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sábado, julio 27

El acoso racista en los colegios, una pandemia silenciada

Imagen de depositphotos.com

El bullying en los colegios, ya sea racista o de otro tipo, es algo a lo que tenemos que poner coto para poder convivir en una sociedad habitable para todos. La educación que dan los padres y la que se imparte en los colegios, es primordial para evitar este tipo de situaciones.

Aunque no siempre es así, el ejemplo es caso del colegio Litterator de Aranjuez, que se acaba de resolver judicialmente, donde una niña negra sufrió discriminación por sus compañeros de clase durante años sin que el colegio actuara al respecto.

Ante esto, la Audiencia Provincial de Madrid, después de un largo proceso judicial, ha multado al colegio con 10.000 euros de indemnización a la familia de la niña por los daños causados a la menor. La primera denuncia fue interpuesta por la madre en 2019. Han pasado 4 años.

Los insultos racistas hacia ella por parte de los niños del colegio se realizaban en su mayoría en el patio con tirones de pelo, vejaciones e insultos como “puta”, “negra” o “tienes color de mierda”, así como amenazas y golpes.

Con las constantes humillaciones xenófobas, la madre, tras varias quejas al centro desde 2012 y luego de recibir la respuesta de Inspección Educativa de Aranjuez que le comunicó que su hija no sufría acoso escolar, decidió cambiarla de colegio.

Ante esto, el centro para defenderse negó las quejas que mandó la progenitora por correo electrónico, comentando que conocía la situación que vivía la alumna y negando que habría sufrido bullying condicionado por su raza o color de piel.

Según informes del pediatra de la niña, presentaba síntomas de cuadros de ansiedad relacionados con el nerviosismo y la situación de rechazo que le causaban sus compañeros de clase. Incluso la madre llegó a encontrar entre sus libros una nota de suicidio por el acoso continuado de sus compañeros.

Otro caso similar es el ocurrido a Saray, una joven colombiana de 11 años que intentó suicidarse tras sufrir episodios de acoso racista de sus compañeros en el colegio Agustín Gericó de Zaragoza.

“Sudaca de mierda”, “puta colombiana” o “vuelve a tu país” fueron algunos de los insultos que le propiciaban a la hora del recreo las niñas que la acosaban. Con estas vejaciones racistas la joven hizo una nota de despedida para después tirarse desde la ventana de su casa al vacío. Por suerte la joven falló en su intento y sigue viva. En este caso el colegio donde la niña sufrió bullying tampoco actuó en ningún momento y tampoco evitó el caso de acoso escolar.

Las consecuencias de la inacción de los profesores y los centros, como vemos, provocan distancia, una gran cantidad de suicidios en menores por la sensación de rechazo y humillación constante por el color de piel o por el país de origen.

El caso más reciente y que ha conmocionado a la sociedad española es el de Iván y Leila. El 21 de febrero, los dos hermanos gemelos, se arrojaron al vacío desde el balcón de su apartamento, ubicado en un tercer piso, con la intención de quitarse la vida. Iván, falleció en el acto, mientras que su hermana se encuentra internada en grave estado de salud.

Poco a poco han ido saliendo a la luz los detalles del suceso ocurrido en la localidad barcelonesa de Sallent. Se ha sabido que se trataba de dos ciudadanos argentinos que habían emigrado a España hace tres años. Se ha conocido que sufrían bullying xenófobo y tránsfobo en el ámbito escolar. Se ha sabido que Iván, había pedido recientemente ser tratado como se sentía, un niño.

De nuevo se produjo la misma concatenación de hechos. Ni el centro ni las autoridades quisieron actuar. De nuevo se quitó importancia, o directamente se negó que estuviese sucediendo el acoso. De nuevo la frustración llevo al intento de suicidio. Esta vez, sí tuvo un resultado fatal.



La fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes) en 2021 recibió 29.000 llamadas de ayuda por bullying. España con casi dos millones de menores afectados por acoso escolar, se coloca como uno de los diez países del mundo con mayor número de víctimas. La situación en el país es preocupante, ya que, 7 de cada 10 niños sufren todos los días algún tipo de acoso y ciberacoso en España, según expone el estudio de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras. Aquí se destaca el papel psicológico, que se aplica mediante los insultos, burlas o motes racistas que minan la integridad y moral de los menores afectados.

La mayor parte de lxs niñxs afectados por algún caso de bullying suelen ocultar o minimizar su situación por miedo a las posibles consecuencias. Este autoengaño hace que la situación se convierta en una norma con el paso del tiempo y provoca que el acoso recibido sea más continuado. Un dato a tener en cuenta, según la Organización Mundial de la Salud, es que un 16,1% de los jóvenes ha sido acosados alguna vez.

La cada vez más pronta adquisición de teléfonos móviles por parte de los más pequeños hace que los riesgos que presentan internet y las redes sociales se den cada vez antes. Con esto una de las causas más importantes de acoso en la actualidad española se realizan mediante las redes sociales que utilizan los menores en sus dispositivos móviles. Aquí, según la ONG Educar es todo, un 30% de los padres no actúan de manera debida ya que rara vez saben lo que hacen sus hijos con los teléfonos.

Esto, pone de manifiesto que el ciberacoso es una de las razones que dañan más a los jóvenes debido al bombardeo masivo de burlas, mensajes de odio o insultos cibernéticos que son mandados en su mayoría de manera anónima por los diferentes medios disponibles, como por correo electrónico o por los chats de las plataformas sociales.

Además, el acoso escolar es el causante directo de más 200.000 suicidios en el mundo. Las consecuencias fatales del bullying son las más preocupantes, ya que es la parte final de una línea de insultos, amenazas y golpes que recibe un menor en su centro de estudios y vía digital. Esto hace que la salud mental se vaya minando, hasta aparecer el pensamiento suicida y de manera fatal, acabar quitándose la vida por no poder soportar la presión de la situación.

La clave para actuar ante estas injusticias se centra en no ignorar el problema, dando importancia a educar a todos los agentes sociales relacionados con el entorno educativo como los estudiantes, los padres o los profesores.

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