El duelo ancestral que la colonización nos legó cambió el curso de nuestros cultos y nos obligó a escondernos, a sentir miedo, a sentir vergüenza, a apropiarnos del cristianismo blanco y eurocéntrico, quedándonos sin fuerzas, energías y entidades, dejando de lado el amor por nuestra identidad étnica y por nuestra ancestralidad.
Ver más Abrazando nuestra etnicidad, reconociendo nuestra espiritualidad negada