El vibrante panorama literario africano ha sido el caldo de cultivo para una plétora de talentosas voces que a lo largo de los años han sabido plasmar la esencia y la diversidad del continente. Entre estos destacados escritores figura Moussa Konaté, un autor oriundo de Mali cuyo legado ha dejado una profunda huella en la literatura contemporánea. Su novela «La Huella del Zorro» acaba de ver la luz en español gracias a la editorial Malas Compañías, y constituye un ejemplo magnífico de su habilidad para entrelazar historia, cultura y narrativa en una obra que nos sumerge en las complejidades de la sociedad maliense.
Moussa Konaté, nació en 1951 en Mopti, Mali, y falleció el 30 de noviembre de 2013 en Limoges, Francia. Forjó una carrera literaria que se extendió a lo largo de varias décadas. Publicó su primera novela en 1981, fundó una compañía de teatro y estableció Editions du Figuier en 1997, con un enfoque particular en la literatura infantil con la intención de brindar a los jóvenes de todo el mundo una visión auténtica de África, alejada de los estereotipos. Además del francés, Le Figuier también es conocida por publicar obras en lenguas malienses como el bambara, soninké, sonraï, tamaschek y peul.
Entre 2001 y 2011, Moussa Konaté también coorganizó junto a Michel Le Bris el «Festival Etonnants voyageurs au Mali» en Bamako, un evento que sirvió como plataforma para dar a conocer a numerosos escritores africanos, entre ellos Alain Mabanckou.
Konaté se destacó como un intelectual comprometido y un firme defensor de la cultura africana, y su obra refleja una profunda comprensión de la historia y la identidad de su país. En ocasiones, criticó, quizás de forma injusta, la literatura de los «africanos de la diáspora» a quienes acusaba de escribir con el único propósito de integrarse en las sociedades occidentales, a menudo a expensas de denostar la imagen de África, lo que consideraba un obstáculo para su asimilación. En sus propias palabras, sostenía que estos escritores africanos de la diáspora estaban escribiendo en contra de sí mismos, «cabeza abajo, pluma en mano, arremetían contra su propia sociedad», aspirando únicamente a convertirse en «escritores franceses».
No obstante, Konaté se esforzó por transformar la sociedad africana sin renunciar a su identidad esencial. A pesar de que, desde una perspectiva occidental, la cultura africana a menudo se ha descrito como arraigada en estructuras familiares, la influencia de los ancianos, el consenso como norma y la solidaridad entre los africanos, él argumentaba que estas características habían permitido a la sociedad africana resistir las presiones externas, desde la deportación hasta la colonización, y que habían servido como fuentes de fortaleza para su «renacimiento».
A su vez, señalaba las contradicciones importantes inherentes a estas presiones externas, como la imposición de una educación colonial gratuita y obligatoria, que abruptamente perturbó el sistema tradicional de transmisión del conocimiento y empoderó a las generaciones jóvenes al otorgarles acceso a conocimientos que antes estaban en manos de unas pocas personas, generalmente de edad avanzada.
El comisario Habib
Leer a Moussa Konaté es comprender que la novela policíaca trasciende la mera resolución de crímenes. Esto se aplica a numerosos autores cuyas plumas se sumergen en el género negro, arrojando luz sobre cuestiones que preocupan profundamente en África. Este fenómeno se repite en el continente, donde el género ha experimentado un renacimiento en años recientes gracias a nuevos escritores y algunas editoriales que reconocen la importancia de estas historias de entretenimiento para reflexionar sobre los problemas y contradicciones en sus sociedades.
A pesar de la dificultad para encontrar referencias a novelas negras africanas, se ha prestado incluso menos atención a sus protagonistas: detectives que, en diferentes estados de gracia, reflejan de manera cruda el entorno en el que viven. A pesar de su aparente frialdad o cinismo, los lectores terminan encariñándose con ellos y siguiendo sus trayectorias de libro en libro. Este es el caso del comisario Habib, personaje inolvidable en las novelas policíacas del maliense, quienes denuncian las consecuencias de la desviación del alma humana y exploran las profundidades de las sociedades que habitan, a menudo como un reflejo de sus habitantes.
Sinopsis de «La Huella del Zorro»
En el país Dogon se cometen extraños asesinatos: tras un tradicional duelo entre dos amigos, se suceden otros asesinatos. Es Issa, el asesor del ministro, quien envía a Habib a este lugar donde domina lo irracional. Allí, el comisario y el inspector Sosso se enfrentan al silencio de los Dogono y a sus ritos que les parecen extraños, a pesar de vivir en el mismo país.
Descubrimos así el papel del Hogon, el líder espiritual, una Dama , una celebración funeraria o una sesión de adivinación donde los adivinos observan los mensajes dejados por los zorros… En esta comunidad, lo que les sorprende es la juventud del alcalde y sus adjuntos, que parecen muy ricos a pesar de su pequeño salario. El personaje principal aplica la ley pero eso no le impide pensar: «Lo cierto, dice Habib, es que recibí la lección de humildad más hermosa de mi vida. Conocí personas que pusieron al hombre en el centro del mundo. Si cometen un delito, nunca es para defender intereses personales, sino para salvar el honor y mantener los fundamentos de su sociedad. […] Pueden vivir fuera del tiempo, pueden aferrarse a un mundo condenado a desaparecer, pero este mundo tiene significado«.
La huella del zorro permite descubrir a la comunidad Dogon de forma casi etnológica, pero además, el lenguaje es sobrio y elegante. No hay largas descripciones educativas, si no que la información se integra en diálogos. Una muy buena novela donde se mantiene el suspense y que invita a descubrir las demás investigaciones de este inspector creado por la imaginación de Konaté.
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