La falacia de la opresión inversa convierte al poder en víctima
En una intervención reciente en los Desayunos Informativos de Nueva Economía Fórum, Cayetana Álvarez de Toledo afirmaba que "si hoy no te llaman facha, no eres nadie", y que "la palabra antifascista es sinónimo de intolerante, incluso de violento".
En esa frase aparentemente provocadora se esconde una operación ideológica que ya es muy vieja: la inversión de los términos. Convertir al agresor en víctima, al defensor de la libertad en perseguidor. Es la versión refinada de lo que en el pensamiento crítico llamamos la falacia de la opresión inversa.
Cuando una figura política de la derecha presenta el antifascismo como una forma de violencia, está utilizando una estrategia discursiva calculada para desactivar la memoria histórica, relativizar el fascismo y banalizar sus consecuencias. ...



