¿Qué diferencia hay entre tokenismo y diversidad?
No hay prestigio en ser un “miembro simbólico”, en ser la coartada inclusiva.
No hay prestigio en ser un “miembro simbólico”, en ser la coartada inclusiva.
Hay que tener muy claro que cuando se habla de privilegio no se está acusando a nadie de nada, ni se está valorando su calidad moral, ni su capacidad, ni sus méritos, ni siquiera la cantidad de sufrimiento que ha tenido en su vida. No va de esto.
Este es un comentario habitual en las redes sociales, “vuélvete a África”. Creo que cualquier persona negra que se atreva a hablar en contra de la del racismo ha escuchado este comentario alguna vez. Una noticia para los racistas, volver a casa, jamás es un insulto para mí.
No se si estáis familiarizadas con lo que se llama la “política de respetabilidad”. Se trata de una regla no escrita que deben seguir las personas marginadas y las minorías (negros, asiáticos, colectivo LGTB, etc) para ganarse el respeto en la cultura dominante.
La controversia del blackface llega cada navidad como el turrón. Podemos ver a algunos personajes públicos y a políticos en activo practicando esta humillación al colectivo de las personas negras. En este contexto, Alcoy y su cabalgata es la manifestación de blackface más ofensiva y violenta de Europa.
Intentar abordar los problemas profundos, complejos y delicados de la raza es un trabajo difícil, y no hay una respuesta fácil sobre cómo hacerlo bien. Pero saber de la opresión que los empleados racializados enfrentamos a diario, puede hacer que cambien algunas mentalidades.
El creía que había hecho lo necesario para ayudarlo a establecer una base sólida para evaluar su identidad.
Un día él la recogió del colegio y ella inmediatamente empezó a hablarle de su amiguita Aurora.
Cuando hablamos del cambio climático, habitualmente, lo hacemos en términos impersonales. Nos referimos a sus consecuencias, como el aumento de las temperaturas y el del nivel del mar, y lo difícil que será la vida en el planeta. Pero sus efectos ya están aquí y afectan de manera desproporcionada a los más vulnerables.
Hay mucho términos en español para referirse al pelo de las mujeres negras y casi todas tienen un origen o connotación negativas. La presión social y mediática hacia nuestros rasgos es muy fuerte desde siempre. De ahí que algunas de nosotras, como mujeres negras, tenemos miedo al ridículo y por eso nos escondemos y escondemos nuestros rasgos afro.
Hay una historia no contada entre esclavitud y medicina y el papel decisivo que desempeñan los africanos esclavizados, tanto vivos como muertos, en el desarrollo de los avances médicos. Se trata de una historia de coacción, de la que emergen sus voces desde el pasado.
Garriga aparece cada vez que se acusa de racismo a la formación neofascista. Periodistas de extrema derecha afines a la formación, todos sus cargos electos y simpatizantes variopintos sacan a pasear a Garriga como la gran prueba de que no son xenófobos o racistas.
Para las jóvenes negras, el cabello no es sólo algo con lo que jugar, es algo que está cargado de mensajes, y tiene el poder de dictar cómo los demás te tratan, y a su vez, cómo te sientes acerca de ti misma.
No se trata de no denunciar las malas prácticas. Se trata de tener responsabilidad al manejar el privilegio, que es lo que no hicieron ni Chicote ni La Sexta. Han azuzado irresponsablemente los prejuicios.
Estamos a punto de entrar en una crisis de dimensiones desconocidas hasta ahora por la inmensa mayoría de la sociedad. Solo los más mayores vivieron situaciones parecidas como la que se nos viene encima. Y en esas circunstancias el chivo expiatorio de la inmigración como explicación culpable de todos los males es una baza que, aunque ya presente en grandes capas sociales, aumentará su señalamiento.
Una mujer completamente blanca se hace pasar por afrolatina, actuando como si entendiera lo que es estar oprimida y no solo elige serlo, sino que ocupa un espacio en su campo académico (la historia negra), que debería haber sido para una persona cuyas experiencias fueran auténticas.
La acabamos de ver con un papel muy divertido en la serie de TNT “No me gusta conducir” junto a Juan Diego Botto. Es una de esas actrices afroespañolas que comienza a despuntar en un mundo tan complicado como el de la interpretación, mucho más si eres una mujer negra.
Muchas de las piezas de esta antología reflexionan sobre el pasado, intentando arrojar luz sobre el presente.
Me dicen que puedo contagiarme en cualquier momento, con pasar al lado de alguien que lo está. Me dicen que hay informes que dicen que puede haber rebrotes, que mejor no salir, que me lave y me lave las manos, que me aleje de la gente. Que lleve mascarilla, guantes que no puedo comprar. Todo esto lo hacen desde tertulias televisivas donde están unos al lado de otros sin guantes ni mascarillas.
Estos días han proliferado las películas de catástrofes en las plataformas y cadenas televisivas, quizás buscando que visualicemos ese final feliz que todos necesitamos como agua de mayo.
Llevo 36 días confinada y empiezo a sentir las secuelas de la soledad. No puedo evitar sentir comprensión por los que se saltan la cuarentena. Pero entonces pongo la televisión (la pobre está trabajando a destajo estos días) y me dicen que son insolidarios, malvados contagiadores que merecen que caigan sobre ellos las siete plagas que con la que tenemos encima serían ocho.
Me paro y miro a mi alrededor los balcones que me rodean. Busco a la mujer que nos ha gritado. No veo a nadie. El acoso a distancia suele ser cobarde.
Cuando se habla de Justicia Social se debe hablar de antirracismo. La mayoría de las personas racializadas enfrentan desafíos enormes como resultado directo del racismo institucional: discriminación en el acceso a la vivienda, préstamos abusivos o incapacidad para acceder a ellos, barreras laborales y discriminación en los sistemas de educación y justicia. En pocas palabras: no se puede luchar eficazmente contra la pobreza sin luchar contra el racismo.
Con unas fuerzas de seguridad con ya muchos ramalazos racistas, tendrán carta blanca para aumentar su presión sobre colectivos racializados: perfilamiento racial, abusos y malos tratos, violencia desproporcionada, CIES como centros de violencia institucionalizada.
Los profesionales de la salud, especialmente aquellos que tratan a minorías, deben tener en cuenta que el tratamiento no es único para todos. Lo que funciona para los pacientes blancos puede no funcionar para los pacientes negros, por lo que es importante obtener la mayor comprensión y capacitación cultural para brindar el mejor tratamiento posibl