Mi tribu tiene un árbol de dinero
En la etnia fang todos los nombres significan algo. Al nacer me llamaron Elé Miang o árbol de dinero. Sonrisas. De pequeña, cuenta mamá, cada vez que alguien pronunciaba mi nombre, los blanquecinos dientes que heredé de la bisabuela Eyene se asomaban al exterior. Hoy ya no me produce tanta gracia el nombre. Me reconforta de vergüenza. Sufro de sudor repentino en los dedos de los pies cuando alguien me llama. La desarrollada conciencia que en la infancia me adoctrinó el catequista de mi pueblo para respetar los mandamientos de la ley de Dios se ha pervertido: ahora mi dios es la rebeldía de mujer y la Casa de la Palabra, mi enemigo a tumbar. Ya tengo un machete y una escopeta cargados, instrumentos fang de guerras larguísimas vetadas para las mujeres. Estoy en guerra permanente si quiero vi...