Hoy, Día de la Lengua China, hablamos con Paloma Chen, poeta, periodista y activista antirracista y feminista. La joven, nacida en Alicante en 1998, de procedencia china, ha desarrollado el proyecto Crecer en un chino, donde recopila las historias de los jóvenes de segunda generación cuyos padres emigraron desde China a España en las décadas de los ochenta y noventa, que han tenido que hacer frente a su desarrollo entre dos culturas, sintiendo el racismo latente en España aun llevando 20 o 30 años en el país, pues no dejan de sentirse extranjeros y de sufrir microrracismos a diario. Además, la joven dedica su poesía también a reivindicar su lucha y ha ganado recientemente el II Premio de Poesía Viva, por versos tan reveladores como “Sueña en un idioma que desconoce que vive en otro que siempre le será extranjero”.
–¿Qué significa para ti la poesía? ¿Cuándo descubriste que querías escribir?
Es difícil definir la poesía, porque no tiene por qué basarse solo en el lenguaje escrito. Hoy en día hay muchas cosas que designamos como “poéticas”, y lo que queremos decir es que están presentadas de una forma metafórica o particularmente artística. Para mí, terminar escribiendo poesía ha sido la evolución natural de estar siempre escribiendo. Escribo desde que soy pequeña, estudié Periodismo porque quería vivir de escribir, y me veía absolutamente incapaz de cualquier otra cosa.
–¿Qué poetas son un referente para tu escritura y por qué?
Marilyn Chin es una gran referente porque es una poeta estadounidense nacida en Hong Kong que trata temas como el desarraigo y que, a mí, como parte de la diáspora china en España, me apelan mucho. Además de ella y de nombres como el de la gran Gloria Anzaldúa, siempre me ha llegado mucho la poesía de Alejandra Pizarnik, Louise Glück, Cesare Pavese y Fernando Pessoa.
–Recibiste el pasado 15 de marzo el premio de Poesía Viva en la sede de la Real Academia Española. ¿Qué supuso para ti este galardón y este reconocimiento a tu poesía?
Me siento muy agradecida y bastante sorprendida. Por supuesto, siento mucha felicidad. Ha sido un regalo que me ha traído muchas cosas y la visibilidad que me ha traído creo que puede servir para que pongamos la mirada en muchos temas preocupantes.
–Vimos que pedías durante tu discurso que la RAE fuera más feminista y antirracista. ¿Cuáles crees que son las principales cuestiones que deben abordarse y modificarse en el lenguaje para evidenciar así mismo un cambio social?
El lenguaje es importante. El lenguaje designa realidades, determinados conceptos van asociadas a determinadas ideas y estereotipos. Si empezamos a cambiar el lenguaje, empezaremos a dejar de enviar mensajes racistas o machistas a nuestro inconsciente y, poco a poco, cambiar nuestra realidad. Creo que debemos encontrar un lenguaje que sirva para incluir, no para excluir, que aborde de manera más precisa las diferentes realidades de personas racializadas, con diversidad funcional, no binarias… Personas que, en general, no han encontrado un lenguaje con el que sentirse cómodas.
–Sabemos, además, que escribes como forma de rebatir el racismo. ¿Crees que la poesía puede ser un arma para luchar contra esta lacra?
Escribir sirve para muchas cosas, y también puede no servir para nada. A veces escribo poesía para rebatir el racismo, igual que a veces escribo reportajes, cuentos o discursos para hacerlo. La poesía es un arma más porque el antirracismo es una de mis luchas, y en ella uso todas las herramientas que sé manejar.
–¿Cómo incitarías a nuestros lectores a leer poesía?
