viernes, noviembre 22

Ser una profesional negra y caribeña en España. Testimonio

Es una doble reflexión que me inspira pertenecer al ámbito laboral, tener carrera profesional en este lugar al sur de Europa.

La problemática empieza desde la fase educacional, con el inicio de la escolarización. Se cuestiona siempre la capacidad de una minoría étnica a cultivarse, a adaptarse a un sistema de pedagogía occidental.

El estigma es estructural parte de la idea que una buena educación superior es elitista y debe permanecer exclusivamente al alcance de unos pocos.
Como consecuencia desde muy pequeños se sigue alienando los niños que no son percibidos como autóctonos, tanto en aulas como en patios de recreo con el visto bueno, la non intervención o incluso con la participación del adulto referente como autoridad. Parece ser una realidad igual de cierta que en mi época, cuando el adulto tiene poder se despacha a gusto sobre lo que percibe como el más débil, dejando ciertos instintos influenciar el trato cotidiano.

En una relación entre niño y adulto, maestro ejecutor y alumno sumiso donde la meta es controlar y moldear una conducta durante la mejor parte de esta niñez influenceable; se sigue un método de estímulo y respuesta.
En definitiva es virtualmente imposible escapar un adoctrinamiento de por vida..
Es virtualmente imposible no creerse menos para siempre…

Miro a mi hijo dormir y pienso en lo que debe cambiar en este lugar para que pueda aspirar a las mismas oportunidades que tuve hace 26 años cuando fue reclutada por una multinacional de moda con firma llamada Kenzo, recién salida de mi graduación.
Punto culminante para mi familia después de años de lucha y estudios para saltar a otro status social. Por desgracia París no es Madrid, Barcelona o Palma si se trata del mundo laboral, la ley nos ampara con más derechos y oportunidades en el norte.
Que seamos odiados como la ministra Christiane Taubira o polémicos como la periodista Audrey Pulvar…

En aquel entonces era muy joven, talentosa y adicta al trabajo; no había quien pudiera parar esas ganas incontrolables de ir más allá…
No me veía como alguien especial todo el contrario, el estigma del ultramarino me pesaba.(ser la cara visible de la inmigración cuando una no lo es..)

Nací en la capital Francesa y me crié en las afueras de París después de haber vivido mi pequeña infancia en el Caribe, lo que hacía de mí una alienígena en este nuevo medio que integraba; para todos los que me rodeaban yo era «La Negrita» del sombrero.

Era mi época conjuntada, imitando los años 50 con tacones altos, sombrero y bolso a juego; podía pasar por modelo pero no por diseñadora por ser demasiado joven, étnica y realista…
Era mi época dorada, integrando justo después de Kenzo una agencia de coolhunting con proyección internacional, acabando una colección y desfile que al parecer tuvieron repercusión mediática pero no me quedé a contemplar este éxito o para recolectar lo sembrado porque al mismo tiempo no me sentía bien o en mi lugar y me fui rápidamente para Londres.
Desde allí me dediqué a la moda durante una década sin otras contemplaciones experimentando a todo niveles del mercado y en diversas disciplinas de la industria.
Diseñando, ilustrando, investigando tendencias, cubriendo y reportando sobre la semana de la moda de París y London además de las ferias profesionales que dictaban tendencias en la industria. Calmé mis ansias de adrenalina y show convirtiéndome en una regular de una de las agencias de producción más conocida de London Fashion Week haciendo posible el espectáculo para diseñadores y modelos, el backstage era mi segunda casa durante unos 9 años.
Me descubrí a mí misma, descubrí mi libertad y fortaleza en el exilio…

Hacemos un fast forward y llegamos a España en el año 2001 justo mes y medio después del accidente de las torres gemelas. La destinación no fue idea mía pero estaba enamorada y trabajar nunca había sido un problema real para mí por la adicción imparable a ser incontestable y perfecta…
No tenía idea de lo que era el machismo y la xenofobia en la cotidianidad, claramente teníamos a la ultraderecha del frente nacional Francés, hasta había sufrido en mis carnes una agresión de adolescente.
Había estudiado sobre la lucha de nuestro pueblo y visto en los medios que era para otros vivir en boca del lobo y estuve presente a la liberación de Mandela cuando llegó a Trafalgar Square porque tenía que estar presente.
Podía identificarme pero no había sido palpable en mi vida real salvo, en mis primeros años de colegio o con el juicio que gané a la obtención de mi diploma superior.
Mi madre tomó por su parte el camino de la abnegación como muchos otros llegados desde los territorios de ultramar a la época del BUMIDOM.
Sabía muy poco de su juventud a parte de su llegada horrorífica por mar con proyectiles y insultos monstruosos, pocos meses antes de la ironía de mayo de 1968 con su movimiento feminista que no había oído hablar de la mujer Negra.
En esta generación de desplazados el asunto del racismo, hablar de un estado xenófobo que les había vuelto a deportar, mal tratar y engañar era algo tabú…

Volviendo a España, estaba llena de esperanza, venía con ahorros para darme tiempo para aterrizar en esta segunda aventura de la expatriación, tenía un plan esta vez venía con experiencia y acompañada.
Entre dos estancias anuales en Londres para trabajar en mis tan adoradas semanas de la moda, decidí tomarmelo con calma porque no dominaba el idioma, empecé a coger lo que llaman trabajitos para dinero de bolsillo, como camarera y dependienta.

