A veces tengo un sueño gemelo malvado del de Luther King. De un mundo no sin racismo, sino con un racismo invertido. En el que por vaivenes de la historia, el podio racial tiene un orden diferente. En el que, por casualidades geográficas y causalidades económicas, son mis rasgos los que discriminan y humillan a esos que hoy rinden pleitesía. Hay más inocencia que malicia en esto; es más un experimento que un deseo.
Luego, pienso en por qué lo pienso. ¿Lo hacen también otros desterrados? ¿Sueñan las mujeres con un mundo matriarcal? ¿Los discapacitados con un mundo sin sonido, imagen o movimiento?
Y pienso que tal vez puedo hacerlo porque antes otros pensaron lo contrario. Porque gracias a esos primeros soñadores, sé que la segregación ha salido de nuestras manos. Que la naturaleza es un lienzo vacío de todo juicio, y que la discriminación podría ser al revés. O hasta podría no ser.
Autor: Vicente Dongo
Foto Portada: http://thepoliticalpartygirl.com/
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