Rotundamente negra
“¡Mira, ahí viene la negra!” escuchaba y me sentaba junto a la fuente de la plaza plagada de blancos, una mirada encarnada, otra vez me azotaba el cuerpo negro, sacaba un librito: literatura africana, me salvaba otra vez. Doce menos cuarto, mi espera ya estaba caducando y la brisa fría o caliente del Nuevo Mundo movía el “pelo churrusco”, “apretado”, “malo” que reafirma en un golpe seco la identidad y el devenir de nuestras luchas contra todo ese invento histórico, político y racista que arbitrariamente ha deseado blanquearnos.
Ese invento que nace en la maldición histórica de cuando a Colón se le dio por buscar especias en tierras ajenas, para sazonar la carne desabrida de sus reyes y sus reinas y de cuando los animales irracionales, cruzaron el filo del horizonte con sus expedicio...