Cabello bueno
Si me permito hacer una analogía sobre mi cabello y el racismo colonial, es porque se relaciona con su extensión y mis capacidades, desde una perspectiva personal y cómo soy vista por otros. Cuando mi cabello luce a mitad de la espalda, éste debe exceder el doble de largo para que aparente estar a la misma longitud que la melena de otras personas, aspecto poco notable. Algo similar sucede con mis esfuerzos, pero con más trabas. Es decir, mínimo debo duplicarlos para ser aceptada, porque el criterio colectivo de belleza, inteligencia y aptitudes son valorados por falacias naturalistas sobre la raza. Choqué con este absurdo cuando me mudé a los veinte años y estuve trabajando y viviendo en varios estados, antes de trasladarme a la ciudad de México para estudiar y trabajar, donde el colorismo...