Tenemos derecho a estar enfadadas
De cada movimiento político o social tenemos una imagen en la cabeza, muchas veces una cara. En cierto sentido, recordamos a ese movimiento a través de esas imágenes o caras y a menudo uniendo la simpatía hacia esa causa con la que nos despierta ese rostro o esa actitud.
Por ejemplo en España, el movimiento feminista reciente está unido al bello y amable rostro de la combativa actriz Leticia Dolera, o la lucha anti-desahucios al bondadoso, pero enérgico de Ada Colau. Suelen ser imágenes amables y positivas. Pero con el feminismo negro no pasa esto.
Mientras veo a las jóvenes negras a mi alrededor clamando por unirse al movimiento del feminismo interseccional, no puedo evitar preguntarme sobre la cara y la imagen del movimiento. ¿Qué imagen creará el mundo para c...