Mientras estaba descubriendo una realidad insospechada porque me creía en una Europa de los años 2000. Había recibido ya un toque de atención al querer integrar me al sistema local para trabajar y ver la inmensa dificultad para procesar de golpe lo que tenía que ser una mera formalidad. Entre mi cara y los papeles que entregaba se reproducía de manera repetitiva el mismo escenario y tenía que volver una multitud de veces para lograr que se procesase mi caso correctamente.

Firmaba contratos de trabajo legales y en realidad no trabajaba el horario estipulado, no libraba lo debido además de no cobrar lo acordado. Se aprovechaba de mi experiencia profesional extendida para pagarme mínimamente, el equivalente de lo que gana una dependienta debutante, mientras debía diseñar escaparates y tienda, ocuparme del control de stock, dar servicio de personal shopper, limpiar espacios donde me arriesgaba a una lesión cuando se debía contratar una empresa privada para ello, etc… En esta misma tienda de lujo de Puerto Portals fui agredida después de haber vendido al rey en persona una cantidad generosa de prendas para que se embarcará en su yacht. Una dependienta más bien madura temía por su futuro por culpa de mi presencia, al comunicar el incidente al propietario me enseñó la puerta si con lo ocurrido tenía algún problema todavía…

Mientras en paralela me encontraba con el diseño en un desierto de posibilidades, Mallorca era más sinónima de manufactura de calzado, de comercio de lujo, de turismo que de diseño de moda o pasarela. Llegué a concertar cita con una minúscula empresa de bikinis después de conversar vía teléfono.
Atravesé la mitad de la ciudad abajo un sol castigador con un portfolio de la antigua usanza que pesaba una tonelada, para llegar a un despacho pequeño y oscuro.
Al llegar la recepcionista se quedó perpleja al oír que tenía cita y me senté a esperar.
Hasta el punto que la vi preparándose para marcharse, le pedí entrar y preguntar por mi cita, al regresar me dijo que no buscaban ni limpiadora ni vendedora de patata…

Para cerrar el capítulo con el asunto delicado de ser quien soy y estar cara al público en el mundo del comercio. Trabajé en regla general en espacios privilegiados con mercancía orientada a una clientela con alto poder adquisitivo, me encontré siempre las mismas descalificaciones, humillaciones tanto por el comprador como por las supuestas compañeras de trabajo o jefe. Me acusaron de todo, la calumnia era siempre al orden del día mientras seguía haciendo mi trabajo, tuve que salir de otra situación altamente tóxica en otra tienda siendo la encargada otra vez más perseguida por otra mujer de mediana edad, que también me acosó y intentó agredirme.
La última tienda donde presté mis servicios me despidió de un día para otro mientras pasaba por una quimioterapia, cuando había seguido trabajando durante todo el tratamiento…

Antes de la enfermedad descubrí la existencia de una agencia de producción audiovisual local, donde llevé obviamente mi curriculum.
Allí olvidándonos por un momento que era muy halagador a mis 30 años,
ser reclutada sin parar como modelo, debo de reconocer que fue más que agobiante lograr que me tomasen en serio pasado ya más de un año insistiendo…
Siendo la única de mi especie otra vez más en este medio, no era digamos la más popular a la hora de tener un agenda lleno de trabajo de febrero a octubre año tras año.

Ayudé a la juventud todo lo que pude en sus inicios en el mundillo, mientras mi respaldo y apoyo era gratis todo iba bien…
Uno de estos joven talento me conectó con una galería de arte que repetía evento mezclando arte y moda, se me encargó organizar la parte moda y encontrar los colaboradores creativos para cada diseñador, la coordinación de los desfiles y puestas en escena de los artistas.

Mientras el Ayuntamiento me había contratado para coordinar otro desfile con proyección nacional y mediática en el museo Es Baluard de arte contemporáneo de Palma; con personalidades y diseñadores reconocidos como Sita Murt además del canal 4, IB3 y una cadena Catalana para retransmisión en vivo.
Como siempre hice mi trabajo como si la vida se me iba en ello y sin lugar a duda en el momento de cobrar empezaron los conflictos.

