Las vidas sin hogar que la ciudad decide no ver
En los últimos meses, el debate público sobre el sin hogarismo en Zaragoza se ha reducido casi exclusivamente al Parque Bruil. Ese hiperfoco ha generado una narrativa peligrosa que simplifica la realidad hasta volverla irreconocible. Se nos quiere hacer creer que las personas sin hogar en la ciudad son mayoritariamente inmigrantes solicitantes de asilo. Una mentira que alimenta estigmas, xenofobia y políticas públicas basadas en la excepcionalidad.
Mientras los medios repiten un único relato, centenares de personas que duermen en las calles quedan completamente invisibilizadas. Historias que no se cuentan porque no encajan en la agenda, porque desmontan discursos fáciles, porque obligan a mirar más allá.
Desde aquí quiero compartir, cada semana, uno de esos casos que nadie cuenta. Hi...





