La menstruación es un proceso biológico por el que la mayoría de las mujeres pasamos, cada mes, durante una media de 2 a 7 días. En total, alrededor de 7 años de nuestras vidas. ayuda a la depuración y a mantener el equilibrio de la salud hormonal, entre otras cosas.
Pese a todo ello, la menstruación sigue estando rodeada de tabúes, clichés y estereotipos. Es tratada como algo sucio y contaminante, incluso como una enfermedad, haciendo de tener la regla una razón de discriminación y exclusión directa para muchas niñas y mujeres.
Son muchas las culturas que, cuando las mujeres están menstruando, tienden a apartarlas, alejarlas e incluso encerrarlas, dándoles el trato de contaminantes y enfermas mencionado. En el caso de Nepal, por ejemplo, debido a su tradición Chaupadi (prohibida desde 2003), niñas y mujeres son obligadas a aislarse en cabañas y cobertizos los días que tienen la regla. Estos están alejados de las viviendas familiares y de todo recurso sanitario necesario, dejándolas desprotegidas y solas, a la intemperie.
Quizás esta sea una de las tradiciones más extremas, pero hoy en día la discriminación y exclusión a la que se ven sometidas muchas niñas y mujeres debido a la menstruación es notable. En la mayoría de culturas, por no decir todas, la menstruación sigue siendo tabú, estando este condicionado mayormente por diversas prácticas culturales y religiosas.
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En India a muchas mujeres no se les permite cocinar cuando están menstruando, ni acercarse o tocar a algunos animales, o mirarse en un espejo, por miedo al contagio de lo que consideran enfermedad, a la impureza y a la suciedad que achacan a la menstruación. Según un informe de la ONG WaterAid casi la mitad de las niñas iraníes cree que la menstruación es una enfermedad, y el mismo estudio señala que hay mujeres en Bangladesh que meten bajo tierra las compresas antes de usarlas para evitar que sean poseídas por espíritus diabólicos. Además, en Uganda, Níger, Kenia y Gana algunas niñas tienen que permanecer alejadas de cualquiera de sus funciones habituales, aisladas en casa, ya que se considera que son sucias e impuras. Así, en muchos países a las niñas no se les permite ir a estudiar y a las mujeres no se les permite ir a trabajar, con la gran discriminación que esto supone para ellas.
No hay que irse mucho más lejos para oír clichés y mitos tales como que estando con la regla no se puede hacer mayonesa porque se corta, por ejemplo., hasta hace poco e incluso hoy en día, por no hablar de cómo se oculta la menstruación y las compresas, tampones, copas y demás. No se trata con naturalidad, y mucho menos se imparte la información y la educación necesarias, lo que conlleva a la perpetuación del mencionado gran tabú.
Los mitos populares con relación con la menstruación han sido origen de profundas desigualdades sociales y culturales entre hombres y mujeres. Así, la diferencia biológica se convierte en una desigualdad social y cultural, puesto que lo que duran esos días de regla las mujeres y niñas somos sometidas a vetos y exclusiones intencionadamente pensadas, no dejándonos participar en actividades familiares, así como comunitarias. Estas prácticas refuerzan el estigma y los estereotipos.
Un texto de Naroa
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