de mis compañeras del elenco de HSM que estudió en Londres me habló de su experiencia allí y tomé la decisión al instante.
No tenía paciencia para esperar a que existiera otro personaje ideal para mi perfil y tampoco quería continuar en la industria sintiéndome una mediocre. Así que hice una audición presencial en la que se convirtió en mi escuela de formación, Performers College, y me admitieron ese mismo día.
Una lección que constantemente me tengo que detener a recordar es que somos muches en esta industria, pero somos úniques. Sólo existe una Mireia Mambo. No soy replicable y lo que hago probablemente lo hace mucha gente, pero no como lo hago yo. Quizá este sea también el mejor antídoto contra el constante rechazo que también existe en esta industria.
¿Por qué recomendarías a las personas que están leyéndonos que estudien ahí?
Estudiar en Londres no sólo te proporciona una segunda lengua predominante a nivel mundial, sino que también te introduce a un rincón del mundo en el que las artes y la cultura son mucho más valoradas que en España. Tanto es así que puedes optar a becas para los estudios de teatro musical, como fue mi caso, pero también para muchas otras áreas de formación en las artes. Además, la multiculturalidad, la diversidad y la cantidad de oportunidades que ofrece Londres me permitieron cuestionar, reconstruir y expandir ideas y valores que quizá no me habría planteado, de haberme quedado en Madrid.
Y además de lo que estudiaste, en términos personales, teniendo en cuenta que eres una mujer negra y que en Reino Unido hay más personas racializadas y desde hace mucho más tiempo , ¿cómo fue para ti residir en Londres viniendo del Estado español?
Pasar de sentirme la única a sentirme una más fue un proceso interno realmente drástico, pero que nunca hubiera podido expresar cuánto deseaba.
Aparte de haber mucha más diversidad, en Inglaterra existen normas éticas dentro y fuera de mi industria, que aunque no siempre se cumplen, sirven para incentivar la oferta de igualdad de oportunidades a favor de la diversidad e inclusividad en todos los departamentos. Y como todo tiene sus más y sus menos, por un tiempo me obsesioné pensando que tenía que forjar la capacidad de representar a la persona negra inglesa, caribeña, americana o africana, porque personajes negres españoles, como tal, no parecía ser y aún no parece ser un personaje en reclamo ni en España, ni en Inglaterra.
Y aunque exista parte de cierto en eso último, también existe un espacio enorme en Londres para ser exclusivamente diferente y que no te miren con lupa.
Tu primer trabajo en un musical tras tu periodo de formación fue en Reino Unido, en un idioma que no era el tuyo y a miles de kilómetros de tu casa, ¿qué tal te sentiste? ¿Y qué le dirías hoy a esa Mireia?
Por momentos, fue tan gratificante como frustrante. Cuando te contratan para hacer repertorio en un teatro con la reputación de Regents Park y siendo tan poco consciente de ello como lo era yo entonces, la experiencia es increíblemente enriquecedora. Tuve la oportunidad de interpretar al primer hada en “Sueño de Una Noche de Verano”. Y bajo petición del director Matthew Dunster, recitaba los primeros versos en español. La Mireia “Shakespeariana” se sintió muy alagada.
Pero para contraste, en Ragtime me habían ofrecido el cover de Booker T. Washington, y en aquel momento no estaba preparada para asumirlo. Esa experiencia me dolió. Sin embargo, observándome ahora, le recordaría a esa Mireia que es única, que su crecimiento no es comparable con el de nadie más y que está justamente en el lugar donde tenía que estar.
Tu trabajo te trajo de vuelta a España , en este caso como protagonista en “Sister Act”, ¿cómo fue esa vuelta?
Sister Act me marcó a nivel personal por tener la fortuna de compartir con mis compañeras Belia Martin, Yanneris Sewer y Yelena Lafargue, lo que ocurrió gracias a que Whoopi Goldberg, como parte del equipo de producción, estipulara que el personaje únicamente sería representado por actrices negras.
Además Sister Act comenzó en la ciudad donde murió mi abuela materna y la ciudad que me vio nacer, Barcelona, cosa que lo hizo más especial aún.
A nivel profesional, vine de Inglaterra con un saco lleno de herramientas para afrontar el papel de Deloris. Después del tiempo lejos de casa, tenía unas ganas increíbles de probarme a mí misma, continuar aprendiendo y creciendo. Y tuve la fortuna de estar súper bien acompañada con Angels Gonyalons, Silvia Abril, Juan Delgado, el añorado Edu Engonga, un elenco bellísimo y un mensaje de amor, respeto y aceptación que no pierde relevancia con el paso del tiempo.
