La historia única crea estereotipos y el problema con los estereotipos no es que sean falsos, sino que son incompletos. Hacen de una sola historia la única historia.
Chimamanda Adichie – escritora Nigeriana
Hace más de un año leí por pura casualidad, si se puede decir que eso exista en el misterio que habita el encuentro entre el lector y el libro, Medio sol amarillo de Chimamanda Adichie. Aún me cuesta traducir en palabras el impacto de este libro en mi mundo interno, las horas de placer e inquietud, los momentos de tristeza y la sensación de estar desolada persisten en mi a través del tiempo.
En este libro, Adichie nos relata la historia de una mujer intelectual y de clase alta nigeriana en medio de una de las guerras civiles más representativas del país. No entraré en detalles sobre la historia, mi intención es invitarlas a leerla y compartir sus experiencias y encuentros. Empezaré entonces por transmitirles las mías. Antes de leer este libro mi conocimiento de Nigeria era nulo, solo gracias a mis intereses culturales y sociales conocía la bandera y había charlado en alguna ocasión con un hombre igbo.
Leer este libro fue revelador, hay una historia que no te cuentan y una que te cuentan como la única posible: guerras civiles, hambrunas, niños desnutridos, pobreza, salvajismo y sangre, era mi historia sobre Nigeria, mi única historia. No imaginaba ni llegué a pensar que hubiesen universidades, personas de clase alta, viajes en aviones (pido paciencia por mi ignorancia) y menos aún dos hermanas dentro de una historia con el vínculo de Olana y Kainene ( personajes de Medio sol amarillo) fue así como vi mi historia única desmoronarse, ¡por fortuna! Cada una de nosotras puede pensar en alguna historia única que nos hayan contado. Yo puedo pensar en una historia única sobre mi cabello, sobre lo difícil que es peinarlo lo conveniente de alisarlo y la poca presentación que tiene.
Podría también pensar en la otra historia contada entre chistes de mis tías sobre lo inconveniente de una pareja negra y la necesidad imperiosa de enlazarse con un “blanco”.
La lista quizás nos alcanzaría para una novela sin embargo ese no es el fin: la idea es que podamos primero disfrutar de esta obra literaria escrita con magistralidad e ingenio, que una vez estemos ahí recorriendo las calles de Nigeria identificándonos con personajes y situaciones podamos cuestionar esas historias únicas que hemos oído, que hemos contado y que hemos asumido. Que podamos resignificarlas, deconstruirlas y devenir más completas.
Natalia Perea Restrepo
Estudiante de psicología
Colombia
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