“Yo no veo colores, veo personas” ¿Qué se esconde detrás de esta afirmación?
Más de una vez alguien cercano, con afán de manifestar su posición antirracista (y aliviar su propia conciencia, agrego) me dijo “yo no veo color de piel, yo veo personas”. Y si bien agradezco el sentimiento, a mí esa frase siempre me revolvió el estómago.
Me van a tener que disculpar, pero no vivimos en el mundo de “My Little Pony” - una sociedad utópica donde hay arcoíris y mariposas mágicas y donde el color de la piel no es un factor en el modo en que se toman decisiones. El racismo no se ha erradicado, sino que ha cambiado y se ha vuelto más encubierto e insidioso.
Cualquiera que posea el sentido de la vista, puede discernir y reconocer un color de piel del otro. No por nada, la reina del bien, Rihanna, cuando sacó su marca de cosméticos lo hizo reconociendo más de 50 tonos ...