No creo que una argumentación racional sea la mejor forma de convencer a nadie de leer poesía. Intentaría buscar las conexiones con las cosas que a las lectoras ya les gusta y que son “poéticas”. ¿Te gusta la fotografía? ¿Qué es lo que te gusta de determinadas fotografías, qué es lo que te conmueve de cómo se atrapa determinado momento? Eso es poético. ¿Te gustan los planos de las películas de Tarkovski? ¿Las letras reivindicativas de canciones de rap? ¿Los monólogos cómicos? ¿Los dobles sentidos de las frases publicitarias? Por muy alejadx que estés del mundo de la poesía, la poesía está conectada con todo, y hay todo tipo de autores y autoras por descubrir, y poetas negras que traten el racismo hay desde Audre Lorde hasta voces contemporáneas tan poderosas como Koleka Putuma.
–¿Cómo te sientes al haber crecido entre dos culturas? ¿Hay alguna de las dos con la que te identifiques más?
Me siento muy en la línea de cómo se sienten los denominados third culture kids. Siento que vivo una tercera cultura que mezcla los elementos de ambas. Al haber nacido y vivido en España, conozco mejor la cultura española, y al haberme criado con mi familia china, la cultura china es también la cultura de mi infancia. Sin embargo, también es complicado hablar de manera tan general, porque ninguna cultura es un monolito. La cultura española y china son muy diversas y plurales ellas mismas, y ese es mi día a día.
Leí que en ocasiones te sentías extranjera en España y extraña en China, precisamente por eso. ¿Cómo ha sido para ti afrontar esto y qué ha supuesto en tu desarrollo?
Al ser mi familia de origen chino y ser racializada asiática, es muy difícil, aun habiendo nacido y crecido en España, sentirse española. La percepción que tienen las demás personas de mí hace que me recuerde constantemente que no soy de aquí, o que no se me considera de aquí, mientras que en China, aunque pueda camuflarme entre el resto de personas, no conozco o no manejo tan bien los códigos culturales como para no destacar tampoco. Creo que sigo inmersa en un proceso de aceptación y de aprendizaje.
–Hemos leído en anteriores declaraciones tuyas que consideras que los bazares y restaurantes chinos constituyen espacios de resistencia. ¿Por qué crees que es así?
Son espacios icónicos para las comunidades migrantes, que pueden ser espacios de encuentro y de diálogo, pero también espacios donde se reproducen las desiguales relaciones de poder entre cliente español, nativo, y persona que le sirve como camarero o cocinero, racializada y migrante, y donde la identidad se forja y, por tanto, son espacios que pueden ser también de lucha y de unión.
–¿Piensas que en España se reconoce lo suficiente la lengua china y el peso que tiene en el país debido al elevado número de chinoparlantes que residen en él?
Hay mucho desconocimiento e ignorancia. A veces me sorprende que no haya más curiosidad o interés por la lengua china teniendo en cuenta que las personas chinas, en el ámbito cotidiano, estamos en muchos sitios de interacción a niveles locales, como las tiendas de barrio, etc. Sin embargo, España, en general, tiene un problema con aceptar la diversidad de las poblaciones y de las lenguas. Igual que lamento que no haya interés por el chino, también lamento que no haya interés por el vasco o por el gallego.
–Hemos visto algunas informaciones que señalan que en los últimos años ha habido un aumento de los cursos de este idioma en España, especialmente en ciudades como Madrid. ¿A qué crees que puede deberse? ¿Influirá esto en una mayor aceptación de la comunidad china?
Tiene más que ver con la posición geopolítica y económica de China en la situación actual que con la presencia de población china en España, aunque en algunos casos tiene relación. Para algunas personas, es una manera de tener más ventajas laborales, y ven China como una potencia en auge. No hay tantas cosas que estudien chino por motivos culturales, porque a nivel cultural, China no es tan potente al internacionalizar su literatura, su cine o su música. No es el caso de, por ejemplo, Japón, en que muchas personas estudian japonés porque les interesa el anime o los videojuegos. Creo que estudiar el idioma sí puede influir en una mayor aceptación de la comunidad china, pero creo que sigue el problema de la exotización y la otredad. A ti te puede interesar mucho la cultura china, y admirar China como una civilización antigua, y aun así considerarla totalmente exterior a tu persona.
