Octavia Butler nace en Pasadena, California, el 22 de junio de 1947 y muere un 24 de febrero de 2006, con tan solo 58 años. Dedicó su vida a escribir ciencia ficción, siendo la primera mujer en ganar el premio Genius de la Fundación MacArthur.
Su infancia estuvo marcada por la temprana muerte de su padre, un humilde limpiabotas, y por su crianza con su abuela y su madre, que ocupó como empleada doméstica para poder mantenerla. De aquellas casas de familias blancas donde trabajaba, su madre le traía viejos y desechados libros que inspiraron a la joven.
Apodada “Junie” por su familia, era una niña tímida y soñadora, especialmente alta y fan de las revistas de ciencia ficción, como Amazing, Fantasy and Science Fiction o Galaxy. Le diagnosticaron dislexia y ya a muy temprana edad intentó escapar de su soledad escribiendo. “Comencé a escribir mis historias cuando tenía doce años, estaba viendo una mala película de ciencia ficción titulada Devil girl from Mars y decidí que podía escribir una historia mejor. Apagué la televisión y lo intenté. Y he estado escribiendo ciencia ficción desde entonces”, contó la autora durante una entrevista.
Después de graduarse en el Pasadena City College en 1968, se matriculó en la California State University de Los Ángeles, pero pronto la abandonó y comenzó a estudiar escritura en la Universidad de Los Ángeles. Y entonces conoció a Harlan Ellison, un destacado autor de ciencia ficción, en un taller de escritores de minorías, quien la introdujo en el Clarion Science Fiction Workshop, donde la joven Butler empezó a depurar su escritura.
Aunque tuvo que ocupar múltiples trabajos para subsistir, como vendedora telefónica, lavaplatos o supervisora en una fábrica de verduras, Butler tenía claro qué quería ser y cómo quería vivir. Por eso se despertaba todos los días a las 2 de la mañana para dedicar unas horas delante de la máquina de escribir que le había regalado su madre antes de irse a trabajar. Gracias a la beca MacArthur que le concedieron en 1995 disfrutó de una vida más sosegada en sus últimos años.
“Fantaseaba con vivir vidas imposibles pero interesantes, vidas mágicas en las que podía volar como Superman, comunicarme con los animales y controlar la mente de las personas”, escribió en 1999. En aquellas obras que leía desde niña apenas aparecían personas negras y cuando lo hacían era “personajes ocasionales o personajes que eran tan débiles de ingenio que, de todos modos, no podían manejar nada”, una situación que ella se propuso y consiguió cambiar. Aun así, en la propia industria literaria se enfrentó a situaciones de discriminación hacia las personas racializadas, como cuando su editor quiso sacar en la portada de Dawn a dos mujeres blancas, a pesar de que el personaje principal era de raza negra. La autora se negó y luchó siempre por visibilizar a los afroestadounidenses a través de su ficción y de sí misma.
Butler fallece en 2006, a causa de un golpe en plena calle cerca de su último domicilio en Seattle, que le provocó un derrame cerebral. Tras su muerte en 2007 se crea el Fondo Octavia E. Butler para conceder una beca anual a personas racializadas que quieran escribir, tal como hubiera deseado la autora.
Es considerada la “madre del afrofuturismo”, un movimiento que examina la historia y la experiencia de la diáspora africana a través de la ciencia ficción y la fantasía, con el fin de visualizar un futuro más esperanzador para su raza y con un gran avance tecnológico.
Entre sus obras destacamos Patternmaster, su primera novela, publicada en 1976, que alberga la historia de un grupo de personas con poderes telemáticos liderados por una mujer africana de 4.000 años llamada Dora. Después la convirtió en una serie de cinco partes, llamada Patternist, acompañada de otros títulos como Mind of Own (1977), Survivor (1978), Wild Seed (1980) y Clay’s Ark (1984).
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Parentesco, de 1979, cuenta la vida de Dana, una mujer afroestadounidense escritora, que viaja a través del tiempo a un periodo anterior a la guerra para conocer las circunstancias en la que se sucedía la esclavitud en aquel periodo. Butler habla de esta novela, la más popular de su repertorio, como una “siniestra fantasía sin ciencia”. “Si mi madre no hubiera soportado todas esas humillaciones, yo no habría comido muy bien ni habría vivido muy cómodamente. Por eso quería escribir una novela que hiciera sentir a otros la historia: el dolor y el miedo que tienen los negros”, confesó al respecto.
La trilogía Xenogenesis aparece en 1987 para narrar la historia de Lilith, una joven que es junto a otros humanos salvada por una raza extraterrestre, los Oankali, tras la destrucción de la mayor parte de la Tierra por grupos militares. Los oankali tienen un tercer género y pueden manipular los genes y mezclar sexualmente a diferentes individuos para crear una biología mixta que posibilite su supervivencia. Explora, por tanto, temas tan actuales como la ingeniería genética.
En 1993 se publica «La parábola del sembrador« y en 1998, su secuela, Parable of the talents, que gana el premio Nébula a la mejor novela. En ellas se presenta una California profética amparada en el año 2024 y 2032, respectivamente, sobre un futuro en el que la población mundial lidia con un cambio climático y una crisis económica global. Se entremezclan a lo largo de sus páginas diversas formas de servidumbre y esclavitud por contrato, la opresión de las mujeres es extrema, los humanos son adictos a drogas de diseño y a las máscaras de sueños, para vivir fantasías virtuales, entre otras cosas.
En 2005, quiso continuar la saga de parábolas, pero tras un periodo de sequía literaria, sale a la luz Fledgling, una historia de vampiros que explora temas raciales y sexuales y también la hibridación biológica entre los vampiros y los humanos.
Y, aunque la autora confesó su predilección por las obras largas, también publicó una colección de relatos cortos con el título Hija de sangre y otros relatos en 1996. Uno de ellos, Hija de Sangre ganó los Premios Hugo y Nébula,contando la historia de un grupo de humanos que vive en una reserva de un planeta alienígena gobernado por criaturas insectiles que dejan sus huevos en los humanos y embarazan tanto a mujeres como a hombres.
Su importancia como escritora radica en el hecho de que no solo abordó temas como el racismo, el género, la esclavitud o, incluso, la política en sus libros, sino que hizo protagonistas de sus novelas a mujeres racializadas durante una época en la que había muy pocos autores negros de ciencia ficción. Ello la ha hecho inspirar a muchos nuevos creadores de este génerp, como Nnedi Okorafor, Nalo Hopkinson o NK Jemisin, entre otros. “Si no hubiera escrito, probablemente habría hecho algo estúpido que me habría llevado a la muerte”, llegó a decir la escritora en cierta ocasión.
Hoy su obra se enseña en más 200 colegios y universidades de Estados Unidos y buena parte de ella ha recibido adaptaciones a otros géneros, como Parentesco, que se fue versionada en novela gráfica por Damian Duffy y John Jennings, o La parábola del sembrador, que Toshi Reagon convirtió en una ópera para el festival The Public Theatre “Under the Radar”. En la actualidad Amazon Studios y JuVee Productions trabajan en el desarrollo de una serie sobre Patternist.
Asimismo, recientemente, «La parábola del sembrador« ha entrado en la lista de los libros más vendidos de The New York Times y que en España se pondrá a la venta el día 8 de marzo (puedes reservarlo ya en nuestra tienda), posiblemente por considerarse un presagio del triunfo de las ideas intolerantes y discriminatorias de Donald Trump antes de llegar al poder en 2016. Al final, parece que Octavia Butler sí fue una escritora superventas.
Natalia Ruiz-González
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