Dicen que el Caribe es un lugar paradisíaco.
Que el canto de las palenqueras vendiendo cocada y fruta, endulza los oídos de quienes caminan por sus playas.
Que sus noches son mágicas y las conchas del mar se convierten en la mejor gargantilla.
Dicen que el Caribe inspira, sus colores te adornan y ahí en medio del sol y la brisa se pintan las sonrisas.
Entre tanto que dicen, decidí comprobarlo yo misma…
Viajé a la puerta de oro de Colombia para ser parte del primer espacio de moda pensado y creado para resaltar los procesos y creaciones étnicas propias del Caribe y de Colombia, exhibir las distintas manifestaciones de diseño gestadas en nuestro territorio a partir del conocimiento de la cultura que nos viste, las raíces que nos soportan y el trabajo con materia prima local y natural que rodea nuestros bosques. Cada una de estas riquezas nacionales fueron protagonistas del ETNIAS INTERNATIONAL FASHION WEEK, EIFW. Una plataforma que combina conocimiento, educación, diseño y pasarela con un componente adicional: la inclusión.
Durante 3 días brilló nuestro diseño colombiano, las manos de los artesanosestuvieron en primera fila para hacer gala de sus imponentes procesos creativos y en una mezcla única, las pasarelas nos deleitaron con modelos indígenas, niñas con síndrome de down, modelos talla plus y afrocolombianos, que hicieron de este evento, una cita imperdible con la plurietnicidad de nuestro territorio.
Barranquilla además de carnaval, marimondas, playa, mar y ese sabor de su gente, es origen, es un territorio extenso y multicultural que ha depositado todas sus raíces en una mezcla de saberes y espacios, que se han transformado en expresiones artísticas de un valor incalculable, no sólo por su impecable estética y juego de color, sino también por el rescate que hacen a diario del trabajo manual y esa comunicación directa entre la naturaleza y su imaginación que durante años nos ha permitido disfrutar de tangibles como el «sombrero vueltiao», los accesorios Embera, las mochilas Wayuu, los bolsos de yute y caña flecha, las mochilas Arhuacas, la transformación de la madera, el tallado del totumo, la semilla de trigo, la tusa de maíz, y una variedad impresionante de productos autóctonos de nuestra propia tierra.
Escuchar a Diana Rolando y ver sus trajes de lujo hechos a partir de las conchas de mar, de la cáscara de coco, de la hoja de palma; saber que Dora Sánchez y su marca Grass Accesorios, hoy muestran una colección inspirada en el sombrero vueltiao y que cada pieza que ensamblan lleva sueños que se hacen realidad y manos que cuentan historias; apreciar lo mejor de las mujeres de Santa Marta y ser privilegiadas con sus bosques a través de Nuba, jabones naturales y artesanales que resaltan lo mejor de sus paisajes, de su saber y de la magia de la sierra.
Conocer la mezcla del yute, la caña flecha y el cuero sintético para adornar el clóset con colores y formas propias de las manos de Rosa Carrillo y su línea de bolsos Marday; sentir y vivir la cultura de otras comunidades en las creaciones de Etnos Accesorios.
Son expresiones que reivindican el diseño como un espacio de recopilación de saberes y cultura, mediada por el arte y la posibilidad de hacer con las manos, de incluir lo que nos rodea y permitir a través de las palabras que la gente conozca que aquí en Colombia el límite es el cielo para crear.
Gracias a todos los diseñadores y artesanos que hicieron parte de esto, por creer en lo artesanal como un producto de lujo, único y exclusivo y seguir imaginando esos imposibles que hoy nos visten.
Autora: Ana López
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Cada mañana mi propósito es despertar y poder leer sus correos hoy e llorado con una gran alegria que es saber la cultura de mi Colombia y cada dia volver a mis raíces colombianas #NEGRO