miércoles, noviembre 13

“A mi nunca me había gustado una negrita”

Tiffany Ima

“A mi nunca me había gustado una chica negrita” o “no pareces como las demás negras” son frases  que con la intención de halagar perpetúan los estereotipos hacia las personas negras y racializadas,  además de mostrar el racismo estructural tan instaurado e ignorado en la sociedad.    

Frases como estas no solo no son un cumplido, si no que desprecian a todo un colectivo y lo  reducen a una idea dando a entender que las personas racializadas no pueden ser atractivas ni entrar  dentro de los cánones de belleza hegemónicos.  

El problema está cuando a una mujer racializada se la ve diferente por diferenciarse de ese canon y  se la exotiza. Una mujer negra y guapa entonces se convierte en algo anómalo, se la etiqueta de  exótica, como si eso fuese algo bueno cuando en realidad estar encasillada en esa categoría es una  manera de ser cosificada. Eres vista con curiosidad y con rareza, como si de un extraterrestre te  tratases porque el mundo te dice que ser negro y ser guapo no van de la mano, ya que en los  estándares eurocéntricos no hay hueco para elogiar las pieles racializadas, sus peinados o sus  rasgos, entonces te llaman exótico, que no guapo, porque eres diferente a la normatividad que  siempre se ha caracterizado por idealizar el pelo lacio, la piel blanca y los ojos claros.  


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Para ligar se refieren a ti como “mi chocolatito” o “mi diosa del ébano” pensando que no hacen otra  cosa más que elogiarte, pero mucho menos eso es un elogio, si no una frase racista más disfrazada.  Nuestros cuerpos se ven diferentes y ese exotismo trae consigo ideas y estereotipos que guardan  numerosos clichés sobre todo en el ámbito sexual, donde se nos considera un fetiche, ya que se  piensa que las mujeres negras somos salvajes o dispuestas, convirtiéndonos en un objeto que  satisface esa idea.  

Ser visto como alguien exótico se convierte en un gran obstáculo a la hora de establecer relaciones  interraciales ya que el interés no parece residir en conocernos como persona si no en lo que  representamos por nuestro aspecto físico. Son estos prejuicios los que contribuyen a perpetuar el  racismo sobre los cuerpos negros, los que dañan nuestra imagen y ayudan a reírse de ella, porque  quien diga que no le ha llegado la imagen de “el negro de WhatsApp” miente, y eso no es más que otra hipersexualización en la que los hombres negros también resultan igualmente cosificados y  sexualizados, siendo objeto de risas.  

Para ligar con una mujer negra/racializada no hay que descalificar a todo un colectivo, existen más  opciones que decir en vez de “ eres muy guapa para ser negra”, eres muy guapa o eres atractiva  siempre será una mejor opción e interesarse por sus particularidades y sus cualidades sin caer en el  racismo que guardan frases como esas, es una manera mucho más acertada a la hora de entablar una  conversación.  

En un mundo tan racializado quitar estos estereotipos es una puerta que se abre para relacionarnos  sin pretensiones, las personas racilizadas no somos un colectivo con comportamientos comunes, si  no algo más complejo como es una persona y su individualidad. La manera en la que nos  comportamos y nos relacionamos nada tiene que ver con los clichés que se hacen de nosotros/as y  es demasiado fácil dejarse llevar por la comodidad de los estereotipos, pero es mucho más  inteligente aceptar que somos seres particulares.


Cynthia García

Graduada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid



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