Es interesante que tanto ese como el resto de los musicales se adaptan a los contextos, ¿cuánto peso tenéis las actrices y los actores en ese proceso de “traducción cultural”?
Una historia bien relatada, no importa en qué entorno específico esté desarrollada, siempre tendrá factores genéricos o aislados con los que podemos relativizar, tanto a nivel artístico como a nivel personal. Y eso mismo en combinación con un director o una directora que permita crear de forma colaborativa (que son la gran mayoría), termina haciendo inevitable que acerquemos cualquier historia o personaje a nuestras propias experiencias. Esto me quedó clarísimo trabajando con Joan Lluís Bozzo y David Pintó en Scaramouche, donde tuve la oportunidad de crear a Camilla, un personaje originalmente escrito para una persona con un perfil muy diferente al mío.
Y hablando de actores y actrices que vienen de otros sitios , ahora que (¡por fin!) se están haciendo más producciones en las que la gente no es sólo blanca (el Rey León, por ejemplo, en donde también participaste, o Tina), se está trayendo a gente AFRO de EEUU, Reino Unido, Canadá o Latinoamérica para que trabajen en los musicales, ¿cómo suma ese encuentro entre personas de culturas tan diversas?
No me cabe duda de que, a nivel individual, la experiencia es un mundo para cada persona que forma parte de estos elencos. Me parece que estamos en una época muy emocionante y tengo ganas de ver qué más puertas y conversaciones se abren a continuación. Y es importante apreciar que hay personas dispuestas a apostar por esa diversidad.
Para encontrar a las Tinas, se llevó a cabo un proceso de workshop preproducción que permitió dar herramientas y tiempo de preparación a personas con potencial para obtener el resultado deseado. Me parece un gran acierto.
Por el contrario, El Rey León es un espectáculo con un fuerte vínculo con la tierra madre, África. Su música aún me pone los pelos de punta y el significado tras las lenguas y dialectos que utiliza en sus letras y que la gente no entiende, como el Suajili, llega igualmente a través de la narrativa de la historia. Sin embargo, en España, los protagonistas de la historia son frecuentemente de México o incluso actores caucásicos. Lo que supone una oportunidad menos de presentar a artistas afrodescendientes en una luz positiva. Además de un mensaje culturalmente confuso e hiriente.
Esos mismos artistas mexicanos son también un ejemplo a seguir para muchos jóvenes que conectan directamente con ellos. Pero aún faltan muchas historias por escribirse y representarse.
Y viendo la otra cara de la moneda , ¿significa que aquí faltan actores y actrices afro o que no llegan a los estándares que exigen estas producciones? Imagino que hay algo de pescadilla que se muerde la cola, si no se les han dado oportunidades de trabajo es complicado que se profesionalicen… ¿Cómo se podría solventar algo así?
Es un problema con muchos niveles que requiere aún mucho diálogo. La escucha y la colaboración son clave.
Mucha gente afro no ha tenido la oportunidad de recibir la formación que recibí yo, pero aun así tienen que competir con muchos otros que sí la han recibido para formar parte de un elenco. Y es dudoso que esa situación se dé si los actores y las actrices afro están acostumbrades a que sólo se les acepten en los espacios cuando se pide gente de su perfil específicamente.
En el pasado la falta de escuelas y la falta de diversidad eran quizá el principal problema, pero en la actualidad, cuando las productoras dejan marchar a una persona con potencial por falta de experiencia, ¿les dan algún tipo de aliciente o consejo para volverlos a ver en futuros proyectos? Si una persona no ve suficientes oportunidades para sí en una carrera, ¿cómo esperar que continúen eligiéndola? ¿O que continúen mejorando sin ninguna proyección de futuro?
Y tocando más profundo, es evidente que el sesgo de confirmación es parte del problema, sencillamente porque aún no existe una representación diversa e inclusiva en otros departamentos de producción (empezando por el de dirección de casting). Las iniciativas para dar respuesta a estas preguntas ya existen en otros países. Por eso es que me reitero en que hace falta más diálogo, más escucha y más ganas de querer colaborar también.