–Particularmente, he dado clases de español y he tenido bastantes alumnos procedentes de China que me indicaban su deseo de dedicarse, precisamente, a la enseñanza de nuestro idioma y quizá trasladarse a vivir a España en el futuro. ¿Piensas que esto puede deberse a esa visión del sueño europeo que, posiblemente, alentó a otras generaciones a venir hasta aquí?
Por supuesto, entre otras razones. En China persiste un imaginario colectivo de Europa como un lugar donde se puede prosperar al mismo tiempo que tener una vida más tranquila, con un clima mejor, y con facilidades en muchos sentidos.
–¿A qué te refieres cuando hablas de techo de bambú, como hemos visto en algunas de tus intervenciones públicas?
El término bamboo ceiling fue acuñado en 2005 por Jane Hyun en Breaking the Bamboo Ceiling: Career Strategies for Asians. Como el techo de cristal del que habla el feminismo, hace referencia al conjunto de factores que oprimen y obstaculizan la vida de las personas racializadas asiáticas. Si bien en el libro se suele hablar solo de contextos empresariales, en la realidad hay muchísimos espacios donde hay un ‘techo de bambú’.
–¿Consideras que, en el caso de la comunidad china, tal como ocurre con otros grupos, las mujeres salen más perjudicadas de ese racismo latente?
La variable de género obviamente actúa. Las mujeres de origen chino son atravesadas tanto por el racismo como por el sexismo, dentro y fuera de la comunidad. Algunos de los estereotipos que más afectan a las mujeres chinas es que son dulces China Dolls, y son fetichizadas por hombres blancos que aún tienen ideas de servidumbre que deriva del imaginario colonial.
–¿Has notado un aumento del racismo hacia la comunidad china en España a raíz de la pandemia? ¿Has recibido algún ataque racista después de ella? ¿Y antes cómo era la situación?
A raíz de la pandemia, el racismo hacia la comunidad china, más que aumentar, se ha hecho explícito. Siempre ha habido racismo, pero, de alguna forma, el virus ha servido para legitimar cierto discurso social: que el virus ha sido provocado por los chinos y, por tanto, son culpables. Sin embargo, este discurso social no habría calado sino hubiera antes el caldo de cultivo perfecto. Desde los años 80 y 90, cuando empezaron a llegar más personas chinas a España, ha habido rumores infundados y ataques hacia la comunidad china.
–¿Crees que los medios han ayudado a que ocurra ese incremento de ataques racistas? Tú, como periodista, ¿qué consideras que debería cambiarse, precisamente, al respecto de esta proyección?
Los medios son poderosos, y los periodistas deberían tener más cuidado respecto al lenguaje y fotografías que utilizan para ilustrar sus noticias, porque suelen alimentar ideas infundadas e imaginarios racistas. Creo que es imprescindible la presencia de personas migrantes y racializadas en las redacciones de los medios de comunicación para empezar a repreguntarse y establecer nuevas narrativas, que no hablen solo desde la perspectiva blanca y eurocéntrica.
–Hablas también racismo cotidiano o microrracismo. ¿Cuáles son las situaciones más frecuentes a las que has tenido que enfrentarte? ¿Y cómo lo has resuelto?
Por lo general, la gente no se considera racista y, por tanto, se siente totalmente libre de hacer comentarios racistas o de preguntarme abiertamente de manera racista, hasta ahí llega la cotidianeidad y la normalización de esta clase de comentarios. Personalmente, estoy cansada de hacer pedagogía constantemente, y solo hablo de estos temas si realmente siento que mi interlocutor está interesado y está dispuesto a reflexionar. En caso contrario, ni me molesto.
–¿Crees que la sociedad española es racista? ¿Qué piensas que habría que hacer para revertir esta situación?
