Soy gay. Soy una mujer que no quiere serlo. Soy negra.
Levantarme y escuchar comparar tantísimas veces la negritud con lo peor: negro y mierda es lo mismo, negra y lesbiana ya ni te digo o la homosexualidad es cosa de blancos, te hace recordar cada día por quién estás viviendo.
Yo creo que por eso los gay somos tan desenvueltos, estamos tan acostumbrados a convivir con el rechazo, a vivir con la seguridad de que no eres bienvenido ni siquiera entre los tuyos (o los que se supone que son los tuyos) que terminas adaptándote, entendiendo que para vivir hay que pasar de algunas tonterías que son las que te impiden precisamente ser feliz.
Cuánto entiendo a los inmigrantes, se muy bien qué es ser rechazado, mirado como inferior, tachado de la lista por los propios tuyos. Entiendo incluso que muchos de ellos quieran convertirse rápidamente en afroespañoles para sobrevivir. A la gente le gusta ser aceptada y pocos sabemos lidiar con la soledad y además vivir a gusto.
Sin embargo, si me permitís, os quiero dar un consejo, me dirijo a todos los rechazados por su propia comunidad: nada hay como sentirse bien con lo que se es. Desde mi propia experiencia, en la medida que sea tú, siempre habrá gente que te aceptará. Vivir según quieran los otros hace aún más daño. Significa entregarte a las manos de otros, al criterio de otros y a las decisiones de otros.
Que tengáis un buen día.
Autora: Teresa González Pierre
foto: https://es.pinterest.com/pin/AQvRpL88onWUhVA-mhz8DwghFYxTE9q6Fqd75cj4jRdbtFspb5j-UCs/
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