25 de julio: Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora Africana
Hoy recuerdo más que nunca a mis ancestras, a todas ellas, las que me acompañan, la que su lucha jamás es olvidada, por el contrario, es heredada y recordada. Hoy recuerdo a mis ancestras y a mis abuelas, a las que dedico cada poema, cada logro, cada lucha. Hoy es 25 de julio, Día Internacional de la Mujer Afrolatinoamericana, Afrocaribeña y de la Diáspora Africana; un año más para renovar nuestra revolución como mujeres negras, para celebrar a las que nos dejaron pero que su esencia y resistencia sigue latente, para recordar mis luchas, aunque duelan. Porque sí, ser negra duele, dejemos en claro eso, y duele desde las raíces hasta el corazón. Para llegar donde hemos llegado como mujeres negras, ha habido mucho dolor, amor y lucha; que no es gratuita.
Siempre digo que hay que honrar a nuestras ancestras, para que su lucha no haya sido en vano, para respetar su legado, para celebrar su existencia. Y una forma de hacerlo es visibilizar las situaciones que atravesamos como mujeres negras y más aún en este día. Ser mujeres negras y feministas nos obliga a interpelarnos, cuestionarnos y repensarnos día a día, con el entorno que habitamos y aún más con el propio movimiento feminista. Porque nos empoderamos de las fuerzas de la lucha colectiva para visibilizar a nuestras hermanas, para ser parte de este cambio social, para luchar con otras compañeras de otras etnicidades; que poseen otras vivencias racializadas, para luchar en contra del machismo que nos atraviesa. Y nos unimos confiando en esos espacios seguros que creemos nos dará el feminismo. Estaba escrito: las mujeres negras teníamos que luchar de manera colectiva, ¿no?
¡No! No, hermanas y compañeras negras. No es tan fácil como parece. El feminismo blanco existe y es peligroso, muy peligroso. El feminismo blanco se apropia del discurso como la interseccionalidad y la descolonización, los hacen suyos como su única trinchera, su única posible forma de lucha. Pero su racismo y su clasismo se le sale por las venas. Y nos tratan de explicar las vivencias que ya sabemos que tenemos. ¿Cómo si alguien nos tendría que decir, es más, nos tendría que explicar, que es ser negras? ¿Qué es lo que vivimos cada día? Y solo lo recuerdan en junio, el Mes de la Cultura Afroperuana o un día como hoy, el Día de la Mujer Afrolatinoamericana. Como si fuéramos negras solamente en esas dos fechas. Entiéndase claro, somos negras todo el año, todos los días, vivimos la invisibilizacion y el racismo cada día. Y nos invisibilizan en cada momento. Y solo aparecen a nuestro lado para paternalizarnos, para poder apropiarse de nuestro discurso interseccional y ser las feministas antirracistas que el mundo espera.
Nos invisibilizan de una y mil maneras y nos encontramos frente a una situación no casual en donde muchas mujeres negras no se sienten parte del movimiento feminista actual porque sencillamente no se sienten representadas. Y entiéndase esto, un feminismo que no incluya a las mujeres negras en discurso y acción, NO es feminismo. Es solo un colectivo de mujeres blancas que intentan parecer inclusivas. Esa clase de feminismo no nos representa y no nos representara jamás. Por eso, querida feminista blanca, no me felicites hoy día. Y si quieres ser simple: cuestiónate e interpela tus privilegios. Porque ser feminista no te quita lo racista y no te quita la posibilidad que te puedas apropiar de nuestros saberes y sentires. Y cuando vayas a la próxima marcha de Ni una Menos, pregúntate donde están mis hermanas negras. Y no me digas que exagero, no me digas lo que siento. Solo cuestiónate y edúcate, que eso no es el trabajo de las mujeres negras.
¿Y cómo feministas negras que acciones y discursos deberíamos tomar y pronunciar frente a esto? Como dirían nuestras ancestras: “La lucha es ahora”. Como mujeres negras feministas nos toca alzar la voz, estar presentes por las hermanas que vendrán y ser conscientes que el pseudo – feminismo blanco desaparecerá cuando todas las mujeres negras hagamos frente al feminismo racista que habita en los espacios de activismo, en los espacios académicos, en los movimientos sociales.
Porque no basta con decir: “Aquí estamos”, debemos alzar nuestra voz para incomodar, sabiendo que lo hacemos por nuestras ancestras para que su lucha no haya sido en vano.
Jazmín Reyes Paredes
Psicóloga clínica, poeta, activista afroperuana y feminista interseccional
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