La señora
Es un día como cualquiera, me levanto, me baño, desayuno y salgo de casa a tomar la ruta de Transmilenio que me deja en el Clav de Rafael Uribe. Solo que en este día hay una particularidad, y es que voy teniendo un conflicto con el Dios que mi mamá y mi papá me enseñaron. En esta discusión mental, le iba diciendo a este Dios, porque me tocaba madrugar, y sobre todo lo más profundo de mi pelea, porque me tocaba usar el servicio de Transmilenio, donde una como mujer se siente ultrajada en su feminidad, desde que llega a la estación a esperar la ruta correspondiente.
Así pues, llego al clav y por supuesto tengo gente esperando que le brinde mi atención jurídica. Sin embargo en mi puesto ya hay una mujer, afro, de unos 35 años, (digo internamente no parece de 35 años se ve mucho mayor, debe...