Por una parte se me quiso engañar diciéndome que el evento no salió como debido cuando fue igual que el otro un éxito rotundo y muy mediático.
Me tuve que desplazar a exigir mi pago en persona para oírme insultar como si estuviésemos en los bajos fondos, para ver como se me tiraba literalmente a la cara los billetes robándome la mitad de lo que se me debía.
Con el ayuntamiento fue aún mejor, robaron los fondos públicos y privados del patrocinador que era C&A para irse de fiesta por todo lo alto, mientras se me anunciaba que no quedaba dinero. Más adelante cuando cayeron todas las cabezas por corrupción y que ya había pagado mi equipo de mi bolsillo, era obviamente la mejor excusa del mundo para que la siguiente administración se olvidará de la deuda que ascendía a miles de euros.

Hasta este famoso día que llegó Gucci a la isla para grabar y fotografiar la totalidad de su campaña. En esta producción se me asignó como el contacto local de vestuario y estilismo. El equipo Italiano desde el primer minuto cuestionó mi presencia y capacidad (ya sabemos lo abierto y multicultural que es Italia, si a esto se añade lo elitista que se quiere el medio..) La relación laboral entre equipos fue rara y tensa de principio a fin igualmente sentí algo con mi compañera que creía mi amiga, como si mi presencia ante la acogida de los demás le incomodaba…

Mis sospechas sobre ella se conformarían unos años más tarde a mi regreso de Barcelona.
Iría hasta decir que lo que me dejó más tocada de mi millón y medio de anécdotas tóxicas por ser Caribeña desplazada, fue volverme a un terreno conocido y ya trabajado supuestamente adaptada en este caso la isla con un pequeño mini yo abajo el brazo con necesidades más que obvias de sobrevivir y oírme decir por una persona que pensaba ser de mi familia adoptiva autóctona.(porque durante un tiempo pensé que la vivencia cotidiana al lado de alguien crea lazos indestructibles, especialmente trabajando y pasando penas juntas.) «Porque había vuelto y a que?»

Me había convertido en una amenaza en su terreno de caza local como estilista.
Acababa de conseguir otro trabajo alimenticio temporal explotado y mal pagado grabando una película extranjera después de una entrevista a condiciones iguales me habían elegido a mi…

Un día coincidimos en el rodaje me invitó a volver en coche con ella y explotó.
No podía entender cómo con un cv y perfil mediocre como el mío habían podido pasar de ella!Que sobraba, cómo había podido atreverme a ponerme en su camino?
Para contextualizar mi perfil profesional era de alguien altamente cualificada por 2 academias de renombres Europeas. Mientras mi amiguita autóctona se había formado en moda en un instituto o academia básica de costura a las afueras de Londres sin obtener ningún título oficial de grado superior. A volver a casa sin haberse integrado realmente al mundo laboral creativo Anglosajón, tuvo la capacidad emprendedora de abrir su propio negocio mientras en paralela se iniciaba como estilista gracias a sus contactos locales en un mercado de aquel entonces con poca competencia.
Lo más absurdo es que estamos hablando de trabajar a escala local y provincial no de la presión de la alta competencia de la industria Europea, peleando a diario para mantenerse y producir sueño sin parar, cosa que no me costaba lograr…
Llegando a tal nivel de exigencia si se pudo pasar la primera puerta se mira la excelencia y rendimiento, no el envoltorio del paquete del cual debió salir…
Al final decidí dejar de pelear en un ámbito y en un lugar tan nefastos para preservar lo que me queda de sanidad mental además mi cuerpo se merece un alivio muy merecido después de tanta tensión sostenida. La que debió ser mi aliada igualmente fracasó acabando con el negocio en banca rota.

Este relato es la parte visible del iceberg de unos largos años de resistencia ante el rechazo recurrente, de una multitud de anécdotas y episodios característicos.
Es la experiencia de una expatriada que no fue acogida igualmente que su homólogo Europeo, teniendo la misma educación superior, la misma experiencia profesional;
el mismo privilegio de libro (fuera de estas fronteras.)
Es la triste realidad que se quiere oculta, la de no tener puerta de salida a una opresión constante dando igual la capacidad o valía del sujeto porque no tiene escapatoria salvo volver a cruzar la frontera antes que sea demasiado tarde para volver a empezar porque el machaque psicológico hay que poder sobrevivir lo y conformarse con lo mediocre, no es quien quiere.
Mi conclusión me lleva a una repetición de ciclo, me convertí a la fuerza en mi madre 33 años después de su llegada.

La nota positiva será el grado de resiliencia aplicado a tantos frentes abiertos de golpe que me permitió cambiar, evolucionar aunque fuese en las circunstancias más adversas de mi existencia. Hoy tengo consciencia más que nunca de haber aprendido y de mi crecimiento personal, de mi flexibilidad y adaptabilidad. En la actualidad aplico mi creatividad en otros ámbitos y el humor Caribeño mezcla sutil entre cinismo y sarcasmo, fue vital para asumir con filosofía esta locura llamada realidad.

Nathalie Labeau

Madre Afrofeminista, Francófona Afro-Caribeña,
Estilista/organizadora de desfiles, autor y vocalista, comentarista sarcástica
Ademas de cocinera fusión y traductora…


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