Y hablemos ahora de tu presente , eres nada más y nada menos que Whitney Houston en “El Guardaespaldas”, ¿cuántas veces habías cantado el “I will always love you” sin imaginar que algún día te tocaría hacer de ella en un musical? ¿O sí lo imaginabas?
¡Para nada! Es una cantante que siempre me intimidó de tal forma que cuando me pedían cantar esa canción en un corrillo típico del patio del colegio, recuerdo perfectamente cómo me temblaba la voz de manera incontrolable.
Me siento especialmente afortunada de poder interpretar a Rachel Marron, porque en su día hice las audiciones para la producción que hizo Stage Entertainment en Madrid, pero en esa ocasión se lo llevó el talentazo de Fela Dominguez. Me llevé mi tristeza de nuevo a Inglaterra y continué con mi vida sin imaginar que la oportunidad volvería a caer en mis manos gracias a Letsgo Entertainment. Y aún con el miedo a las comparaciones, no podría estar más agradecida al Universo. Estoy muy feliz.
¿Cuánto tiene de actitud y no sólo de aptitud(es) el triunfo en tu carrera? ¿Y cuánto de creer que es posible? A veces, si las personas racializadas no vemos referentes ( o no nos los muestran), podemos pensar que jamás llegaremos a determinados lugares…
Totalmente de acuerdo. Le debo mucho a la actitud de mi madre y a mi capacidad de mantener la certeza de que cuando una puerta se cierra, se abre un “portón” (eso decía yo).
Una vez le dije a mi madre que me planteaba estudiar biología en la universidad y resumidamente me dijo “de eso nada.” Más adelante, terminando el contrato de HSM, le dije que estudiaría teatro musical en Londres, y le faltó tiempo para hacerme las maletas.
Aparte de ella, soy muy consciente de que siempre he estado rodeada de verdaderos ángeles en mi vida que me han ayudado a creer y que me han guiado de una forma u otra. Y pienso que todes los tenemos, pero tenemos que estar dispuestos a escuchar y a confiar.
Hablando de eso… en el musical que protagonizas estáis invitando a población afrodescendiente para que pueda asistir al espectáculo de manera gratuita, ¿por qué?
Porque una bienvenida comienza por una invitación.
La falta de representación ha provocado un pensamiento colectivo de que “el teatro no es para gente afrodescendiente”. Y esto no sólo es notable a la hora de buscar talento sino que también se puede observar en las butacas de los teatros.
Sabemos que el problema es de mayor magnitud que lo mencionado en estos párrafos y que es el resultado de una estructura socioeconómica donde las personas pertenecientes a grupos minoritarios son marginalizadas y/o excluidas por la sociedad constantemente.
Así que siguiendo el buen ejemplo de iniciativas con precedentes en Inglaterra, hablé con Letsgo Entertainment y me alegró recibir una respuesta de predisposición absoluta.
Es mucho más fácil soñar cuando existen huellas en el camino.
Y si queremos ver diversidad en espacios donde normalmente no la había, nos toca decidir si nos quedamos de brazos cruzados o si ponemos nuestro granito de arena.
¿Qué requisitos son necesarios para poder asistir?
Ser afrodescendiente, tener entre 14 y 25 años y tener acceso al teatro en que nos encontremos en cada momento. Quien quiera recibir su entrada solo tendrá que ponerse en contacto conmigo a través de mis redes sociales @mireiamambo (la más activa es instagram).
Los próximos destinos de la gira son Cartagena, Mallorca, Logroño, Huelva, Granada, Gijón y Madrid. Las entradas gratuítas estarán disponibles para una única función de cada destino por lo que la gente puede ponerse en contacto directamente o responder cada vez que lo anuncié y lo recuerde a través de mis redes sociales. Pero para más información de fechas y localizaciones, la web oficial es https://planletsgo.com/elguardaespaldas/ .
¿Cuáles son tus próximos proyectos confesables?
No tengo ninguno que aún pueda comentar. Pero me encuentro en una fase creativa y hambrienta de retos diferentes. Tengo muchas ganas de hacer teatro de texto y más trabajo para la pequeña y gran pantalla.
Y también me gustaría emprender otras maneras de compensar a mi pequeña yo, a través de otras iniciativas o proyectos con los que continuar conectando con las generaciones que vendrán.
Para que el crecimiento sea colectivo, ha de haber un trabajo individual. Y estoy en ello. Lo único que quiero es ser parte activa de la influencia positiva dentro y fuera de nuestro colectivo. Nada más.
Lucía Mbomío
Periodista
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