Como he contestado en la pregunta anterior, sí. No es racista solo a nivel de prejuicios discriminatorios interiorizados individualmente, sino también racista en todas sus mecánicas, desde la base deshumanizadora de la Ley de Extranjería y los Centros de Internamiento de Extranjeros, hasta la falta enorme de personas migrantes y racializadas en todos los ámbitos (educación, sanidad, arte…). Creo que todas las personas deberíamos luchar y trabajar desde nuestra área de trabajo, desde lo que cada unx de nosotrxs puede hacer.
–¿Y en otros países es diferente esa visión de la comunidad china?
En países europeos como Francia o Italia, la visión hacia la comunidad china es muy similar. En Asia o Latinoamérica es distinto (y estoy generalizando mucho). En países asiáticos como Malasia o Indonesia, y latinoamericanos como Perú o Cuba, al haber tenido una historia de migración china mucho más antigua, ha habido mucho más tiempo para el mestizaje, lo cual no quiere decir que no haya racismo.
–Expones que quienes regentan una tienda o restaurante chino no se consideran parte del barrio ni el barrio los considera parte de ellos a pesar de llevar 20 o 30 años en el mismo lugar. ¿A qué crees que se debe?
A la extrema otrerización y exotización de lo chino o lo asiático. Se ha acabado el discurso “racial” porque eso es de otra época. Si el racismo al final es todo proceso de deshumanización, como indica Ramón Grosfoguel, el racismo no es solo por razones de colorismo o de raza, sino que durante el genocidio por parte de los españoles de los nativos americanos se practicó el racismo por motivos religiosos: los no humanos son los que no son cristianos. En este caso, el racismo no es solo racial, sino sobre todo cultural. Aunque las personas de origen chino lleven 20 o 30 años en el mismo lugar, se les sigue viendo como esencialmente chinas, con una “chinitud” que no se puede quitar, y que es distinta a lo nativo de aquí.
–También visualizamos el documental Chiñoles y bananas de Susana Ye sobre los jóvenes chinos nacidos en España. ¿Notas un cambio brusco de mentalidad entre tu generación y la de tus padres que emigraron? ¿En qué sentido?
Creo que está habiendo cambios bruscos de mentalidad en general. Hay diferencias muy grandes en el pensamiento también de generaciones españolas más antiguas, y los jóvenes españoles de hoy, igual que las hay entre los jóvenes chinos ahora y sus padres. Mis padres migraron y por algunas personas chinas que no migraron pueden ser considerados en algunos aspectos como “desfasados” porque han conservado ciertas costumbres o mentalidad que en la propia China urbana han evolucionado.
–¿Cuál crees que es el futuro de la diáspora china? ¿A qué retos debe hacer frente?
Habrá cada vez más personas de la diáspora china presentes en distintos ámbitos. Deberá hacer frente al racismo, a los prejuicios, a la contestación reaccionaria que está habiendo en la sociedad y en la derecha política, y deberá trazar estrategias que, para mí, son inseparables de las alianzas con otros colectivos racializados.
–Te han definido como creadora desde los márgenes. ¿Te ves así?
Es una etiqueta que, como otra cualquiera, puede servir en determinados contextos. Me parece realista considerar que estoy en los márgenes y que lucho para que los temas de los que trata mi creación dejen de ser marginales.
–También formas parte de Tusanaje. ¿Cómo surge este proyecto y tu participación en él? ¿Cuál es su objetivo?
Tusanaje es un colectivo que busca la visibilización de la producción cultural y académica de las personas de origen chino de los países hispanohablantes. Nace en Perú gracias a Rodrigo Campos, al que conocí en Shanghái, y me uní para colaborar en su labor dando a conocer su trabajo en España e impulsar el arte, la cultura y los estudios académicos relacionados con la diáspora china en España.
–Finalmente, ¿cuáles son sus planes de futuro, Paloma?
Me gustaría vivir unos años en China para seguir conociendo la cultura de origen de mis padres, publicar un poemario, y seguir intentando allanar el camino para que otras mujeres racializadas no lo tengan tan difícil.
Muchas gracias por contarnos tu testimonio.
Natalia Ruiz-González
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