En la actualidad, son consideradas formas contemporáneas de esclavitud prácticas como la trata de personas, la explotación sexual, el trabajo infantil, el matrimonio forzado y el reclutamiento forzoso de niños y niñas para utilizarlos en conflictos armados. Estas formas son frecuentes y extendidas en todo el mundo y, sin duda, la pobreza, el desempleo, la violencia, la falta de acceso a la educación, la persecución y trabas a la población migrante, y las inequidades en general, colaboran con su existencia.
Sin bien el abolicionismo de los siglos XVIII y XIX vinculado al tráfico esclavo transatlántico devino en leyes y una condena internacional, el fenómeno de la esclavitud no es pasado, y la idea de considerar a las mujeres y varones como objetos continúa aún vigente. Por otra parte, cabe decir que la abolición de la esclavitud siempre fue una conquista de las personas africanas y sus descendientes, quienes lucharon de manera diversa por su libertad. No es posible pensarla como una concesión que anteponga el rol desarrollado por los abolicionistas, omitiendo a los verdaderos protagonistas. La obtención de la libertad fue un proceso de experiencias individuales y colectivas que motivó diversas reacciones. La idea de “marchas y contramarchas” da cuenta de la complejidad para poder cristalizar las formas de libertad.
El 2 de diciembre de 1949, en el contexto post bélico (Segunda Guerra Mundial), la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena (resolución 317 IV) (1).
Según datos de 2016, se estima que 40 millones de personas son víctimas de esclavitud moderna: 5,4 de cada 1.000 personas de todo el mundo, siendo mayormente afectadas las mujeres y las niñas, quienes representan el 71% del total (2).
De ese total, en lo que refiere a matrimonios forzosos, se calcula que para ese año habían 15,4 millones. Si bien, los varones y los niños también pueden ser víctimas de esta forma de explotación, mayoritariamente afecta a mujeres y niñas (88%) (3). En este sentido, los datos dan cuenta de la interconexión que existe entre los sistemas de subordinación, como clase, género, raza, religión, que permiten comprender que ciertos grupos y en determinados contextos estén sujetos a mayores grados de vulnerabilidad.
En tanto que 24,9 millones de personas (de los 40 millones mencionados), estaban sometidas a trabajo forzoso, es decir, obligadas a trabajar bajo amenazas o coacción, como trabajadores domésticos, obreros en la construcción, en fábricas clandestinas, en explotaciones agrícolas, en buques pesqueros, entre otros sectores, así como en la industria sexual.
El Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud toma la fecha del 2 de diciembre con el objetivo de recordar y alertar sobre la necesidad de la erradicación de las formas contemporáneas de esclavitud mencionadas al inicio. El hecho de ser un día internacional, busca colaborar con la sensibilización respecto a ciertas temáticas que muchas veces son ignoradas y/o naturalizadas. Se espera que la reflexión sirva como denuncia, que se conozca la problemática, que los gobiernos tomen medidas y que se reclamen acciones concretas.
1.https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/TrafficInPersons.aspx
2. Datos extraídos de: Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna. TRabajo forzoso y matrimonio forzoso. Resumen ejecutivo. OIT, Walk Free Foundation, OIM, Ginebra, 2017, p. 5. Disponible en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@ipec/documents/publication/wcms_596485.pdf
3. ídem, p. 9.
Karla Chagas
Investigadora especializada en historia y cultura afrouruguaya. Migrante uruguaya viviendo en Catalunya. Equipo de redacción de Afroféminas.
SUSCRÍBETE A PREMIUM AFROFÉMINAS
Descubre más desde Afroféminas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
[…] a través de 2 de diciembre: Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud — Afroféminas […]